Sábado, de Ian McEwan
Hay cosas que están ahí simplemente porque son bellas. A todas luces, bajo cualquier punto de vista, son bellas. No tienen utilidad definida más allá del regocijo del alma, y quizás por eso nos gustan más.
A veces esto ocurre con los libros. Todos somos alumnos de nuestros libros.
Posiblemente leas Sábado, pases la última página y te quedes con la sensación de que no has sacado nada en limpio. Nada te ha enseñado. Pero, ¿y si por un momento sólo buscásemos disfrutar de las palabras? Me refiero a la escritura en sí. A la conjunción perfecta de letras, sílabas y palabras para conformar frases que hacen grande la lectura. Algo bello.
Olvídate del argumento complejo y trabajado. Límpialo y quédate con 5 o seis escenas. Y con otros tantos personajes. Ahora que lo tienes hecho, es fácil centrarte en el lenguaje. En la metáfora, en los giros gramaticales y en las reflexiones. Y si eres un cirujano de las letras, como es el caso de Ian McEwan, conseguirás un libro como este.
En Sábado te atrapa la escritura, el estilo y la estupenda traducción de Jaime Zulaika. Sin embargo, esto puede saber a poco, así que a este juego se va sumando la historia en si, que de cadenciosa pasa a vertiginosa e imprevisible. Pero vayamos a la historia.
Londres. Poco tiempo después del 11S. Henry despierta intranquilo a las 3:40 de la mañana. Cirujano de éxito, con una esposa amada y amante y unos hijos adorables e inquietos por la música y la poesía, ve como su tranquila vida se tambalea en una mañana de sábado. Un pequeño accidente de coche hace que se dé de bruces con un matarife de medio pelo y sus sabuesos de turno.
Henry sale -a duras penas, eso sí- airoso del encuentro, pero no será la última vez que se vean las caras. Baxter, el matón de barrio, decide ajustarle las cuentas y hacer pagar caro al cirujano el bollo de su coche.
Así comienza el encuentro entre dos vidas que han seguido caminos muy distintos. Un tipo con suerte y un tipo que no la tuvo. Un tipo que tomó bien sus decisiones y otro que erró repetidamente. Pero, ¿hasta qué punto es responsable la sociedad de destinos como el de Baxter? ¿Qué responsabilidad tiene Henry en lo que pudo y no puedo ser de la vida de Baxter? Y vayamos más allá. ¿Qué responsabilidad tenemos nosotros, tranquilos y asentados en nuestro primer mundo, de lo que ocurre fuera de él?
El autor compone así el paralelismo entre las penurias pasadas por Iraquíes, o Afganos, y las decisiones tomadas desde los despachos de occidente. Es decir, las repetidas alusiones al 11S y sus consecuencias en forma de guerra con Afganistán e invasión de Irak, parecen una reflexión en paralelo con lo que le ocurre a la familia del cirujano.
Lo tenemos todo. La buena vida, el futuro, una sociedad civilizada y aburguesada que vive constantemente protegida de sus miedos. Hasta que llegó el 11S y los malos entraron hasta la sala de estar y se nos mearon en la alfombra.
Hasta entonces jugábamos con esa superioridad que nos da la sociedad del bienestar a los que nunca hemos visto sangre fresca. Y claro, cuando nos toca, todo nuestro castillo de naipes cuidadosamente alzado de espaldas al otro mundo se nos cae a pedazos. Entran en nuestra casa y es entonces cuando empezamos a plantearnos cosas.
Terminaré diciendo que creo que es un buen libro. Y lo es porque hay gente que no sabe escribir mal. Pero eso sí. Es un libro frío. Es un libro escrito por un profesional de las cartas de amor, a una amante que no es la suya.
Francisco Sánchez Cid (francisco@librosyliteratura.es)
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Hola Fracisco,
En primer lugar felicitarte por la magnifica reseña que has hecho y te deseo que estés igual de inspirado el resto del año
Y, en segundo lugar, que Ian McEwan es uno de mis escritores favoritos. He leido con mucho interés casi toda su obra y por descontado que pienso leer Sábado.
Coco
Fran:
La verdad es que he leído a Ian McEwan y siempre lo siento frío a través de sus personajes. Pero la realidad es que su escritura es muy buena, y las tramas de sus historias también lo son.
Particularmente, gracias a tu gran reseña, seguramente el próximo libro que lea de McEwan,sea este!
En mi caso es el primer libro de este autor que cae en mis manos, pero no me importaría en absoluto volver a leer algo de él.
Así que Maite, Rose, si tenéis la amabilidad de recomendarme el que más os ha gustado, ¡os estaré muy agradecido!
A mí El Inocente me gustó bastante. No me lo esperaba así. Yo te lo recomiendo. Lo reseñé asique debe de estar.
Mi preferido es Expiación, creo que es una gran novela desde el punto de vista literario, además hay más de una novela, una dentro de otra y tambien distintas voces narrativas que explican un mismo hecho.
En esta obra, el sentimiento de culpa esta magistralmente diseccionado, no me explico como una novela de esta calidad a pasado tan desapercibida. Hace tiempo que la leí y la recuerdo con emoción.
De McEwan sólo he leído Chesil Beach y la verdad es que me gustó mucho. Es una novela cortita pero de ella, como según parece también de “Sábado”, se desprende que el autor domina bien el arte de la palabra y los recursos literarios. Con una prosa sencilla pero impecable, sabe cómo y cuando debe hacer llegar al lector la información. Eso sí, como ya habéis mencionado, aunque retrata situaciones y sentimientos algo complejos, McEwan se mantiene algo distante, contándolo desde lejos.
No puedo estar más de acuerdo con lo que comentas. En mi caso, ésta fue la primera novela de McEwan que leí, hará cosa de un par de años, y me dejó una sensación parecida al resto de su obra: un escritor al que disfruto, elegante e incisivo por momentos, que domina perfectamente el oficio de narrador, pero que nunca me llega a apasionar. No sé, cuando cierro uno de sus libros siempre me deja un poco frío, tú lo has expresado perfectamente: ‘como un profesional de las cartas de amor dirigiéndose a una amante que no es la suya’. Un saludo.
Bueno, por vuestras respuestas llego a la conclusión de que en general se trata de un escritor profesional, que no pasional.
De lo que me comentáis, quizás Expiación sea mi próximo elegido. Pero necesito un libro que me conmueva. Veremos si lo consigue.
Muchas gracias Rosario, Coco, Judit, e Iván.