Parece raro y a destiempo hablar de un libro o historieta que trate sobre la Navidad cuando ya ha pasado. El ser temáticos sobre unas fechas señaladas los limita a ser disfrutados tan solo durante ese mes de diciembre cuando los comercios se transforman en un muestrario de pesadilla y horror para sus empleados, travestidos como elfos, y para clientes, travestidos o no, pero con una hostilidad del carajo. También, se presta más este tipo de historias a ser leídas en el calor del hogar, cerquita del árbol navideño decorado del modo más hortera posible e iluminado como un prostíbulo, a poder ser, acompañado de un hilo musical de canciones de Dean Martin. Y para un goce de calidad superior, entre página y página, un bocadito a unas galletitas y un traguito al carajillo. Ahora sí, el disfrute de una lectura navideña es total. El resto del año no parece tener mucho sentido leer algo así. En apariencia, solo en apariencia, porque el cómic del que voy a hablar es un gozoso y pervertido entretenimiento apto para todo el año. Ahora que ya han pasado las fiestas, indigestiones y resacas navideñas es tan buen momento como otro para leer Santa Claus Junior de Ralf König.
Este dibujante y escritor de cómics alemán tiene en su haber algunos títulos de lo más políticamente incorrectos y divertidos. Los personajes antiheróicos, como el creado en El Antitipo (La cúpula) dan una muestra de su modo de crear con explícitas escenas de sexo gay y mucha guasa incendiaria para mentes puritanas. En este Santa Claus Junior el tono se vuelve más ligero, más dulce incluso, pero igualmente divertido. Ute es una chica de unos treinta y pocos años que detesta todo ese rollo de los polvorones, las reuniones familiares, los papa noeles colgando como ahorcados de los balcones y no digamos ya eso de jugar con la nieve. Cuando alguien le insiste en que no puede pasar las navidades sola, se irrita, ya que, como en muchos otros casos, nos pasamos todo el puñetero año solos y nadie se preocupa por ello. En definitiva, le importa un carajo la Navidad. Sin embargo, su compañero de piso le insta a crear un mini muñeco de nieve en el balcón de su terraza y pedirle un deseo. Cuál será la sorpresa para Ute cuando en plena noche, todo aquello que detesta y en lo que no cree se le presenta en medio de su salón: un niño Jesús gamberro y mamoncete, el reno Rodolfo y el hijo de Santa Claus, quien ha heredado el trabajo de su padre al jubilarse este. La estupefación primera de Ute dará paso a su particular pasotismo e incredulidad. Pero hay algo que no puede obviar, ese Santa Claus Junior de pelo en pecho se pasea medio desnudo por su casa y la carne es débil… también los designios de los deseos pedidos por Navidad.
Un dibujo simpático que bebe de las tiras cómicas y muy expresivo son seña de identidad de Ralf König. Composición sencilla de viñetas en un formato de libro pequeño, muy bien cuidado por la editorial La cúpula, harto conocida por su línea irreverente y atrevida en publicar tebeos más gamberros. Este libro se hace apetecible tanto para aquellos que detestan la Navidad y sientan cierta identificación con Ute, como para aquellos otros que están deseando que llegue diciembre para ponerse su jersey de renos. Los momentos divertidos no te los va a quitar nadie tras su lectura, así como el disfrute de un autor muy interesante en esto de hacer dibujitos, y cuyo cómic sea, posiblemente, un buen modo de adentrarse en su obra.