No creo que haya nadie a estas alturas que no haya oído la famosa frase y lema de los Stark, “Se acerca el invierno” o la no menos famosa “Un Lannister siempre paga sus deudas” (aunque el lema oficial de estos no es ese, sino “Escucha mi rugido”). Quien más y quien menos, todos o hemos visto o hemos oído hablar de Juego de Tronos, y los que la seguimos hemos disfrutado y sufrido a partes iguales con las andanzas y los sorprendentes giros de la trama, con bodas rojas, con reyes malvados a los que te apetecería matar con tus manos, con juicios por combate que parecían ganados hasta el último momento, con fuego valirio, con dragones que todos daban por extintos, con asesinatos en el trono, con venganzas, con los infinitos nombres de Daenerys, con la salchicha de Theon, con el Señor de Luz, con las resucitaciones inesperadas, con los caminantes blancos, con los salvajes, con la Guardia de la Noche, con los Inmaculados, con Valar Morghulis, con los huargos, con la sorpresa de encontrarte con que tras la deseable muerte de un malvado aparece otro aún más hijoputa, con la muerte de aquellos a los que hemos cogido cariño, con Hodor, con los nombres difíciles de recordar y las retorcidas genealogías, con la “ignorancia” de Jon Nieve (que podría decirse que es algo así como un corolario del “solo sé que no sé nada” de Platón),… y con un largo etcétera de sucesos y personajes que han quedado marcados para siempre en nuestro ser más profundo a fuego (y hielo).
Pero al margen de lo que es la trama, o las tramas, Juego de Tronos esconde mucho saber. Las batallas, aunque tienen mucho peso en la serie, no son lo fundamental. (Aprovecho para hacer un inciso, y es que me hace gracia que, tras esperar casi dos años desde el último episodio de la séptima temporada hasta que comenzó la octava y última, mucha gente ha dicho tras los dos primeros episodios de esta que no pasaba nada, que eran lentos… ¡Que no pasaba nada! ¡Pasaba de todo! ¡Pasaba mucho y bueno, además! ¡Reunir a toda esa gente que ha estado desperdigada por esos reinos en ese punto de la historia no es nada fácil!) Lo fundamental es lo que se dice, porque esta es una serie de la que se puede aprender mucho y de la que se pueden aplicar bastantes frases en nuestro día a día.
No bromeo en absoluto si digo que JdT es filosofía pura. Valga un ejemplo de una frase dicha por Tyrion a Jon Nieve, que si no nos dicen que es dicha por él bien podríamos pensar que salió de la boca de Sócrates: “Nunca olvides lo que eres. El resto del mundo no lo hará. Llévalo como una armadura y nunca lo usarán para herirte.”
Pues esto es lo que tenemos en Se acerca el invierno. Las lecciones de Juego de Tronos para la vida. Una recopilación en la que se estudian 172 frases aparecidas en las temporadas de la uno a la siete (sí, es cierto, podían haber esperado mes y medio más y haber hecho el libro con las ocho temporadas. Hubiera sido lo suyo, pero…), entre las que me ha sorprendido gratamente encontrarme varias frases que parecían sacadas de El Padrino (“Dicen que es mejor tener a los enemigos cerca.” “Quien dijera eso no tenía muchos enemigos.”) o de El arte de la guerra (“Deja vivo a un lobo y las ovejas nunca estarán a salvo”).
Son frases que aglutinan sabiduría suficiente como para tumbar por KO la bibliografía completa de Paulo Coelho, frases de un libro que, al igual que las Meditaciones de Marco Aurelio, puedes dejar en tu mesilla y leer cada noche antes de planchar la oreja y al despertar aplicarla en lo personal, empresarial,… Abras por donde abras el libro, da igual, porque la Filosofía es lo que tiene, que te sorprende con perlas cotidianas trascendentes de gran calado que no sabías que sabías o que sí lo sabías pero no eras consciente y entonces te alumbra como el aliento de un dragón y te cambia la vida… al menos durante unos momentos.
Si no eres fan o no has visto la serie puedes leerlo igual, pero a la hora de explicar o analizar la frase, te vas a ver un poco cojo con los nombres (yo, que soy fan, no recuerdo quienes son algunos de los personajes que se nombran, con que si no lo eres…, lo dicho, entenderás el concepto pero te va a dar igual si la frase se la dice Jon Nieve a Tyrion o si es Pepito de los Palotes a Fulanito Mingafría, con lo que el contexto, el momento, no van a causarte la misma sensación).
“Cuesta ponerle una correa a un perro después de ponerle una corona en la cabeza”
Las perlas de sabiduría tronera van a ser ampliamente desarrolladas, explicadas o comparadas con cuentos indios o con ejemplos de otras sabias frases de romanos ilustres, o, simplemente comentadas siguiendo el marco de la escena en cuestión a la que pertenece esa frase, de forma clara, amena y entendible. Porque la filosofía en Poniente es fácil sin Nietzsche, Schopenhauer, Kierkegaard y esas gentes que lo complicaban todo con el arjé, el superhombre y el no bañarse dos veces en el mismo río…
“Ganar un reino y regir un reino son cosas muy distintas”
Se acerca el invierno, es un manual para la vida, un libro de cabecera, un consejero para las batallas diarias, una conciencia paginada, un confidente, un confesor y un gran libro que, es indudable que van a disfrutarlo más los seguidores de JdT, pero los no seguidores también pueden sacarle muchísimo provecho. Porque todos somos estrategas en potencia, porque todos decidimos cada día, porque la vida es una batalla sin fin, un constante juego de tronos y porque, estemos en abril, mayo o agosto, el invierno se acerca siempre, y conviene estar preparado.
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