Cuando yo era un chaval el verano significaba vacaciones en el pueblo y películas molonas en el cine. Los blockbusters se estrenaban en época de piscina y playa. Películas realizadas con el mismo molde pero con diferente número de serie. La mayoría del presupuesto de esas películas se iba en contratar al actor de moda del momento y en efectos especiales. El más difícil todavía. Mira cómo explota ese coche. Mira cómo explota ese avión. A tomar por saco La Casablanca. Y entre explosión y explosión, algunos chistes facilones y el romance impostado llegábamos al explosivo final. Pero el mundo del cine no tiene la exclusiva en este tipo de producto. Libros y cómics también se sirven de historias de troqueladora con el único y mundano fin de entretener.
En 2017 Netflix anunció que había comprado Millarworld, el sello editorial independiente que creó Mark Millar para poder retener los derechos de sus creaciones. Desde entonces se viene creando un proyecto muy ambicioso. Todo ese universo creado por el autor, denominado Millarworld, todos esos cómics en los próximos años tendrán una serie o su respectiva adaptación cinematográfica. De esta manera, obras del autor escocés como American Jesus o Jupiter’s Legacy ya tienen una fecha aproximada de estreno. Sharkey Cazarrecompensas, el cómic que hoy nos ocupa, también tendrá su serie, de hecho ya era un proyecto antes incluso de que el cómic viera la luz.
El curro de Sharkey es dar caza a los mayores criminales de la galaxia. Y aunque Sharkey quizá no tenga las mejores pintas, ni las mejores armas ni, con seguridad, la mejor nave espacial (un furgón de venta de helados llamado Cono de Nata), sí que tiene una habilidad rastreadora que lo convierte en un as de la profesión. Su último trabajo lo ha llevado a tener que cuidar de un chaval de diez años. Un daño colateral que hará su vida profesional y personal mucho más interesante. Sobre todo cuando acepte ir tras el malhechor más buscado del universo. Un trabajito que podría hacerle ganar mucha pasta. Aunque tal vez, tener que hacer de niñera podría llevarlo todo al traste.
La premisa de Sharkey Cazarrecompensas es interesante, aunque no original. A bote pronto me viene a la cabeza Han Solo. Y ese tipo de aventuras es más o menos lo que vamos a encontrar. De hecho, el carácter gamberro y chulesco del protagonista, alguien que al final, pase lo que pase, siempre vuelve y hace lo correcto, es un calco del personaje de Star Wars. Salvo por las pintas: botas camperas, chupa de cuero, cadena colgando del cinturón, sombrero de cowboy con una calavera… Un diseño que evoca y homenajea al fallecido Lemmy Kilmister, cantante y fundador de la banda de rock Motorhead. La propuesta principal del cómic es introducir al lector en una aventura clásica del oeste en donde las naves espaciales con tecnología de camuflaje reemplazan a los caballos y las armas láser a los revólveres. Un deep space western con la unión de personajes dispares como en Valor de ley, la colaboración paterno filial de El lobo solitario y su cachorro y la redención del héroe cabronazo y frío mediante el cariño ofrecido por un ser pequeñajo y adorable como en The Mandalorian. En un momento avanzado de la trama, al ir uniendo personajes nuevos a la tripulación, el cómic toma derroteros que le llevan a ser un esbozo de Los Guardianes de la Galaxia. Un pastiche repleto de clichés del género de buddy movies, con plot twist y final predecible que no emociona pero que logra entretener.
En el apartado artístico tenemos a Simone Bianchi. El italiano empezó su carrera de dibujante creando portadas para bandas de rock y heavy metal, algo que se puede percibir en la composición y estilo de las seis portadas que componen la miniserie de ciencia ficción y aventuras. El dibujo de Bianchi sube enteros al producto final haciendo que su lectura sea interesante y fluida. La combinación de texturas y un estilo cambiante consigue belleza en los primeros planos de algunos rostros y detallismo en algunos cacharros mecánicos (especialmente con la nave del protagonista). En ocasiones, el arte abstracto del que se vale Bianchi, se percibe como el curioso e intrigante negativo de una foto, en otras, el minimalismo que dota da la sensación de dibujo a medias o inacabado.
Sharkey Cazarrecompensas, publicado por el sello editorial de Panini Evolution Comics, es un cómic con una interesante premisa, un desarrollo repleto de altibajos, aventuras muy gamberras, un héroe que recuerda a una estrella de rock o a Lobo de DC, un chaval toca pelotas y un dibujo que es una verdadera delicia visual. Diversión y entretenimiento veraniego para disfrutar mientras bebes tu refresco favorito.