Reseña del libro “Superground”, de Dimas P. L.
Mira que me gustan los libros raros y originales, frescos y desenfadados y descubrir nuevas voces que cuenten nuevas mierdas o mierdas viejas pero de forma distinta y que te dejen pensando y/o reconociéndote en la piel de aquel que me cuenta lo que leo. Pero no tengo ni puta de cómo hacer esta reseña.
Diez relatos de duración desigual y desproporcionada escritos con desparpajo y, por lo visto, dirigidos principalmente a un público universitario.
Diez relatos en los que podemos encontrarnos a un yisuscraist fumeta y eliminador de plagas yendo a un velatorio en el que estará acompañado por un guardia civil, el alcalde, la castañera que saca torrijas para el evento y un par de putas que se unirán para una orgía como nunca se ha visto en la pedanía; un tardoadolescente que vive en su habitación con posters antiguos de gente a la que admira (siempre que esa gente esté bien muerta) intentando el menor contacto con el exterior y que, por increíble que parezca, un día cruzó la mirada con la de Elena Anaya a un metro suyo de él y esta no cayó a sus pies; las peripecias de un trabajador temporal y precario a punto de ser despedido; los fantasmas de su abuela, del profesor de gimnasia y de la puta con la que perdió la virginidad que se aparecen a un chaval (alter ego del autor) en el patio de su colegio en una de sus visitas nostálgicas al pasado; un extraña forma de ligar accidental en los tejados durante una fiesta de Nochevieja…
“Personalmente, creo que Rorty formó este “Club” hastiado de comprobar día a día, por si acaso, la bandeja de correo no deseado. Cuando al correo no deseado llega correo no deseado y no el milagro que esperas y crees extraviado, pasan estas cosas”.
Una amalgama bizarra, no tiene otra definición, en la que sobrevuela de fondo la impotencia de no poder cambiar las cosas. De que las cosas son como son y ya es tarde para cambiarlas. De que si se hubiera actuado antes, tal vez hubiera sido posible. Pero solo tal vez. Casi seguro que no.
También hay algo de la incomprensión del mundo al autor, como en La metamorfosis de Kafka, pero más en el sentido de la aceptación por la crítica y los otros autores que por el público. Se podría decir que Dim, el alter ego, es un antisocial que vive en una burbuja tanto física como mental, encerrado en sus pensamientos, que a menudo son reflexiones vacuas o recuerdos de infancia o primera adolescencia, que aún no ha asimilado la realidad de su fracaso artístico y vital.
Superground es una lectura que por momentos desconcierta. Se ve por donde empiezan los relatos largos pero no se entiende el hilo que sigue o a dónde quiere llegar, aunque finalmente llega a donde estaba previsto, en medio de tanta descarga de imágenes y recuerdos, de subversión y realidad.
En fin. Si queréis una lectura original y fresca y además sois universitarios, aquí tenéis diez relatos que puede que os gusten. O no.