¿Puede la literatura convertirse en un arma? Debe hacerlo. ¿Puede la literatura convertirse en venganza? En ocasiones, es la única solución posible. ¿Se esconden los escritores en sus libros para poder disparar a aquello que no se atreven en la vida real? No son pocas las veces que nos hemos encontrado frases, ideas, párrafos, argumentos, que tras la etiqueta de “ficción” dejan claro que los autores buscan cercenar alguna que otra cabeza. Herman Koch fue descubierto hace algunos años ya por su novela La cena que ponía al lector en una posición comprometida y reflexiva sobre qué habría hecho en las circunstancias en las que se desarrollaba la historia.… Leer la reseña completa del libro "Estimado señor M., de Herman Koch" “Estimado señor M., de Herman Koch”
Herman Koch
Casa de verano con piscina
Casa de verano con piscina, de Herman Koch
Pensar. Reflexionar. Ponerse en el lugar de los personajes. Son verbos y situaciones que todos conocemos. Y sin embargo, muchas veces nos es complicado que nos sucedan con un libro. Bien sea porque el argumento es poco convincente, porque es pura ciencia ficción o porque, en el peor de los casos, no logramos congeniar con ninguna de las personas que desfilan ante nuestros ojos. Pero, ¿qué sucede cuando, en un libro, conseguimos trasladarnos a su mundo y nos sentimos igual que el personaje principal, odiamos al secundario de turno, o nos encoge el corazón la trama hasta el punto de tener que dejar de leer durante unos minutos?… Leer la reseña completa del libro "Casa de verano con piscina" “Casa de verano con piscina”