“La gente siempre pretenderá que sonrías o asientas o frunzas el ceño, y en el momento en que lo hagas habrás expresado tu postura, tu punto de vista, y eso es lo único que, como monarca, no tienes derecho a hacer. Cuanto menos hagas, digas, asientas o sonrías… ¿O piense? ¿O sienta? ¿O respire? ¿O exista?”, interrumpe la joven Isabel desesperadamente. “…Mejor”, concluye su abuela con una determinación firme y glacial.”
Desde que comenzó la serie The Crown, en Netflix, he seguido cada temporada como la fan más absoluta. Siempre ha habido algo de esta serie, pese a ser ficción histórica (en ocasiones, demasiado dramatizada), que me empujaba a seguir viéndola, a querer seguir conociendo qué ocurría en las vidas de las personas que componen la familia británica. Y, hasta ahora, que he terminado de ver la temporada 4, no me había dado cuenta de qué era exactamente.
Pero creo que, en este fragmento con el que he empezado la reseña, se resume una gran parte de lo que me hace sentir esta serie. Creo que la infelicidad y la aparente falta de empatía que muestran los personajes en la ficción es lo que realmente me animaba a seguir conociéndolos, así como las decisiones que iban tomando a lo largo de su vida. Y, hasta ahora, no había sabido a ciencia cierta si esto se estaba exagerando de alguna forma o tuvo realmente algo que ver con la historial real. Según este libro, esto se lo dijo la reina María a Isabel en su infancia. En la serie, son pronunciadas de manera similar por Isabel a su hijo Charles en su adolescencia/juventud.
En este libro he podido averiguar qué hay de real en la serie de televisión. Y ha sido muy interesante conocer una historia que solo nos están contando a medias. No solo como monarcas, sino también como personas que tienen miedos, frustraciones, deseos, motivaciones y enfados. Y cómo debían guardarse muchos de esos sentimientos por el objetivo de servir a la Corona por encima de todo lo demás.
Esto se recrea muy bien en la serie, puesto que muchas de las tramas, como el amor prohibido de Margarita, el deseo de Churchill de no abandonar la política o la polémica con la retransmisión televisiva de la coronación de Isabel, son retratadas de manera muy similar a como ocurrieron en realidad. Pero, en este libro, que incluye imágenes tanto de la serie como de la familia real británica real para acompañar la lectura a lo largo de la cronología de su vida, puedes profundizar sobre ellas y conocer qué implicaciones tuvieron para la Historia.
Y creo que es muy útil para todos aquellos que no solo quieran quedarse con el drama de The Crown, sino conocer más en detalle lo que ocurrió y cómo lo vivió la familia. Me gustó mucho, por ejemplo, conocer más la figura de Winston Churchill, del que se ha publicado una completa biografía recientemente, así como todos los acontecimientos que tuvieron lugar durante y después de la famosa “niebla” en Londres. Y así, fui pasando página a página, enfrascada en la lectura y en la vida de personas que han sido y son como tú y como yo, pero cuya prioridad era otra muy diferente: anteponer sus deberes a su propia felicidad.
Sin entrar en polémica o controversias con monárquicos o republicanos, ya que este libro ahonda de manera objetiva en una etapa específica de la historia de un país, también me gustaría reflexionar sobre el éxito de esta serie de televisión que, como vemos, está dando lugar a varios volúmenes que utilizan el tirón y las potentes acciones de marketing que la envuelven. Y siento que, quizás, su éxito radique precisamente en la humanidad que aporta a estos famosos personajes, que lloran, sufren y sienten como nosotros, y les aleja de la imagen de perfección, solemnidad, elegancia y falta de emociones a las que nos tienen acostumbrados. Y puede que parezca demasiado frívolo, antiguo o tradicional, pero creo que esta serie seguirá fascinando a millones de personas en todo el mundo, dejando a un lado la controversia o lo que la misma familia real opine, puesto que esta es una “ficción televisiva” en la que lo real se deja a la imaginación de cada uno.