De verdad que yo no los busco. Palabrita. Vienen a mí como si tuviera un imán, (¿lo tengo?) Y esta vez ha sido de seguido. Primero uno y luego otro… Yo voy a la librería a buscar material para la próxima lectura y ¡zas!, ahí están: primero Obscena y luego este. Parece que el otoño empieza con porno y putas. Pues qué le vamos a hacer. A por porno y putas tocan…
Por otra parte, cómo resistirse a semejantes títulos. Si es que ambos están tan bien puestos que forzosamente quieres saber de qué van, así que, pensando no solo en mí, sino en la labor social que es descubrir a nuestros lectores nuevos títulos que merezcan la pena, tengo que verificar que el título atractivo encierre una atractiva novela.
Lo cierto es que también me gusta descubrir libros de los que no se sabe nada a pesar de ser novedad. Son como pequeños tesoros que descubres recorriendo estanterías en vertical y horizontal, intentando encontrar ese libro que pasa desapercibido entre dos abusones. La sensación de pensar que, como si fueras Lucas Corso, tienes algo grande en las manos, (no, no me refiero a eso), cuando has encontrado ese ejemplar, de pensar en el goce futuro cuando te metas de lleno en la lectura, es una de las mejores sensaciones que se puedan experimentar. A veces se acierta y otras no. Esta vez, sí.
El título y el argumento me convencieron, pero ya el tener en la primera página a Álex frente al espejo del baño recién acabado de descubrir su primer pelo en la oreja y reflexionando sobre cómo habría llegado hasta ahí, si habría sido en silencio durante la noche, y en lo raro que era no haber escuchado nada estando tan cerca del oído… me terminó de decidir del todo.
El título lleva la palabra “puta” que eso siempre le da calidad, énfasis y oclusividad a un título, pero no es una novela erótica ni porno ni sexual ni nada. Sí, salen tetas y pollas y coños, pero no van por ahí ni título ni tiros. Tampoco es, o a mí no me lo ha parecido, lo que dice el subtítulo: Una novela de amor.
Álex se ha cansado del mundo y decide no salir de su casa. Hace la compra por internet, está cansado de que todos se preocupen solo de sí mismos, de interesarse por los demás y de que nadie lo haga de él (en realidad él tampoco quiere preocuparse de nadie más que de él mismo) y hace lo que cualquiera en su sano juicio haría: encerrarse en su piso.
Un buen día decide contratar a una prostituta. Analiza los anuncios pero ninguno le llama la atención hasta que descubre uno que reza: soy alta, muy alta, muy alta. Y de ahí el título.
Las visitas de la puta a Álex no son solo sexuales. Ambos se cuentan su vida un poco a lo Las mil y una noches, y son un poco psicólogos de cama. Álex se sincera con ella, le habla sobre novias del pasado, su familia, le cuenta que no sabe si sabe amar, sentir… Ella le cuenta historias (sus problemas con la altura desde pequeña, el porqué de meterse a puta, lo que provoca en los hombres su altura, sucesos con algunos clientes…) que Álex no sabe si son reales o inventadas pero le gustan.
Con el tiempo Álex descubrirá que Sandra, que así se llama la mujer, le gusta, y cada vez quiere pasar más tiempo con ella, aunque cada vez que pasa ese tiempo con ella también hay momentos que desea soledad… Un caso de hombre…
En el fondo Una puta muy alta es un reflejo de una sociedad egoísta, que mira hacia adentro, que teme a lo que hay fuera; es una defensa del egoísmo (el cual tampoco ha de ser malo bien administrado), dela pereza que en muchos casos dan los otros, pero también de la necesidad de la compañía, aunque sea para desahogarse, aunque sea pagando…
Una puta muy alta se lee con interés, y con facilidad. Lenguaje fluido, frases y estructuras bien construidas y un guion lineal que se desarrolla con una normalidad, que atrapa y gusta y que, a pesar de no tener una trama grandilocuente ni capítulos que acaben con un cliffhanger de infarto, es de esas novelas que no se quieren dejar de leer.
Ah, y me ha gustado y hecho gracia, ese final tan circular que te da margen para imaginar los posibles futuros que se abren a partir del punto final.
Así que sí. Confirmo que este atractivo título es el preludio de una historia atractiva. ¡Bien por mí!