Reseña del libro “Vagalume”, de Julio Llamazares
¿Cuántas veces lees un libro y sientes que ese es el que tú querrías escribir?
A mí, como bien saben, me pasa en algunas ocasiones. De hecho en Twiter tengo fijado un tuit que dice: “Me gustaría vivir de los libros que me hubiera gustado escribir”.
Para que nos vamos a engañar, la mayoría de los que nos dedicamos a esto de hablar de otros libros no es que queramos ser escritores, porque siento que en cierto sentido ya lo somos, solo tenemos que pensar en Vistawa Szmborska, Premio Nobel de Literatura, en la que fueron muy, pero que muy valoradas sus reseñas literarias.
¡Ojo, no estoy diciendo que yo merezca ningún Premio, que luego todo se malinterpreta! 😀
El caso es que con Vagalume, es la segunda vez que me pasa esto de venir a hablar de un libro de Llamazares y terminar contándoles mi vida. Y si fueran ustedes de los que acuden a un Club de lectura verían que estos son los libros que merecen la pena, porque son mágicos para compartir.
No puedo dejar de recordar aquí La lluvia amarilla, ese eterno y tristísimo libro-poema que tanto me costó leer porque me hacía sentir mucho dolor y terminé leyéndolo en voz alta mientras paseaba por el pasillo de casa para que el sonido de las palabras dejase fluir la lectura haciendo que su belleza lo hiciera soportable.
Empecé a leer Vagalume, y me acordé inmediatamente de mi padre porque de joven, y no tan joven, leía novelas de Marcial Lafuente Estefanía, y de no ser por él, jamás me habría interesado por la vida de ese curioso autor que está íntimamente ligada a la historia que nos cuenta Llamazares en esta novela.
Mi padre, paso de Marcial Lafuente Estefanía a la novela histórica y ahora lee de todo. Seguramente esta será su próxima lectura.
También está escribiendo un libro autobiográfico que yo misma le voy corrigiendo con cuidado, con paciencia y con mimo, y quizá algún día se publicará, aunque seguro que será con el enfado de mi hermana que casi no sale (jajaja)
Nos dice el protagonista, que es escritor y periodista, que Manolo Castro, su mentor, le dejó claro desde el principio que un periodista no da respuestas, sólo pregunta… A lo que yo añado ¿qué pasa cuando el periodista escribe narrativa? Imagino que además de preguntas deberá dar alguna respuesta.
Me ha gustado volver a leer a Llamazares, que me hable de lo que supone la literatura para quien escribe y para los que están a su alrededor, pero también para los que leemos, para los que buscamos algo más en cada libro de lo que puede parecer que hay en un primer plano, leer entre líneas, buscar vidas dentro de otras vidas. Vagalume, dar luz, como hace la literatura en todas sus esferas.
Leyendo Vagalume me he recordado regresando a la ciudad donde nací, hoy casi una gran desconocida para mí, allá queda parte de mi familia, regreso en pocas ocasiones, ya saben, bodas y funerales, será que yo nunca me he sentido mucho de ninguna parte…, será que el desarraigo infantil te hace al final ciudadano del mundo, será que los lectores dejamos de ser de este mundo y nos convertimos en imaginación y sentimiento…
Hay ciudades en las que he pensado mientras leía a Llamazares, Soria o Burgos, quizá León o Valladolid, yo ahora vivo en una pequeña ciudad del norte de Aragón, donde, como en estas pequeñas ciudades, parece que no pasa nada, pero lo que allí nos pasa es la vida, y nos pasa de forma real, pero también nos pasa la vida como lectores y como escritores, son vidas en muchos casos más profundas, más reflexivas, por más que algunos se obstinen en pensar que en la dureza del campo no hay lugar para la poesía 😉