Hay un tópico en la lectura que me molesta bastante. Ese que dice que las novelas dirigidas a un público juvenil no pueden ser buenas. Que son obras mediocres y que no deberían ser consideradas como literatura. Y me molesta porque si bien es cierto que a veces encontramos basura en esta categoría, otras muchas veces encontramos verdaderas joyas. Como la que os traigo hoy.
Pero antes de empezar, diré que no sé muy bien cuál es el criterio para calificar una obra como juvenil. ¿Es que no tienen escenas de sexo o de sangre explícitas a más no poder? ¿Cuál es el límite? ¿Por qué El señor de los anillos sí pero Juego de tronos no? ¿Una tiene más valor narrativo que otra? En fin, cada uno que juzgue como quiera… pero yo dejo mi posición clara desde ya.
El caso es que me topé con esta novedad de la editorial Nube de tinta y me llamó mucho la atención. Vidas descalzas está escrito por el italiano Fabio Geda (y traducido por Helena Aguilà Ruzola) y, aunque ha pasado discretamente por el panorama narrativo, yo me voy a encargar de que conozcáis esta novela que promete cambiar mentes.
Aquí todo empieza rápido. Ya desde el principio sabemos que un chaval está atrincherado en un tejado junto a un niño pequeño y que tiene un rifle entre las manos que no dudará ni un segundo en usar. Aquí no hay tiempo para pensar ni para ponernos en situación, de eso ya se encargara el protagonista, el chico del rifle, a medida que vaya avanzando la historia. Pero tú, lector, si ya has leído ese capítulo, habrás quedado atrapado en la red de Fabio Geda y no podrás salir de ella hasta que no leas el punto y final.
Como digo, Ercole nos irá contando poco a poco todo lo que ha pasado para que ahora mismo esté subido a ese tejado. Él mismo nos hará un recorrido por su vida y nos pondrá al día. Así, pronto nos enteraremos de que ha crecido sin madre y de que su padre ha sido de todo menos eso, un padre. Así que ha salido adelante gracias a su hermana Asia, que al ser un poco mayor que él tuvo que tomar el mando de la situación. Pero la vida cambia y Asia está a punto de irse a vivir con su novio, y él acaba de conocer a una chica, y la vida es demasiado grande y demasiado pesada como para poder manejarla y salir ileso… Y a veces el rumbo de tu propia vida es complicado de dirigir.
Vidas descalzas es eso: un relato humano, en el que un chico se abrirá en cuerpo y mente al lector. Sabremos lo que siente, lo que sufre, lo que piensa. Lo que me hace aclarar que esta novela es una novela de personajes. Aquí no importa la ambientación ni nada externo a los personajes. Lo único que nos importa son sus vidas. Y eso es lo que más me ha gustado del libro, que el autor consigue conectar con el lector a través del discurso sincero que tiene Elcoro. Que consigue que nos preocupemos por él, que queramos saber más, que lleguemos a empatizar con un chico que está atrincherado, rodeado por policías y con una arma en la mano. Volvemos al principio… ¿novela juvenil? ¿Calidad? ¿Buena narrativa? Todas esas incógnitas se borrarán de tu mente en cuanto leas las primeras páginas.
Hay un punto que tengo que aclarar y es el tema de los diálogos. Estos están mezclados con el texto y no los encontramos de manera visible con su puntuación. Al principio se hace un poco raro, pero en cuanto leas unas cuantas páginas, estoy segura de que te vas a acostumbrar y no notarás la diferencia. Me gusta que Fabio Geda sea fiel a sí mismo y haya querido darle este toque personal, pero también entiendo que hay gente que quizás no se sienta cómoda con esta forma de narrar. Por eso quería aclararlo.
Cierro esta reseña con una sonrisa en la cara, por haber descubierto un gran libro que llegó a mis manos casi sin querer. Contenta porque editoriales juveniles sigan apostando por la calidad y por la variedad y que quieran hacer llegar a los jóvenes —y no tan jóvenes— textos como el que hoy tengo entre las manos.
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