Bueno, bueno. Y yo que pensaba que después de Wonder Woman: Guerra, poco más había que contar porque ya se habían cerrado todos o casi todos los arcos. Iluso de mí… ¡Nada más lejos! En Wonder Woman: Carne, vamos a tener la continuación lógica, logiquísima, del tomo anterior. Y aquí viene la alerta espoilers (¡danger, danger!), no de este tomo sino del anterior, por lo que si no lo habéis leído (majaderos insensatos) os adentráis en estas líneas bajo vuestra responsabilidad.
Al matar a Ares, el entrañable abuelito y dios de la guerra, Diana pasa a ser la diosa de la guerra automáticamente y, en consecuencia, también se convierte en diosa olímpica, con su sillita junto al resto de los dioses en el consejo de administración del Olimpo. La profecía se ha cumplido y Apolo respira tranquilo, de momento… porque en realidad nunca está tranquilo. Siempre tiene que consultar, a su manera particular, los oráculos pues el miedo a perder el trono vive constantemente en su interior y esta vez lo que le han vaticinado es una inminente guerra, y quiere a Wonder Woman a su lado para librarla.
Además, vamos a conocer la extraordinaria historia del Primogénito de Zeús y el porqué de sus actos y motivaciones. Un personaje que va a tener gran trascendencia durante todo el tomo.
También desfilarán Cassandra, Dio, Zola, Orion (cuyo papel no acabo de pillar y no me hace mucha gracia), la genial Discordia, Artemisa, Hermes,… y algunos más, pero no puedo dejar de mencionar a la todavía humana, mortal y vulnerable Hera, la exreina de los dioses del Olimpo venida a menos, con conciencia, por primera vez en su vida, de lo que es vivir el presente.
Wonder Woman: Carne sigue igual de trepidante que sus números precedentes. Aventuras bien urdidas, con una trama que atrae y que es intensificada por un buen dibujo y color, con la actualización de los personajes icónicos de la mitología griega, con introducción de invenciones también sobre estos, con enemigos que se vuelven aliados y aliados que cambian de bando, traiciones familiares… ¡La típica tragedia greco-shakespeariana! Vaya, que sigue la tónica de la colección.
Y sí, está claro que guerra va a haber para rato y que seguramente veremos en el próximo número como WW intentará reclutar combatientes para su causa, que es algo que a veces mola incluso más que la propia batalla.
Azzarello y Chiang vuelven a darlo todo y no me extraña que por cada número publicado se llenen de alabanzas las bocas de crítica especializada y lectores. El nivel alcanzado ya en este Carne es digno de tener en cuenta. Conocemos a los personajes, les hemos cogido cariño o tirría (y proceda lo que proceda, nos gusta sentir ese cariño o esa tirría hacia ellos) y aunque la princesa de Themyscira es la que da nombre a estos cómics, lo cierto es que se podría decir que es un personaje más. Tiene poderes, pero está rodeada de otros que también los tienen. El protagonismo se reparte bien entre todos y Diana no es egoísta a la hora de acaparar nuestra atención. Sabe interactuar bien con el resto de actores principales y de reparto, no es una chupacámara.
No sé qué más puedo decir que no haya dicho ya. Simplemente subrayar que me encanta esta colección y que me maravilla que durante los cinco números que ya llevamos, la calidad no haya bajado en ninguno de ellos y siga sorprendiendo con diseño de personajes, argumentos y giros. Eso es muy meritorio y muy difícil. Llegará el día en el que Azzarello se canse del personaje y quiera cambiar de aires, o guionizar alguna historia suya… Que ese día tarde mucho en llegar y hasta entonces que siga dándonos buenos momentos e historias de la amazona.