El ángel de Grozni, de Asne Seierstad
Chechenia. De forma automática, recitan el diálogo de la película Bridget Jones. Ella, intenta parecer inteligente mostrando cierta preocupación por la situación en Chechenia. Él, le responde que le importa un comino lo que sucede allí. Fin. Esa conversación, salió a la luz cada vez que me preguntaban de qué trataba el libro El Ángel de Grozni de Asne Seierstad. Por lo tanto, me di cuenta de que Bridget y Daniel Clevear (El personaje interpretado por Hugh Grant) mostraban dos aciertos: Uno, que realmente es terrible lo que sucede en Chechenia. Dos, que a los que estamos lejos nos importa muy poco y no tenemos noción de la situación en que viven sus habitantes.
La periodista noruega Seierstad, debió disfrazarse de chechena para poder ingresar en el país y acercarnos las voces de los habitantes. Describe el ingreso al país, sus ideas previas a la situación, nos aporta un pantallazo histórico para que podamos entender las razones por las que se desató la guerra entre rusos y chechenos y nos enseña a través de las voces de los afectados.
El ángel de Grozni, el hilo conductor que utiliza para conectar todas las narraciones que se desprenden, es una mujer que lleva adelante un orfanato para los huérfanos de guerra. Allí conviven niños de distintas edades que fueron rescatados de distintas situaciones: abusos sexuales, violencia familiar, delincuencia.
Mientras tanto, la voz oficial dice que la situación mejoró, que el pueblo los apoya en todo lo que emprendan, que la amistad con Rusia es fuerte gracias a Putin. Hacen grandes despliegues para la prensa extranjera, para que vean las nuevas construcciones que se están realizando, en un país que está creciendo.
De allí, Seierstad se encuentra con estudiantes que asisten a los actos porque de lo contrario no podrán ir a la universidad. Pero también sabrá que detrás de esas construcciones levantadas en tiempo récord, detrás del ferviente apoyo al presidente existe algo más grande: el miedo. Lo que todos saben pero que preferirían no hacerlo, es la existencia de salas de torturas de las dependencias oficiales para quienes cuestionen al régimen.
Las historias de vidas abundan en esta novela: el nene que mata perros porque está lleno de odio, la chica que roba, la familia que se convirtió en la escoria del vecindario porque sus hijos se transformaron en terroristas chechenos. El sufrimiento de un lado y del otro, con quienes justifican la matanza de la escuela de Beslán como un código de Hammurabi del Siglo XX: ojo por ojo, diente por diente.
Más allá de mi admiración personal por esta periodista, este libro no sólo aporta todas las voces con sus explicaciones, sino que también retrata las consecuencias para una generación que quedó a merced de un antagonismo histórico entre rusos y chechenos.
El golpe final es darse cuenta que en vez de existir esa alianza ficticia, lo que realmente se vislumbra es la continuidad del problema. Esa generación a la que Seierstad privilegió en el libro, demuestra que las consecuencias de una guerra justificada por el odio entre dos naciones que antes componían una, provocan el aumento del rencor colectivo contra quienes ocasionaron el daño individual.
Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)
Las guerras siempre dejan secuelas, y por mucho tiempo este libro debe de ser un testimonio de ellas y naturalmente debe remover la conciencia de quiene lo lean.
Un saludo
Pepe:
No puedo añadir más que: excelente conclusión.
Lo definiste exactamente como debía ser.