Ira Dei: La casa Lercaro, de Mariano Gambín
El misterio, desde siempre, ha creado una fascinación entre los lectores de todo el mundo. Historias de enigmas sin resolver, de experiencias con lo sobrenatural, y en definitiva, un sin fin de relatos que no podemos explicar con lo que nos ofrece la realidad. Para los más escépticos, todo aquello que rezume un pequeño halo de extrañeza, es negado hasta la extenuación. Es, por resumirlo, el miedo a lo desconocido. Pero a pesar de ello, las novelas que en su interior tengan un elemento que las diferencia del resto, que aumenta el misterio en el argumento, despiertan un interés fuera de lugar en todos aquellos que nos dedicamos a leer libros como si fueran nuestro alimento. Ira Dei: La casa Lercaro es un misterio, es ese tipo de novelas con las que uno se levanta pensando un cosa, para acostarse pensando otra, mientras seguimos la investigación de un caso que, en apariencia parece normal, pero no lo es en absoluto. ¿Hay algo más allá de lo que conocemos? ¿Existen los fantasmas? ¿Es posible que, tras muchos años, un espíritu siga atormentando en las paredes de una casa? Son preguntas que a veces nos hacemos. Y si, como sucede aquí, el espíritu viene acompañado de un asesinato, algo se despierta en nosotros, como accionado por un resorte. Así es el misterio, y así es como sucede en esta apasionante historia.
La Laguna se despierta con el asesinato sucedido en La casa Lercaro, tras el que aparece un espíritu que hace que todos los invitados a la fiesta salgan despavoridos. El inspector Galán, junto a sus amigos, se enfrenta entonces a uno de los casos más difíciles de su carrera, que escapa a toda la lógica que el ser humano puede aceptar.
El descubrimiento de un autor provoca en un lector una mezcla de satisfacción y sorpresa. Satisfacción por haber dado con él, sorpresa por no haberlo hecho antes. El paso siguiente suele ser hacer con toda su bibliografía, por pequeña que sea, para acabar cayendo en las redes de las historias que ha tejido para nosotros. Mariano Gambín es de esa estirpe de escritores que envuelven sus novelas con el misterio, las novelas negras, y los acontecimientos históricos de los que saben a la perfección cómo contarlos. En un terreno abonado con miles de historias policíacas, es difícil hacerse un hueco con aquellas propuestas nuevas que aparecen y él lo ha conseguido. Cuatro novelas nos han llegado a las manos para que disfrutemos con su forma de narrar historias. Ira Dei: La casa Lercaro tendríamos que definirla como una novela policíaca, pero eso sólo sería el principio en un conjunto de historias que se encuentran en el interior: partes de la Historia, elementos sobrenaturales, investigaciones policiales, crímenes, en un perfecto baile que convierte la lectura en un placer absoluto. Se suele decir que es difícil encontrar historias que supongan un soplo de aire fresco al género, pero no estoy de acuerdo. Con escritores como él, que se nota que ponen todo lo que tienen en sus novelas, este género revive una y otra vez, como una suerte de fénix que es capaz de resucitar una y otra vez, a pesar de haber querido enterrarlo bajo tierra en los últimos meses.
Los que, como yo, no controlamos mucho el tiempo que pasamos al abrigo de un buen libro, coincidimos en que las lecturas son esa especie de compañía que nos salva de muchas de las cosas que se encuentran en el exterior. Puede parecer de ermitaños, pero en realidad son simplemente consecuencias de la pasión con la que nos entregamos a un placer exquisito. Ira Dei: La casa Lercaro construye todos esos elementos que tan bien cuajan con el ser humano y envuelve al lector en una especie de nube, mientras intentamos desentrañar los misterios que la casa nos ofrece, mientras los protagonistas van descubriendo los entresijos de la historia que encierra detrás un asesinato, y los momentos en los que lo sobrenatural sobrevuela captando nuestra atención con todos los sentidos. Es así como debe ser. La vida, muchas veces, es una especie de desierto en el que nos encontramos sedientos. Y esta novela de Mariano Gambín, de alguna forma, es ese agua que llevábamos necesitando durante tanto tiempo. No lo digo yo, lo dice mi garganta. Que se empeña en seguir leyendo las historias de este autor y que busca desesperadamente todo lo que pueda caer en sus paredes. Porque la lectura no es simplemente un vicio. Es, una necesidad.