La trastienda del anticuario
Escribo esta reseña con la felicidad de saber que representa mi colaboración número 50 con Libros y Literatura; para festejar semejante acontecimiento, sin embargo no recurrí a ningún clásico histórico ni a un best seller mundial ni a algunos de los recientes libros comprados que descansan en mi biblioteca. Mi idea era esa, pero apareció ante mí la autora de La trastienda del anticuario preguntándome si podía leer su trabajo y, en caso de que me gustara, dedicarle una reseña. Le comenté que antes tenía otros libros pendientes y que iba a tener que esperar un tiempo. Siete días después me encuentro escribiendo su reseña como consecuencia de haber leído el prólogo para ver si era digno de ser leído.
Y vaya si lo era: La trastienda del anticuario es, casi con seguridad, uno de los cuatro libros más sorpresivos y atrapantes que leí en lo que va del año (Los otros tres son Ready Player One, Ira Dei y Los asesinos del emperador)
Lo primero que sorprende de la escritura de Carmen Fernández del Barrio es el estilo clásico que utiliza, lo que al principio puede resultar un poco complicado de leer, pero que a los pocos minutos ya resulta un placer para todos los sentidos; su nivel de escritura es elevado, con párrafos compuestos por un léxico magnífico y que, como la buena literatura, provoca en el lector la sensación de no solo ir leyendo, sino a la vez ir desfilando por las líneas de manera suave como si de música clásica se tratara; otra vez lo clásico aparece en escena, y sin embargo no es lo único; su estilo, aunque la autora me haya comentado que nunca lo leyó, tiene mucho de José Saramago, con humor irónico y sutil, un narrador que por momentos se dirige directamente al lector y descripciones detalladas en las que los elementos toman acción y no solo son objetos; en esta novela el sol no ilumina una habitación sino que se esfuerza para poder entrar por los resquicios y lucha para eliminar la oscuridad y dominar el espacio con su luz. No es lo mismo dicho así, sino que es mejor.
La novela en sí contiene cuatro historias en su interior, pero que a la vez pertenecen a la trama general del libro; estamos en Guadix, municipio ubicado en la provincia Granada (a la que con sus descripciones y sus cálidas palabras la autora homenajea durante todo el libro) Allí Cato, un tabernero que representa la bondad, la solidaridad y la humanidad, recibe la visita de un extraño y especial personaje que le propone retrasar el día de su muerte a cambio de entregar algunos objetos a distintas personas; estos objetos serán los responsables de cada una de las cuatro historias internas y serán vitales para hacer el bien y lograr así el objetivo que se le solicitó a Cato.
El personaje misterioso, al que cuesta mucho no asociar con Jesucristo, (de hecho la novela tiene el bien y el mal muy marcados, como buen clásico) convierte la taberna en una tienda de antigüedades y allí llegarán, como enviados por el destino los personajes “elegidos” para recibir los objetos.
Una daga de la época de los moros, una pluma de un escritor, una silla que se balancea y una bolsa milagrosa serán los puntos de partidas de historias muy bien escritas, con personajes terrenales y con personalidad propia que sin embargo se ven envueltos en situaciones ilógicas como viajes en el tiempo, elementos mágicos o presencias sobrenaturales. El realismo mágico también se hace presente.
Granadina de nacimiento y abulense de adopción, Carmen Fernández del Barrio pasó su adolescencia entre versos y poemas. Su gusto por escribir relatos siempre estuvo presente en su vida, conquistando con uno de ellos el primer premio en el concurso de relatos cortos “Toros de piedra” en el año 2009. Como reto personal, la autora se propuso adentrarse en el género novelesco y como primer resultado de ello, podemos encontrar “Raíces de nobleza”, una novela romántica que transcurre en las tierras anglosajonas del S. XVIII. Sin embargo, según me explicó la autora, ese libro no tuvo suerte en su viaje por las editoriales y decidió cambiar de estilo de escritura, lo que derivó en La trastienda del anticuario, que ya va por su segunda edición y acompañada con muy buenas ventas.
La trastienda del anticuario les hará pasar muy gratos momentos, sentirse parte de las historias que lo conforman y también descubrir que lo clásico puede ser actual, confirmar que los buenos escritores siguen naciendo y convencerse de la buena idea que muchas veces representa animarse a leerlos.
Ni siquiera lo conocía, pero después de esta presentación tan buena, lo voy a tener muy en cuenta.
Y felicidades por esas 50 reseñas!
Besotes!!!
Una de las mejores cosas es que le hayas dedicado a ella tu reseña número 50. Es maravilloso que una persona pueda darse a conocer gracias a una página como esta y que le deis la oportunidad de hacerlo. Felicidades a ambos!
Felicidades por tus 50 Reseñas, Roberto !!!
Y estupenda reseña para celebrarlo.
Besicos !