Ilustrar para chicos: Los encargados de darle vida a las palabras
Son los artistas que capturan el mundo fantástico de los chicos. Son los responsables del primer acercamiento a la lectura. Libros y Literatura te cuenta cómo trabajan y qué tienen en cuenta a la hora de dibujar.
Es una portada negra, con el nombre del libro en dorado. O en su tapa se ve un sólo dibujo, en colores opacos. Hay líneas rectas y las figuras no movilizan a quien las mira. Son los libros para adultos. En contraste, las hay llenas de colores, con diversas formas, donde los animales están contentos y el cielo celeste brilla. Donde las letras son grandes, gruesas y juegan con distintos tonalidades intensas. Son esas portadas donde todos sonríen y donde las líneas parecen tener vida. Esa es la marca registrada de los libros para niños.
Las letras están ahí. El escritor se sentó a pensar una historia y, con palabras sencillas, se la llevó al editor. Pero la verdadera invitación se produce desde la ilustración que comienza en el frente del libro y llena cada página. Coinciden los psicólogos, los pedagogos y los escritores en que allí se deposita el cierre de la idea: aportan la diferenciación de tamaño y de colores mientras contribuyen a la comprensión del texto. Es la responsabilidad de los ilustradores, volviendo casi palpables las palabras del escritor.
Los especialistas en la enseñanza de los niños explican que cualquier chico que tiene un libro en sus manos es cautivado por las láminas a colores, debido a que comprenden antes que ningún otro idioma, las figuras que le transmiten mensajes y le suministran emociones estéticas. Texto y dibujo generan un sistema que se complementa con la percepción de cada individuo basado en sus experiencias.
“Los chicos son imaginativos por naturaleza y deberíamos alentar eso, enseñarles a ser más creativos y curiosos. Las imágenes, así como el material escrito, abren un mundo de ideas e imaginación”, resume la estudiante de diseño gráfico Anita Morra. Sus ilustraciones llegaron a las editoriales Pictus, Suimanga y EECI (Estados Unidos). Para esta joven de 25 años, “Las imágenes abren un mundo de ideas e imaginación. La inmediatez de las ilustraciones y su carácter representativo hacen que uno no sólo pueda identificarse con lo que ve, sino que también le otorgue una interpretación propia, única y personal”. Agrega que “un niño que recibe una buena educación visual será definitivamente un adulto mucho más curioso y con una mente más abierta”.
(Haz click en “leer más” para seguir leyendo la reseña de este libro)
Son los gráficos los que le dan vida y le brindan un sentido al texto. “Una buena ilustración puede salvar un mal texto y si los dos son buenos el material se hace perfecto”, apunta Mariela Glüzmann, quien dibujó para Editorial Sudamericana, Aique, Kapelusz, Ediciones SM, entre otras. Claudia Degliuomini coincide en que “la ilustración es muy importante, es por lo que se compra un libro, generalmente”. Degliuomini trabajó con editoriales como Edelvives, SM, Random House, Alfaguara, Sieteleguas y agrega: “En algunos casos el texto es mínimo y es la ilustración la que completa el sentido de la historia”.
Antes de saber leer, la atracción entre el libro y el niño se crea en base a la ilustración. Cuanto más llamativa, colorida y amena es, mejor respuesta obtiene. “Cuando uno ilustra un cuento, le está poniendo cara, forma y ambiente a una situación y puede enriquecer ese texto acompañándolo con una historia secundaria desde la imagen, por supuesto sin interferir en la historia principal”, explica el dibujante O’Kif. Encargado durante años de dibujar las portadas de la revista Billiken y en varias editoriales de relatos infantiles, admite que “significa una gran responsabilidad” al tener en cuenta los aportes de sus creaciones al aprendizaje del lenguaje.
El objetivo es acompañar al texto pero también hay una misión encubierta para estos especialistas en la imaginación fantástica. Se trata de transmitir algo más: “Que éste es un mundo bueno para vivir, un lugar donde van a encontrar belleza, poesía, armonía, humor, historias divertidas, etc”, explica Miguel Zicca, a cargo de la ilustración de manuales escolares para editoriales como Nuevas Propuestas y Magisterio del Río de la Plata. “Tenemos la responsabilidad de dejar una impresión en los niños”, asegura Degliuomini y añade: “Yo intento movilizar, conmover, llegar al otro y dejar algo en esa comunicación”. Morra se suma a esta idea: “Lo que me gustaría transmitir es cierta idea de calma, el volver a hacer las cosas por gusto y con tiempo, parar un poco con el apuro cotidiano, encontrar felicidad en los detalles chiquitos que hacen a la vida tan rica”.
Glüzmann destaca la presencia de un adulto que “muestra ese mundo, que te lo hace descubrir”. Zicca es consciente de que “el libro es la manera más lúdica de que los niños se familiaricen y aprendan el lenguaje”. Para este ilustrador, son los dibujos junto al diseño y la tapa de un libro quienes toman al niño de la mano y lo llevan a recorrer la lectura, transformándolo en un hábito frente a la experiencia agradable y emotiva.
Es cierto que la pauta inicial se origina en la oficina del editor. Cuando llama al ilustrador, definen la idea en conjunto. “Se tienen en cuenta la edad de los lectores, si es material literario, realista, fantástico o didáctico. A veces podemos trabajar con entera libertad y otras veces nos dan algunas pautas”, especifica Glüzmann. Agregar el elemento humorístico, siempre que se pueda, es la característica que distingue a los dibujos de O´Kif: “Cuando uno elige como representar algo lo hace desde el placer y la pasión personal”, dice. “Se busca dentro del estilo del ilustrador, el tipo de imagen y técnica que se adapte mejor al proyecto”, cuenta Arminda San Martín, colaborada de Editorial Santillana y Longseller.
Una vez dadas las pautas de trabajo, es el ilustrador en soledad quien pone en marcha el motor de la imaginación para volcarlo al papel o a la computadora. “En mi caso, el proceso comienza con la lectura del texto a ilustrar, lo leo varias veces y mientras lo hago voy imaginando la forma que tendrán sus protagonistas y los escenarios en donde se desarrollará la historia”, cuenta Zicca. En su trabajo, tiene en cuenta la expresión corporal de los personajes, sus vestimentas y accesorios porque quiere que comuniquen algo a través de sus expresiones.
Para estos pintores dedicados a los niños, la exigencia en su trabajo se vuelve más compleja cuando se trata de adultos pensando en el universo de la literatura infantil. Tienen el don de encontrar ese punto que abre la imaginación de los nenes. ¿Cómo lo hacen? Cada ilustrador tiene una identificación distinta. “A la hora de dibujar soy yo con toda mi cultura”, aclara Zicca y añade: “El acto de realizar ilustraciones infantiles es muy lúdico y placentero, lo cual hace que cuando trabajo lo hago conectado con mi niño interior. Cuando el resultado de lo que hago le gusta a mi niño interior, es cuando confío que llegará al corazón de los pequeños lectores”.
“Creo que para ilustrar recurrimos al niño que todos llevamos dentro. Aún teniendo en cuenta lo pautado con el editor, siempre dibujamos y creamos dentro de los parámetros de nuestra subjetividad, por eso cada ilustración es única”, indica San Martín. “Es imposible no dejar una opinión o impresión subjetiva en lo que uno hace, lo que pasa es cuando uno trabaja apela al niño que fuimos y que aún tenemos en alguna parte para seguir divirtiéndose con lo que uno hace, de alguna manera, seguir jugando”, coincide O´Kif.
Son los primeros artistas que nos marcan desde pequeños. Imaginan, dibujan y pintan con la responsabilidad de llegar al público más inocente de todos. Gracias a ellos, los libros para niños se distinguen a la distancia: en sus portadas abundan la alegría, la paz y la inocencia. Los ilustradores: la marca registrada de los libros de la infancia.
Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)
Rosario:
me ha encantado tu entrada. Debo confesar que el visual no es mi canal más fuerte, y por lo tanto, nunca busqué un libro para mis hijos por alguna ilustración en especial. Pero en esta última FIL tomé un curso de animación a la lectura y nos platicaban de cómo esta le ayuda al niño a desarrollar incluso otra parte de su cerebro, diferente de la que usa al escuchar las palabras que le leemos. Y nos mostraron libros con ilustraciones hermosas; ciertamente es un trabajo diría que casi mágico transformar a imágenes lo que leemos, es todo un arte lo que hacen los ilustradores.
¡gracias por la entrada!
Ale:
Encantada de que te haya gustado. Fue un gusto para mí contactar a estas personas que en realidad tienen una responsabilidad enorme a través de sus ilustraciones.
Creo que se merecen su espacio de reconocimiento por la tarea que llevan entre manos. No sólo se requiere talento, también hay que pensar el poder que tienen a la hora de acercar a los niños con tantos colores y dibujos.
Un saludo!!
Rose
Muy interesante artículo, Rosario, ¡gracias! Yo personalmente pienso que en los textos didácticos hay menos margen para desvariar, pero en la literatura intantil/juvenil en general y especialmente en el álbum ilustrado los ilustradores no ilustramos “para niños”,pensando en qué le puede gustar al lector (o al padre/madre compradores); ilustramos como nos gustas hacerlo, pero muchas veces buscando sorprender, captar la atención, completar, acompañar (algunos, hasta cuentan historias paralelas). Me quedo con una metáfora preciosa del gran Emilio Urberuaga, que impartía un taller al que asistí hace poco: si el libro fuera una película, la ilustración sería su banda sonora musical. Un saludo, Susana.
Muchas gracias Susana por comentar!!!
Es muy grato recibir la palabra directa de un ilustrador que cuente su relación directa con ese universo que no es sencillo en absoluto.
En general, de acuerdo a lo que me dijeron los ilustradores de la nota…es cierto eso de que ilustran lo que les gusta y se basan en su niño interior para hacerlo.
En el universo de la literatura infantil, no estaría el género si no fuese por la magia de los ilustradores.
Muchísimas gracias por pasarte y comentar la nota
Saludos