Penurias exquisitas

Penurias exquisitas, de César Blasco

Penurias exquisitas

César Blasco, como dirían algunos de mis amigos, es un gamberro total pero tiene más razón que un santo, que si este tipo es funcionario ya sabrá él de lo que habla. Y la verdad es que yo, después de leer el libro, ya ni siquiera tengo claro que César sea realmente funcionario de hacienda, y de serlo, imagino las miradas de sus compañeros cada vez que pasen por su lado.Y si Cesar es un gamberro, este libro es una gamberrada. Pero no crean ustedes que por eso me ha disgustado, me lo he pasado “en grande”, y entre otras cosas porque me gusta que los libros me sorprendan, además, me gustan los librosdivertidos, aunque no suelo encontrar muchos que me hagan reír, y este lo ha conseguido. Que vamos a hacer, me gusta este humor tan típicamente español que me ha llegado en este caso, desde Barcelona, y que quieren que les diga, que te hagan reír en estos tiempos que corren es algo que no tiene precio.Sé que no debería haberme reído de las desgracias ajenas, lo sé, pero es que el protagonista del libro, Mariano de la Barriga, es un personaje increíble, un pedante redomado, machista, y misógino insoportable. Incluso habrá quien piense que puede haber algo en el de xenófobo y homófono, y les aseguro que yo no discutiría con ellos, pero no he podido evitar reírme hasta con la narración de la muerte de su madre.

¿Que me ha pasado entonces con este libro?

 

Cuando uno escribe y logra publicar su primer libro, no tiene la seguridad de que habrá un segundo, luego debe pensar muy, muy bien la dedicatoria del mismo, y para que vean que yo de un libro me leo todo, todo, todo, empecé por esa dedicatoria que tanto me mostró de lo que en el librome iba a ofrecer, y de la que les extracto algún parrafillo:CESAR-BLASCO“Quiero expresar mi sincero reconocimiento a las grandes editoriales que, rechazando la publicación de esta novela, me abrieron las puertas a una serie de maravillosas experiencias.Gracias a ellas, me vi obligado a invertir todos mis ahorros en la impresión de la primera edición de Penurias Exquisitas. De otra manera, nunca habría desarrollado el agudo sentido de la austeridad y la contención del gasto que me han sido de gran ayuda para afrontar con éxito la crisis económica que estamos atravesando.

También debo agradecerles que me hayan permitido participar activamente en la distribución de los ejemplares de mi novela, transportándolos en mi mochila a las pequeñas librerías de la ciudad, lo que me ha ayudado a recuperar la forma física y a desarrollar unos impresionantes pectorales que han disparado mi éxito entre el público femenino…”

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Podría decir que este libro es una brutal crítica social y que para ello utiliza todos los topicazos conocidos, pero no lo diré, podría resultar tan sólo un tópico más, como si les digo que el ritmo es trepidante y que la historia te engancha desde la primera página, para qué les voy a decir todo eso, casi mejor que me haga otro el trabajo:”Jamás en mi dilatado periplo vital había tenido conocimiento de una novela donde se reflejasen con semejante jocosidad las miserias y excelsitudes  inherentes a la condición humana. Una hilarante sucesión de vicisitudes del personaje protagonista en la tradición de la mejor sátira británica o de la picaresca de nuestro siglo de oro.”
(Un obrero de la construcción en paro)Claro, que podría decirles que el protagonista tiene un perfil perfectamente indefinido que marca el ritmo y que dirige no sólo la narración, sino al propio narrador, pero también será mejor que se lo explique alguien con un poquito más de preparación que una servidora:”Me he partido el culo leyendo la novela. El protagonista está como una puta cabra y le pasan una de cosas que te cagas.”

(Un conocido intelectual que prefiere permanecer en el anonimato)Es curioso, podríamos decir que Mariano, el protagonista, no tiene tampoco tendencias políticas definidas, lógico; pero aun así, siempre hay quien le saca punta a todo, fíjense:
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“Este despropósito es la obra de un escritorcillo pijoprogre  y mediocre de dudoso gusto cuyo mayor argumento literario es el ataque furibundo a la decencia y las buenas costumbres. Sin ninguna justificación, el autor arremete contra el matrimonio, la Iglesia Católica, las fuerzas de seguridad y la monarquía…(Es preferible que obvie una parte del comentario)…  Por su inmoralidad y por constituir un nauseabundo atentado contra los principios básicos que sustentan nuestra cultura judeo-cristiana, esta  novela debería ser prohibida.”(Un dirigente político conservador)Y por otra parte, para que vean que nunca hay nadie satisfecho…

“Mariano, el protagonista de esta novela, es un individuo machista, xenófobo, homófobo y misógino. En toda la trama no se utilizan medios de transporte sostenibles -en vez de ir en bici, Mariano siempre se desplaza en taxi- y tampoco se fomenta el reciclaje de los residuos sólidos urbanos. Los personajes son poco solidarios y se desentienden de los miembros y miembras más desfavorecidos de la sociedad. Por si esto fuera poco, la novela no ha sido escrita de forma paritaria (el único autor es un hombre). El texto despide un tufo reaccionario y atenta contra los valores democráticos y las libertades fundamentales. Debería ser prohibido.”

(Un destacado político progresista)

En definitiva una lectura divertida y amena, que mezcla un humor brutal con la ironía, y al que hay que añadir unas buenas dosis de humor negro. Y un protagonista muy original, aunque he de decir que me ha recordado un poco a Ignatius,  ¿Recuerdan? Sí, aquel personaje repulsivamente encantador de “La conjura de los necios” que puso a la sociedad americana patas arriba…, pues algo de eso si he visto yo, y he pensado que igual en este libro se pretende… ¡Pero déjate de pensar Susana, que luego te duele la cabeza!, mejor y para no cansarme ni cansarles más con esta reseña les dejo con la crítica que del libro se hizo en el prestigioso “The Calamocha Times”:

“¿Quién nos iba a decir que un calamochino escribiría un libro de casi 400 páginas? Y por lo que dice don Leandro, el maestro, es una novela muy entretenida que apenas tiene faltas de ortografía. Para que luego digan los de la capital que los de los pueblos no tenemos ilustración.”

A mí lo único que me queda es recomendarles que lean este libro “superlativo” y conozcan a este “superlativo” personaje, Mariano de la Barriga, un hombre que solo ha podido ser creado por quién se entretiene en mirar a su alrededor.

P.D.: Todas las críticas entrecomilladas no son, como bien entenderán, obra de esta pusilánime mujer sino de algún autor “superlativo”.

Susana Hernández

 

12 comentarios en «Penurias exquisitas»

  1. Me lo vendiste!, muy buena reseña!!
    Es que, al igual que vos, a mí también me gustan leer libros que me hagan reír y hay uno que está entre mi favoritos, por tan sólo haberme hecho reír.

    Sin duda, que este libro quiero leerlo.

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  2. Parece divertido, desde luego, tal y como describes, este Mariano de la Barriga posee todas las etiquetas de prejuicios. Muy gracioso que mire a derecha o a izquierda, y ninguno de los dos estén contentos, y ¡no veas con el obrero que parece un intelectual! y ¡el intelectual que parece iun obrero! ¿o lo hará para que veamos que somos nosotros los que ponemos etiquetas y tenemos prejuicios?
    En fin, parece divertido. Espero que venda muchos ejemplares, todo sea porque abandone esa austeridad, aunque eso sí, que mantenga esos mullidos pectorales.

    Un abrazo con besico incluido.

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  3. Ay queirda Icíar, sí, es muy divertido, pero estoy segura de que a algunas editoriales les faltan agallas para ir un poco más allá en la libre expresión de la crítica social. En este caso ha ido el autor bastante allá, pero también puede ser que yo vea más fantasmas que el propio autor jejejjee.

    Besicos!

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  4. He leído el libro y es una auténtica mierda. Aburrido, queriendo hacer gracia sin tenerla, repetitivo en el vocabulario, pedante, con cierto tufo facha… vamos, una joya. De echo no se cómo le han publicado el libro; supongo que habrá algo de autoedición que explique como semejante aberración ha salido a la luz.
    Libro totalmente prescindible.

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  5. Querido amigo o amiga “Arducia”, podría decirte aquella frase del filósofo frances, Émile-Auguste Chartier Alain, de que: “El lector que no admira un libro bueno es que lo ha leído mal”, pero naturalmente yo nunca me atrevería a cuestionar el parecer de tus lecturas. Tanto a mí como a mis amigos nos gustó el libro, no hizo pasar una buen rato con su lectura, pero además creo que el libro tiene un fondo muy interesante retrata con humor pero con inteligencia la vida actual.

    En cualquier caso creo que hay que ser muy poco respetuoso con los demás y estar muy seguro de uno mismo para decir que un libro es una “mierda”, y la verdad es que en tu caso, Arducia, veo que ni tan siquiera firmas con tu nombre los comentarios…

    Un saludo

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  6. Señora o señor Arducia, hecho (verbo hacer) se escribe con hache, sé (verbo saber) se escribe con tilde y la palabra “arducia” no existe en castellano. Quizás debería usted leer más.

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