Que el mundo me conozca, de Alfred Hayes
Mentiría si dijera que Hollywood sólo es glamour. Las películas de bajo presupuesto generalmente retratan aspirantes a actriz que buscan, con tesón y desesperación, su oportunidad dorada: dar con el agente correcto o ser descubiertas por alguien en una tienda de rebajas. Creo que Hollywood es mucho más de lo que se ven en revistas y en la televisión: allí no hay espacio para las actrices que quieren ser y todavía no han llegado a la celebridad. Al descartar novatas actrices en los castings, los productores probablemente se estén perdiendo muchas historias como la que retrata Alfred Hayes en Que el mundo me conozca.
Si, es una historia entre un hombre y una mujer. Él, guionista de cine y hombre de vida polígama, con un semi consentimiento de su esposa. Ella, una aspirante actriz, más cerca de la propia autodestrucción que de un estudio de grabación. Ha visto películas y ha querido estar en ellas, pero la niña ha sufrido demasiado y, una noche cualquiera, decide tirarse al mar. Claro que este acto repentino de las primeras páginas del libro es interrumpido por el protagonista guionista de cine que la salva y comienza a gestionar así su propia historia con la bella y suicida actriz.
Ágil, pero no superficial, Que el mundo me conozca se focaliza en la relación entre la bella actriz depresiva y el guionista. Ambos están faltos de algo (amor, estabilidad), pero aún así se encuentran en diferentes niveles de desesperación. El cree que encuentra en ella espontaneidad, belleza fugaz y encuentros nocturnos cálidos y satisfactorios. Ella busca algo que cree encontrar en figuras masculinas. Pretende escapar del estereotipo de hombre imposible, pero cae en las garras del guionista, buscando cariño y comprensión como una niña.
Alfred Hayes es un autor norteamericano con un estilo a Raymond Chandler. Quienes hayan leído El largo adiós, de este autor, encontrarán rasgos similares en la atmósfera y la redacción. Con una visión muy norteamericana, Hayes se acerca a la psicología vulnerable de esta joven actriz y a la desesperación que a veces se esconde detrás de labios pintados.
Con pocas páginas, el libro logra recorrer una amplia parte de la relación entre personajes y describe, de manera certera, la exactitud de los problemas emocionales y el asombro que se causan mutuamente los protagonistas. Una novela que aporta nuevos puntos de debate y brinda una buena construcción narrativa.
Georgina Marrapodi