(Tras)Lúcidas, de Marta López Vilar

traslucidasEs difícil reseñar una antología poética, he de admitirlo. Es difícil por tres motivos. Primero: porque reseñar poesía es ya en sí un ejercicio poético que conlleva cierta conexión con el poeta. Segundo: reseñar una antología significa tratar de conectar con los poetas que en ella aparecen y a su vez entender ese conjunto, que es el todo. Y tercero, reseñar una selección como ésta, que es una selección de poesía escrita por mujeres sin serlo en realidad es un reto complicado pero delicioso.

(Tras)Lúcidas es el título de esta antología editada por Bartleby Editores. La encargada de la antología es poeta, tiene varios premios en su haber y además, es mujer. Puede que este último dato no importe, pero sí que tiene importancia. Marta López Vilar es poeta y es mujer, es traslúcida, es olvido, es discriminación, es machismo, es sociedad patriarcal y encima es valiente. Y créanme que tener que llamarla valiente en pleno siglo XXI tiene narices, pero, desgraciadamente, es lo que toca. 

Me gusta el prólogo casi tanto como me gusta la antología porque es realmente esclarecedor. El ejercicio que ha hecho Marta López Vilar en las palabras previas se parece al que en su día hizo Virginia Woolf en Una habitación propia. Un ejercicio desagradecido, extenuante y a la vez liberador. Aprovecho para recomendar la maravillosa lectura de Una habitación propia, que como ya he dicho, viene muy a cuento.

¿Por qué esta antología no es una antología de mujeres y al mismo tiempo sí lo es? Voy a tratar de explicarme sin dar muchos rodeos (cosa que lleváis clara porque yo también soy poeta, o profeta como dice una de mis sobrinas). Veamos, es obviamente una antología de mujeres porque todas sus escritoras lo son. Es una antología de mujeres porque es justo que así lo sea. Porque las mujeres en la literatura, como en casi todos los ámbitos, han sido injustamente olvidadas y rechazadas en aras de una sociedad egoístamente machista. Dos términos que quedan muy bien juntos, por cierto. Por eso, esta antología es una antología de mujeres, porque es totalmente necesaria, porque hay que deshacer ese olvido y porque las mujeres tenemos muy buena memoria. Vaya que si la tenemos. Y es justo que exista. Quien no esté de acuerdo, puede darse un paseo por la historia de la literatura femenina y luego hablamos.

Y entonces, ¿por qué no es una antología de mujeres? Porque no tendría que ser necesaria. Porque la poesía, el arte, no entienden de géneros. Porque esta antología pretende ser las dos cosas: una antología de mujeres que rescatan a sus compañeras del olvido y una antología de mujeres, que no son mujeres, porque no importa. Porque realmente no importa. Y ojalá todo el mundo entendiese esto. Ojalá no hubiese que explicarlo más veces. Ojalá que a partir de ahora el olvido sea justo.

En (Tras)Lúcidas participan veintinueve poetas nacidas a partir de 1960. Por lo tanto, la variedad es amplia y sugerente. Son veintinueve voces diferentes entre sí, a las que les une la palabra: la hermosa palabra hecha poesía. Hablar de cada una de ellas es imposible en tan solo una reseña. Así que dejaré que algunos de sus versos, esos que me han sacudido, esos que he subrayado en el libro, hablen por ellas.

“(…) Yo, que tenía superpoderes

que era inmortal y lo sabía

ahora no sé nada

ha llegado junio

y no sé nada”

(Isabel Bono, Los insectos son los besos del sol).

“(…) ¿Qué harás cuando no te duela nada?

porque, ya lo sabes, hay días

en los que el dolor no embrutece

sólo acuna

pero

¿y si no hay dolor?

¿y si no hay siquiera dolor?

(Isabel Bono, Vivir es tener hambre, morir es no tener sueño y, aun así, dormir).

“Me he quedado dormida en el centro de mi bosque

y ahora yo no soy yo soy tampoco”.

(Nuria Ruíz de Viñaspre, La zanja)

“(…) No es suficiente

que hayas amado mucho y hasta el fondo.

Antes de que la luz se apague, escribe.

Escribe, escribe, simplemente escribe”.

(Josefa Parra, Más razones para la escritura).

Escribid. Escribid mujeres del mundo. Escribid hombres del mundo. Escribid todos. No olvidéis a nadie. No seáis injustos con nadie. Una antología como (Tras)Lúcidas es necesaria para seguir escribiendo la historia de la literatura.

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