Reseña del libro “12 bytes: Cómo vivir y amar en el futuro”, de Jeanette Winterson
Nos encanta teorizar acerca de lo que ocurrirá en el futuro. La prueba de ello son toda la cantidad de películas, series y libros que lo abordan. Nos gusta imaginar cómo viviremos, cómo la tecnología cambiará nuestro mundo tal y como lo conocemos ahora. Sin duda es muy divertido constatar cómo algunos visionarios acertaron en sus premoniciones-como es el caso del patinete volador de Regreso al futuro 2– y como otros ni siquiera se acercaron- el entramado de cables gigantescos de Brazil es delirante. – En 12 bytes. Como vivir y amar en el futuro, Jeanette Winterson, a través de una mirada crítica, nos acerca a la Inteligencia Artificial de una forma accesible y divertida. La autora, a través de un análisis sociológico y con perspectiva de género, indaga en el cableado del futuro para mostrarnos cómo las nuevas tecnologías determinarán la manera de relacionarnos, de ser y de pensar.
Mientras me adentraba en las páginas de 12 bytes. Como vivir y amar en el futuro, reflexionaba acerca de lo buena narradora que es Jeanette Winterson. Es una contadora de historias excepcional. Durante la lectura te lleva de un pensamiento a otro: vampiros, revolución industrial, álgebra y literatura. Una amalgama que la autora ensambla creando una historia que no solo tiene coherencia narrativa, sino que resulta muy atractiva. Los capítulos funcionan como ensayos independientes, porque a pesar de que en cada uno de ellos vertebra una idea particular, en todos se abordan reflexiones que se repiten a lo largo del libro.
El binarismo es un concepto que emerge en distintos momentos de este ensayo. Si pensamos en él y en tecnología, lo primero que se nos ocurre son los ceros y unos propios del lenguaje informático. Pero también se hablará de otros binarismos que nos tocan a todos de cerca. De hecho, si lo pensamos bien, vivimos en una sociedad enamorada de lo binario. Amamos la diferencia, lo subjetivo lo gris y sin embargo a lo largo de los años, la humanidad se ha empeñado en simplificarlo todo: cielo e infierno, el bien y el mal, hombre y mujer. Lo hacemos porque a pesar de dárnoslas de seres superiores y complejos, nos gusta todo bien desmenuzado. En este sentido la autora reflexiona sobre las grandes empresas tecnológicas y como les regalamos nuestra privacidad para que ellos puedan ajustar su publicidad a nuestros intereses. Los anuncios en ocasiones nos llegan sin una raza o género determinado, sino según los estándares de la demografía convencional, esto es, una demografía racista y sexista que perpetua estereotipos. Nosotros aceptamos esto sin pensar en las consecuencias que podría traernos, en las repercusiones que ya estamos sufriendo.
Yo no soy una experta en Inteligencia Artificial ni en informática por lo que la mayoría de los nombres que en este ensayo se citan me eran desconocidos. Por eso cuando reconocí a Skinner entre estas páginas me sorprendí. ¿Qué tendrá que ver este hombre con el tema que nos ocupa? Para quién no lo sepa, Skinner creó la caja de condicionamiento operante, uno de los inventos más conocidos en la historia de la psicología. El objetivo fue demostrar que era posible modificar el comportamiento de un animal mediante estímulos externos. Y las grandes tecnológicas han visto en estas teorías una oportunidad para manipular nuestro comportamiento y orientarlo hacia direcciones concretas. Y el caso es que les funciona.
Winterson nos habla del cuerpo y la mente. La gnosis y aquello que la encierra. El cuerpo ha generado mucha frustración a lo largo de los años, se ha considerado una jaula, algo corrupto de lo que hay que escapar para poder trascender. Las religiones han trabajado esta idea encontrando en la muerte la salvación y de esta manera dejar atrás aquello que no es importante. También lo vemos en la cultura contemporánea; como en Matrix, donde el cuerpo humano no es más que una batería en una simulación y lo realmente valioso es la gnosis. Hoy en día el odio hacia el cuerpo es evidente, lo transformamos a nuestro antojo, dietas, operaciones estéticas, todo para encajar en el canon.
Aunque no lo mencione el libro, no quería dejar pasar la oportunidad de poner en valor a uno de los artistas que más ha contado sobre el cuerpo y la tecnología: el director de cine, actor, guionista y escritor David Cronenberg. Fue quien acuñó el término de la Nueva Carne, entendiendo los cuerpos humanos como algo obsoleto que deben evolucionar y fusionarse con máquinas para crear un nuevo ser vivo adaptado al futuro, es decir, el transhumanismo. Concepto fundamental en el libro que hoy nos ocupa. La Nueva Carne es un término que da nombre a gran parte de su obra y aparece, como una especie de religión que rinde culto al hombre y a la máquina. En su obra, Cronenberg reflexiona acerca de la identidad, de la forma de relacionarnos ahora y en el futuro, del control institucional, y en definitiva de todo lo que encontramos en 12 bytes. Como vivir y amar en el futuro.
Es complicado entender qué es la tecnología dentro del contexto sociológico, cómo nos afecta y cómo evolucionará. Para ello, yo me quedo con la idea que tenía Cronenberg de la misma: la tecnología es una extensión de nosotros mismos, una encarnación de la voluntad humana.