A un año del centenario del final de la Gran Guerra, y en estos tiempos tan interesantes y siniestros, en que el mundo se tambalea al borde del precipicio y no sabemos con qué noticia nos desayunaremos mañana, la historia de aquella conflagración tiene hoy quizá más relevancia que nunca.
Con frecuencia se ha señalado que la Primera Guerra Mundial puso fin al siglo XIX y dio inicio al XX. Fue, en cierto sentido, la última guerra relativamente “noble”, en la que, a pesar de genocidios como el de los armenios, la víctimas entre la población civil no superaron a las militares. Fue también la primera gran conflagración en la que el desarrollo técnico, con el uso de aviones, tanques y ametralladoras cada vez más mortíferas, redujo la relevancia de la caballería y convirtió la infantería, por usar una metáfora quizá poco afortunada, en carne de cañón. Esto fue así hasta el punto de que, aparte de los millones de soldados muertos y los centenares de miles que fueron horriblemente mutilados, otras decenas de miles sufrieron los efectos del shellshock, término cuya traducción al español (neurosis de guerra, según wikipedia) tiene mucha menos fuerza que el original inglés.
14-18 Volumen 1 es el primer tomo de una ambiciosa serie en la que los autores, el guionista Éric Corbeyran y el ilustrador Étienne Le Roux, nos muestran las tribulaciones de un grupo de ocho amigos que viven en un pequeño pueblo francés y que, el 1 de agosto de 1914, fueron movilizados por el ejército para combatir a los “boches”, como llamaban a los alemanes.
Este primer volumen se abre un abre un año después de la guerra, con la visita al médico por parte de uno de los ocho amigos y su esposa. El marido, aparte de estar espantosamente desfigurado, sufre un terrible trauma psicológico, y repite una y otra vez unas palabras sin sentido. Un flashback nos lleva entonces a aquel día de la movilización, cuando en el pueblo de nuestros amigos se celebra una fiesta, lo cual permite a los autores presentarnos la vida sencilla y casi idílica de una pequeña comunidad rural. En efecto, uno no puede evitar sentir que el horror que estaba por venir, y que se llevaría aquella forma de vida para siempre, convierte aquellas rencillas, inocentes peleas, pequeñas frustraciones, infidelidades o incluso la rivalidad política en un juego de niños que el lector añorará tanto como los protagonistas.
El reclutamiento, el viaje al frente, el encuentro cara a cara con la lógica marcial (disculpad el oxímoron), los primeros enfrentamientos, y la vida de novias y esposas que se quedan atrás, esperanzadas por la extendidísima idea de que aquella guerra duraría a lo sumo unas pocas semanas, ocupan el resto de este extraordinario libro. Enmarcado en la tradición más realista de la novela gráfica francesa, 14-18 Volumen 1 no escatima en escenas durísimas, y a los autores no les duelen prendas, por ejemplo, en retratar de forma bien explícita el miedo de aquellos campesinos armados, o en mostrarnos la risa histérica de alivio que se produce entre ellos al salir de una explosión de obús sin más daño que quedar cubierto por las tripas de un soldado enemigo.
Es digno de encomio que la editorial Yermo haya apostado por esta excelente obra, y este lector ya está contando los días que faltan para la publicación de los seis volúmenes restantes.
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