En un momento determinado de 14. La autobiografía, Johan Cruyff escribe que no cree que los futbolistas sean tontos, al contrario de lo que muchos piensan. Una de las cosas que quedan claras con este libro, que se publica medio año después de su muerte, es que él, al menos, no parece que lo fuera. Eso y que no tenía pelos en la lengua.
No sé si el eterno 14 de la selección holandesa tenía pensada esta autobiografía antes de que le diagnosticaran el cáncer de pulmón que acabó con su vida. Pero sí está claro que la escribe o al menos la termina durante esos meses, que van de octubre de 2015 a marzo de 2016, y por ello durante todo el relato la impresión general que tiene el lector es la de estar asistiendo a un resumen vital, al lento descenso del telón de una gran obra por parte del tramoyista. Este aliento, que atraviesa la obra, hace que parezca redonda, completa. Y en cierto modo lo es, porque toca todos los palos Cruyff, desde la paternidad a los negocios, pasando incluso por el nacionalismo y su particular visión del “problema catalán”. Habla mucho de su fundación, de su admiración por el modelo deportivo estadounidense y, un poco menos de lo esperado, de fútbol.
Así que, más acertado en algunas ocasiones que en otras, consigue no quedarse en el recuento anecdótico de su carrera como futbolista o sus logros como entrenador. Y eso que, al contrario que la biografía de Charly Wegelius que ya pasó por aquí hace poco, el retrato que hace Cruyff de sí mismo sí que es el retrato de un ganador: tres veces campeón de Europa de clubes como jugador, una como entrenador, triple vencedor del Balón de Oro… y un largo etcétera. No demuestra mucha modestia durante el texto, todo hay que decirlo, pero tampoco parece condescendiente ni complacido. Admite las derrotas como una parte del juego y se descubre como un defensor del trabajo duro, por encima del talento, como clave del éxito.
Enlaza ahí con el verdadero eje del libro, al que regresa regularmente: su visión del fútbol, lo que se dio en llamar Fútbol Total y que tuvo su momento cumbre en la selección holandesa de la primera mitad de los setenta. Aparte de un capítulo entero dedicado a técnica y táctica, Johann va desgranando desde el minuto uno hasta el descuento sus ideas sobre cómo manejar un club de fútbol, dentro y fuera de la cancha. Por ese lado me parece insuperable. Por supuesto hay manuales especializados más completos, pero, créanme, tengo la impresión de que no se puede superar a Dios hablando de Teología.
Aparte, para los que busquen amarillismo, anécdotas jugosas, el libro también las tiene. Cruyff no se preocupa por quedar bien con todo el mundo y lanza ataques directos tanto a la directiva del Ajax como a la del Barça que contó con él, así como a algunos colegas y rivales. Josep Lluís Núñez por el lado blaugrana y diversos gestores del Ajax, con Marco van Basten entre ellos, se llevan la peor parte. Estos ataques dejan por supuesto algunas dudas, como las derivadas del hecho de que volviera varias veces a aceptar puestos de responsabilidad en ambos clubes después de haber terminado mal con ellos otras tantas. Quizá ese detalle haga torcer el gesto a los más críticos.
Además de ello, los puntillosos echarán de menos un recuento más detallado de sus años como jugador (por ejemplo, los aficionados al Levante verán cómo despacha su temporada allí con apenas diez o quince palabras). Y claro que también los madridistas se sentirán un poco agraviados con algunas frases concretas, y sobre todo con la insinuación de cierto favoritismo por parte de las instituciones en la época tardofranquista.
Sin embargo, después de terminar 14. La autobiografía, si una cosa queda clara es que seguramente a Johan Cruyff las críticas, por válidas que puedan ser, no le habrían alejado ni un centímetro del texto que dejó escrito. Un testamento vital, una obra digna de su legado dentro y fuera de los terrenos de juego.