Reseña del libro “A fuego lento”, de Paula Hawkins
La expresión “a fuego lento” no tiene el mismo significado en español que en inglés. Y creo que es importante que empiece la reseña de esta forma para que puedas entender mucho mejor a dónde ha querido ir a parar la autora de este libro cuando decidió llamar así al que se iba a convertir en su nuevo bestseller. “A fuego lento” hace referencia a la capacidad que tienen las cosas de autodestruirse con el mero paso del tiempo. En concreto, habla de los libros: las páginas de los libros tienen una sustancia que hace que, a medida que caen las hojas del calendario, acaben destruyéndose. Y, aun así, son su esencia misma, lo que les hace existir. Su propia existencia es lo que acaba con ellas. Curioso, ¿verdad?
Cuando terminé el libro (que se llama así, A fuego lento), comprendí a dónde quería ir a parar Paula Hawkins. Nosotros mismos somos responsables de nuestra propia decadencia. Para morir tenemos que nacer, y no nacemos para otra cosa que morir. Quizás suene un poco nihilista y asfixiante, pero es que este libro tiene mucho de ello.
Paula Hawkins (que seguro que te suena por ser la autora del famosísimo libro La chica del tren) nos trae un thriller de los que enganchan y te tienen en vilo hasta el final. Se lee en un suspiro —que no negaré que sus letras gigantescas y sus márgenes hermosos no influyan en esa sensación de que las páginas pasan volando— y te deja constantemente con ganas de más. La autora inglesa le tiene cogido el truco: sabe lo que le funciona y va a por ello con todas sus ganas. Y sabe que sus personajes decadentes, acabados y, al fin y al cabo, humanos, atraen muchísimo a un público que se piensa mejor que ellos pero que, en realidad, está en el mismo pozo que los protagonistas. No diré que los aquí presentes seamos asesinos, pero sí que tenemos nuestros problemas, traumas y dramas que hacen que nos podamos sentir identificados en cualquier momento con alguna de las tramas que propone la autora.
En este caso nos encontramos ante la muerte de un chico del que no sabemos nada. Su muerte, al contrario de lo que pueda parecer, no interesará demasiado al lector, sobre todo cuando este comience a conocer a todas las personas que hay a su alrededor y que podrían ser las culpables de su asesinato. Y esto es curioso: llegó un momento de la historia en el que no me importaba lo más mínimo quién había matado a ese chico ni por qué, sino que quería saber más sobre esas personas implicadas, sobre sus problemas y sus vidas. ¿En qué momento se convierte un thriller en una novela de personajes?, me preguntaba todo el tiempo. Pronto deduje que en el momento en el que dejamos de verlos, precisamente, como personajes.
El caso es que entre las personas que rodean al asesinado, encontramos a Laura, una chica con muchísimos problemas que arrastra desde que un desalmado la atropellara cuando era pequeña y le dejara unas secuelas horribles. También tenemos a Carla y a su marido, que perdieron a su hijo de tres años y todavía no han sido capaces de sobreponerse. Y también tenemos a Miriam, una mujer extraña, vecina del asesinado, que guarda una historia muy interesante. Miremos donde miremos encontramos algo que nos engancha, que tira de nosotros como lectores y como humanos y que juega con nosotros. Esa es la magia de Paula Hawkins.
Tengo que decir que este libro me ha gustado mucho más que su obra anterior (Escrito en el agua), que se me quedó coja en algunos aspectos. Y también me ha gustado más que su éxito La chica del tren, que si bien me enganchó muchísimo, tiraba demasiado de tópicos que, aun funcionando, hicieron que me chirriaran los dientes en alguna ocasión. Así que sí, me ha gustado muchísimo esta evolución de la autora y sin duda recomiendo A fuego lento a todos aquellos amantes de los thrillers que quieran ver lo que tiene preparado para nosotros la autora que ya revolucionó en su día el mundo de la novela negra.