A la sombra de los abedules, de Fulgencio Argüelles
No querría que esas pequeñas cosas personales que les cuento cuando les hablo de libros les despistase del valor de éste de Fulgencio Argüelles, ya saben, ese hombre que logró cautivarme con esa joya literaria titulada “El palacio azul de los ingenieros belgas”, y que, tras casi ocho años de silencio, regresa con esta nueva obra que aúna en sus páginas una parte de la historia de Asturias con una literatura sublime.
“A la sombra de los abedules” llega a mí de manos de Lammermor, otra gran enamorada de Argüelles y de sus libros. Claro, ella es asturiana, pensarán ustedes. Sí, pero cuando uno lee a este autor también quiere ser asturiano, y de hecho se hace asturiano de vocación.
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Argüelles, nació en una aldea de Asturias y estudió Psicología en Madrid. Pero si un asturiano puede, regresa a su tierra, y en el caso de nuestro autor, a su Cenera natal, al verde de sus bosques, a la abundancia de agua, al recuerdo minero de aquellos ingenieros; y si un asturiano tiene vocación de enseñar, regresa, como tantos sabios, al lugar de su infancia y juventud, y comparte su saber desarrollando una gran capacidad de comunicación.
Y de todas estas cosas, y mucho más, es de lo que nos hablará Argüelles en su libro, que como en todos los suyos, les recomiendo leer sentados, en este caso, “A la sombra de los abedules”, o de algún otro árbol que tengan a mano. Un libro donde las palabras se convierten en historia, paisajes en evolución, frases enormes que avanzan como una riada, y que me hacen soñar y aprender…
Ya hacía tiempo que no leía por leer, por deleitarme con palabras hermosas y frases perfectamente compuestas y redondas que hacen que la narración avance más allá del texto, la historia crece dentro del lector, te dejas llevar a una época pasada y a un paisaje exuberante: Asturias, Siglo X, un tiempo en que todo estaba dicho y todo quedaba por decir.
Les decía que es un libro para leer por el placer de leer, pero que también, como el resto de sus libros, lo podemos catalogar como una novela histórica reconvertida a libro de formación y aprendizaje, parece complicado pero es bien sencillo. Los protagonistas de Argüelles suelen ser niños que crecen y se hacen jóvenes inquietos con necesidad de conocimiento y saber.
Para el autor, la adolescencia es el gran momento de la vida, la época en la que somos capaces de asombrarnos, de hacernos las grandes preguntas que se hace el hombre, y con lo que aprendamos, veamos o vivamos en esa época de la vida, vamos a conformar nuestra personalidad. Pero el gran descubrimiento por excelencia de la adolescencia es el amor, y en la forma de describirnos este momento, Argüelles es el gran maestro.
El autor es generoso, y siempre pone grandes sabios cerca de esos jóvenes ávidos de conocimiento. Y así es como nos presenta a Melendo, hijo único del conde Numio de Piniolo y de Fromilda de Luna, que vivía deslumbrado ante las enseñanzas de Flaino, un monje que le dará una visión moralizante y cristiana de la vida. Y aparece Magilo, quien fuera el príncipe de los pueblos astures, el más anciano y “el más sabio de los hombres conocidos”, que basa toda su filosofía en el conocimiento, el respeto y el amor.
Nuestro joven protagonista se prepara para asumir sus obligaciones como heredero del Condado de Cenera, y buscará y aprovechará bien el tiempo que pasa con Magilo planteándole esas grandes cuestiones de la existencia: La vida, el amor, la religión, la naturaleza, el arte, la muerte… Gracias a este hombre sabio descubrirá el fundamento del Derecho Natural a través de una ética que debe nacer de la reflexión.
Melendo descubre y nace al amor de la mano de Niria, la hija del alfarero de palacio, con quien comparte su aprendizaje y el amor por los clásicos, sorprendiéndose ambos de cómo pudieron sentir los poetas griegos lo mismo que ellos sienten en ese momento. Pero para nuestro joven protagonista llegará el momento de tomar importantes decisiones en su vida, ya que será Lena la elegida por el conde Numio para casarse con él, pudiendo así mejorar las alianzas del condado. ¿Qué hará el joven? ¿Cómo habrán calado en él todas las enseñanzas de sus maestros?
“A la sombra de los abedules” ya es “Mi Libro de Cabecera”. Un libro extraordinario que no creo que pueda dejar a nadie, lo tengo todo subrayado y lleno de notas marginales, igual que el libro de “Memorias de Adriano”, con la diferencia de que éste está así tras una primera lectura ¿Se imaginan el libro cuando lo haya releído tantas veces como el de Margarita Yourcenar?
P.D.: Gracias Lucía, de no ser por ti se que habría tardado mucho en acercarme a esta nueva obra, pues es Trea una editorial poco conocida para mí y el Sr. Argüelles un autor que se prodiga muy poquito en los medios fuera de Asturias, y te agradezco sobre todo que tu regalo haya sido un libro capaz de hacer que, esta mujer que escribe sabiendo muy poco de casi nada, hoy, junto con Melendo, se haya formado y crecido un poquito más.
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Susana Hernández
Espléndida reseña, Susana. Cuando he visto el nombre del autor, he de confesarte que he pensado en L. y ya veo que ha sido, de algún modo instigadora de la lectura de este libro. Con lo que comentas no me queda más remedio que empezar a buscar su rastro.
Gracias Amando!
El libro es una maravilla!
Lucía y yo compartimos el mismo entusiasmo por este autor, y tengo que agradecerle el haberlo podido disfrutar durante el verano, pero como imaginarás es un libro para disfrutarlo muchas, muchas veces en la vida.
Un fuerte abrazo!
Pues no conocía a este autor, pero tras leer tu maravillosa reseña, voy a tener que poner remedio pronto a esta situación y buscar este libro. Me has dejado con auténticas ganas.
Besotes!!!
Muchísima gente no conoce a este autor, Margarita, y por el bien de la literatura hay que poner fin a eso (jejeje), yo te recomiendo la lectura de cualquiera de los dos libros que he reseñado suyos, seguro que tu también querrás ser un poco “asturiana” jejeje.
Un besico!
El palacio azul de los ingenieros belgas, es un título que estuve a punto de poner en la maleta de libros 2011. Es decir que me llamó la atención cuando desde el concurso que hice, alguien habló de él como uno de esos libros a releer, y no eras tú. Así que acaba de subir, en la lista, un puñado de peldaños de un golpe.
Este también me llama la atención, y el de Memorias de Adriano lo tengo ya en casa, esperando el estado de ánimo tranquilo para poder absorver lo que la escritora tiene que decir.
¿Te das cuenta cuánta referencia interesante has dejado en un instante?
Un abrazo.
Ay, querida Icíar!
Es que estamos hablando de mis libros de cabecera, amiga mía, y en el caso de Fulgencio Argüelles, y teniendo en cuenta que yo no soy nada mitómana, hablamos de mi autor de culto. Un hombre que conoce y cuenta la historia de una forma brillante literariamente hablando, pero que además, transmite como nadie su gran amor por la literatura, la cultura, la educación, la justicia y la vida. Fíjate!
Se que hay gente a la que le cuesta leer a este autor por su forma de escribir, redondas y larguísimas frases que en ocasiones se transforman en páginas continuadas, pero así es en ocasiones el pensamiento humano, son reflexiones no estáticas que nos hacen avanzar tanto en la historia que nos cuenta como en la vida de aquellos que nos la cuentan.
En cuanto a mi querida Marguerite Yourcenar, lee despacio sus Memorias de Adriano, verás que el tiempo no pasa, y que en el libro es tan importante lo que dice como la forma en la que lo dice.
Muchas gracias por tu comentario y, como siempre, muchos besicos!
ya decía yo que me sonaba el nombre…pues nada, que quiero aprender junto a tí y Melendo,así que me lo apunto.
Un beso,
ale.
Una pasada de libro Ale! He disfrutado, aprendido y reflexionado muchísimo.
Un besico !
Felicitaciones por tu reseña! Asturias y Galicia se parecen así que este libro seguramente me regalará esas imágenes que dices y que yo podré ver parecidas al verde de donde vivo yo; muy buena recomendación!
El libro es excelente, y así conocerás un poco mejor la historia de tus vecinos jejeje.
Un abrazo!