Reseña del manga “¡Achís!”, de Naoki Urasawa
Si el imperio del cine viniera de Japón y no de EEUU, ¿cómo imaginarías al arquetipo del guerrero? ¿Seguirías pensando en un hombre musculoso, como son en boxeo o en lucha libre? ¿O más bien pensarías en una inmensa mole de carne como son en el sumo? Fuerza y grasa no tienen por qué estar reñidos, sin embargo, lo están, porque Hollywood manda. Esta es una de tantas reflexiones que vas a encontrar en la lectura de ¡Achís!
¡Achís! es una antología de historias cortas de Naoki Urasawa, que salieron a la luz en distintas revistas a lo largo de los últimos 25 años. Se trata, en total, de ocho historias autoconclusivas de distinta extensión, género y temática: una historia trata de un asesino a sueldo que ostenta el poder de la telequinesia, otra gira en torno a un médium que colabora con la policía, otra trata de un grupo de música y de un bizarro club de streaptease, otra trata de un fan super friki de los kaiju, que deja Francia para ir de turista a Tokio. El hilo conductor puede ser la marginalidad de los protagonistas, aunque cada una nace de una fuente creativa explicada por Urasawa.
Naoki Urasawa consigue hilvanar historias entretenidas que brillan con destellos fugaces y efímeros en muy pocas páginas. Si en otros mangas ha necesitado capítulos enteros para que conocieras a Billy Bat o a la reciente Asadora, en ¡Achís! te presenta un montón de personajes y situaciones en un par de viñetas. Y todo ello con un desarrollo adecuado, sin precipitaciones de última hora y esas cosas. Además, muchas dan qué pensar. Por ejemplo, “Henry y Charles” es una historia tipo “Tom y Jerry”, que te hace preguntarte hasta cuándo mantenerse coherente en la mentira, qué hacer por “ganarse” el amor de otra persona y en el fondo, por qué te importa tanto el reconocimiento del otro.
El estilo en el dibujo es también fluctuante. La mayoría de las historias tienen el típico de Urasawa, con personajes caricaturizados pero muy expresivos, entornos realistas y abundantes líneas que generan dinamismo. Sin embargo, en otras historias, el trazo tiende al boceto, los diálogos no aparecen siempre en bocadillos y a veces no hay líneas que separan una viñeta de otra. Son precisamente las historias en las que, a modo de diario sui generis, aparece el mismo Urasawa, relatando trozos sueltos de su vida, en un karaoke, en un concierto o conociendo a algún integrante de los Beatles. Además, dos de las historias de ¡Achís!están editadas enteras a color, mientras que el resto está en escala de grises.
¡Achís! es un manga peculiar, con un contenido tan fugaz como un estornudo. Por cierto, de rabiosa actualidad. La contraportada te desea “salud”, God bless you, para disfrutar de la gran variedad de estilos y temas. Tanto es así, que la octava y última historia se lee de izquierda a derecha, por mantenerlo como en el original, publicado en una revista francesa. ¿Se puede pedir más?