Cuando Charles Darwin expuso su teoría de la evolución no fueron pocos los enemigos que se granjeó por esta causa. Las diversas conquistas en ciencias a mediados del siglo XIX irrumpían en el colectivo basado en folclore y supersticiones, religiosidad y fe, que poca cabida dejaban a argumentaciones sobre la procedencia de las especies y sus costumbres evolutivas. Los tiempos cambiaban y el pensamiento se supeditaba a esta nueva corriente. Jack London, el célebre escritor estadounidense que con tanto acierto conseguía reflejar la vida a través de la experiencia y la observación, narró en 1907 una novela que explicaba su particular visión de la evolución humana. Reforzaba así la doctrina de Darwin y me consta que no debieron ser pocos los que contuvieron el aliento y se guardaron sus objeciones ante su versión novelizada. El título, toda una declaración de intenciones: Antes de Adán.
¡Imágenes! ¡Imágenes! ¡Imágenes! Así arranca la historia en las palabras que relata el protagonista. Y resulta muy representativo en un autor como London que puede presumir de ser uno de los mejores escritores en conseguir evocar en el lector precisamente eso, imágenes. Ya fue sorprendente la descripción tan exhaustiva y próxima en novelas como Colmillo Blanco o La llamada de lo salvaje y vuelve a serlo en la obra que ahora recomiendo. Una historia que, fundamentada en el realismo imperante de la sociedad con la inclusión de elementos oníricos, refleja fielmente la brutalidad de la vida salvaje en los tiempos oscuros del Medio Pleistoceno.
¿Cómo consigue contar la historia? A través de las pesadillas que desde niño padece el joven protagonista y narrador. En sus sueños, el joven no es el chico del civilizado e industrial mundo del siglo XX, sino un homínido que habita un mundo completamente desconocido para él: fieras de colmillos afilados que acechan entre el follaje; serpientes que cuelgan de las exóticas plantas; hombres simiescos que viven en los árboles; una civilización más avanzada y brutal que los ataca. Cada noche se repiten las visiones de aquel mundo. Todo le es extraño al joven protagonista del mundo actual ya que, por los estudios aprendidos en la escuela, le enseñaron que los sueños no son más que visiones de aquello conocido, sin embargo, este chico jamás había tenido conocimiento alguno de nada cuanto se representaba en sus pesadillas.
Aquí, Jack London intenta infundir una idea rompedora acerca de la capacidad del desdoblamiento de identidad. Aquellos recuerdos ancestrales que hemos heredado de una especie muy anterior a nosotros y que, generación tras generación, permite que un chico de primeros del siglo XX consiga recordar unos hechos acontecidos miles de años atrás. Pone como ejemplo el sueño de la caída en el espacio, conocido y experimentado por prácticamente todo el mundo. Esto no es más que un recuerdo racial, originario de nuestros antecesores, que vivían en los árboles. La posibilidad de caerse era para ellos una continua amenaza. Muchos caían y morían, y otros conseguían agarrarse a las ramas y salvarse. Los golpes producidos en la caída producirían cambios moleculares en las células cerebrales que son los que se trasmiten como recuerdos de la raza a lo largo del tiempo. Esta explicación, en nada erudita, sino contada de una forma eficaz y simple, determina los recuerdos del protagonista y permite que a través de ellos conozcamos el salvaje mundo en el que el álter ego del chico, un joven homínido, experimente diversos acontecimientos ocurridos en su tiempo.
El hombre avanzaba hacia una especie cada vez más brutal y organizada. Antes de Adán muestra esos primeros síntomas evolutivos y es, en parte, un antecesor del estilo de obras como El planeta de los simios en donde se aprecia la diferencia entre ambas especies separadas por miles de años de evolución. También valdría como ejemplo aprendido el emocionante inicio (solo el inicio) de la novela de Michael Crichton, Next, donde una turista de un safari aseguraba que un mono había hablado y la había insultado.
Jack London nos ha legado una novela de aventuras apasionante en cada uno de sus capítulos, que consigue transportarte a un mundo antiguo y peligroso en el que la lucha por la vida es una constante. Con un ritmo muy atractivo se convierte en un libro ideal para disfrutar casi de una sentada por su adictiva lectura.
Un libro muy entretenido y recomendable.
Hola, Sol.
Me alegra que te gustara. Para mí fue un auténtico gustazo este libro. Jack London me encanta desde que en el colegio me mandaban leer Colmillo Blanco. Espero que sigamos recibiendo impresiones tuyas de las lecturas que hagas.
Un saludo.
Una gran sorpresa al leer esta historia de Jack London, narrando los sueños de su otro yo, Diente largo, en el pasado, un homínido de la época posterior a la de los hombres de los árboles, y ya contemporáneo de los hombres del fuego, en el Pleistoceno. Otra maravilla del gran escritor.