Dice Luis García Montero en la contraportada de este poemario que hoy vengo a recomendarles, Adiós al frío, que Elvira Sastre es poeta, y el oficio de los poetas supone un esfuerzo por entender la vida… Yo estoy completamente de acuerdo. Hace muy pocos días les hablaba de Elena Ferrante y de cómo era alguien que había nacido para escribir, pues bien, Elvira Sastre ha nacido para ser poeta.
Se nota incluso cuando escribe prosa, ya saben, como a nuestro querido Gran Vilas, pueden querer, quizá, ser narradores, pero aflora tanto su esencia que les es imposible apartarse de la poesía.
Había leído de forma dispersa poemas de Elvira, después una buena amiga me regaló Días sin ti, libro que ya tenía anotado porque las reseñas de Virginia Garza ya me habían advertido, en su día, que debía darle una oportunidad.
He llegado a Elvira Sastre de forma más profunda de la mano de mi hija, ella me pidió comprar este poemario, también en su día otro anterior titulado Ya nadie baila, que es una antología que incluye poemas de otro poemario titulado Baluarte y que en especial uno titulado Lugar. Casa. Hogar., es muy especial para ella, y yo entiendo y me alegro que así sea.
Adiós al frío está dividida en tres partes, iniciada por el poema El grito que será suspiro… de alivio, porque los recuerdos persisten aun cuando quiere y lucha por olvidar; olvidar el dolor, pero las heridas escuecen, ahí están para recordarnos el pasado que necesitamos comprender… Y para eso está la poesía
Por el resto de los poemas de esta primera parte, Elvira nos invita a descubrirnos, investigarnos a través de otros ojos, a buscarnos en los silencios… nos invita A volar!
La melancolía es una habitación
cerrada, en cuarto impoluto y abandonado,
una cama extrañamente limpia
donde el amor, desechado ya no duerme…
La segunda parte, más breve, lo inicia con unos versos de Ángel González, aquellos de “aquí no pasa nada, / salvo el tiempo:/ irrepetible…”. Y sí, es el tiempo en el que nos adentramos, y el silencio, y el tiempo en que ya no estás con él, o ya no estás ni contigo… porque sientes la necesidad de estar triste. Esta necesidad vital de los poetas de sufrir lo indecible hasta hacer brotar el dolor en palabras.
En cuanto a la tercera y última parte se acerca a esas palabras con las que iniciábamos esta reseña, y sí, lo digo en plural, porque en plural hemos llegado juntas hasta este último poema, última página en la que pretende entender la vida, pero entender la vida requiere constantes revisiones
Poesía lee el ser humano… Solo el ser humano. Será por eso que la poesía nos hace mejores, nos arrulla en el dolor, nos acompaña en nuestros días felices y nos ayuda, indudablemente, a entender el mundo y aquello que contiene.