No me considero una persona especialmente romántica. Ni en mi vida personal ni en cuanto a mis gustos. Aunque sí que es cierto que, de vez en cuando, me dejo llevar por alguna historia cursi donde el final feliz es el gran protagonista. Hace tiempo descubrí a Nora Roberts y desde entonces me aficioné a sus novelas. Esta escritora es conocida por sus historias extremadamente románticas (que os aseguro, evito a toda costa) y sus libros en los que los asesinatos son la base principal de la trama. En este segundo caso, Nora Roberts sigue metiendo sus historias de amor, pero no deja de lado el misterio y la investigación. Se ha convertido en una experta en eso: en mezclar a la perfección el thriller con el romanticismo. Y cuando me encuentro un libro de ella de este estilo… ahí es cuando no puedo decir que no.
Así que ha llegado a mis manos Al atardecer, un libro que ha sido editado por Plaza & Janés a principios de este año. En esta historia encontramos a dos protagonistas: por un lado está Alice, una joven rebelde que se escapa de casa y es secuestrada por un monstruo. Esta trama se sitúa a principios de los años noventa e irá avanzando hasta juntarse con la de la otra protagonista: Bodine, una joven que lleva un rancho familiar y que ve su sólida vida desmoronarse cuando llega al pueblo Callen, su amor de la infancia.
Poco a poco estas dos historias se irán desarrollando. Viviremos la angustiosa experiencia de Alice, atada en un sótano, violada cada día, obligada a tener un hijo tras otro durante muchísimos años. Y también viviremos la historia de amor entre Bodine y Callen. Lo que os decía: la mezcla perfecta. Las historias se juntarán en la actualidad y entenderemos por qué Alice está tan relacionada con Bodine.
Pero hay un par de cosas que me han chafado un poco el libro: la primera es la cantidad de personajes que salen, cuyos nombres son bastante parecidos en ocasiones. En el rancho viven varias generaciones de mujeres y toda su descendencia, y la verdad es que a veces me hacía un lío con los nombres y no sabía muy bien si estaba hablando de una abuela, de otra, de la madre o de la vecina del quinto. Y la otra cosa que me ha molestado (esta bastante más que la anterior) es que he encontrado varias faltas de ortografía. Es normal que se pueda encontrar una o como mucho un par, pero no, he encontrado unas cuantas y eso me ha decepcionado mucho, ya que esta editorial me encanta. Normalmente los libros de esta autora suelen durar muy poco tiempo en formato rústico, ya que enseguida los editan en formato bolsillo. Así que tengo la esperanza de que, cuando eso ocurra, se vuelva a revistar otra vez la novela para que entonces quede perfecta.
Aunque no os voy a engañar: este libro me ha tenido enganchada. Enganchadísima. Me llegó el viernes por la tarde y hoy, domingo al medio día, estoy escribiendo esta reseña. Creo que ayer batí mi propio récord de lectura, ya que me leí exactamente trescientas veinte páginas. Y ya os adelanto que el libro no es que sea finito, tiene más de quinientas. Pero es que no podía parar de leer y os aseguro que mi vida es del todo menos tranquila como para poder permitirme pasarme un día entero leyendo sin parar. Pero es que no podía soltarlo, así que pospuse todos los planes que tenía para ese día, me acurruqué en el sofá con una manta y me dejé llevar por las palabras de Nora Robert.
Al atardecer es un libro que te encantará si estás buscando una historia intrigante y una historia de amor a partes iguales. También un libro con protagonistas femeninas fuertes, con aire del oeste americano y caballos, muchos caballos. Esto es importante, porque después de leerlo sabrás por qué la autora ha escogido el título que ha escogido.
Sí, sí, lo confieso: me gusta Nora Roberts. Pero no la de las historias pastelosas, no. La de la mente retorcida que nos deja intrigados cada capítulo. La que incluye escenas de amor en su justa medida. La que te deja con las ganas de más. Si por algo dicen que es una de las mejores novelistas de nuestro tiempo.
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