Reseña del libro “Alas negras”, de Laura Gallego
Hace unos meses me pasaba por aquí para hablarte de Alas de fuego, la primera parte de una bilogía escrita por Laura Gallego hace unos años y que Minotauro ha rescatado dándole una nueva reedición y, con ello, una nueva oportunidad entre los lectores más jóvenes.
Como decía en aquella reseña, soy una gran fan de Laura Gallego, aunque bien es cierto que estos dos libros no los leí en su momento, lo que provocó que se me quedara una espinita clavada en el corazón. Así que cuando descubrí esta nueva edición decidí que era el momento de sacármela y descubrir qué tiene de especial esta historia que tanto ha gustado siempre a los fans de la autora valenciana.
Hoy, como no podía ser de otra manera, vengo a hablarte de su segunda parte, Alas negras, que salió a la venta hace muy poquito tiempo y que pronto se vino a mi casa para engordar la balda dedicada a Laura —que, por supuesto, no es nada pequeña—. Y, como no puedo aguantarme más, te diré que me ha gustado mucho. No es mi libro favorito de la autora, ya que la trilogía con la que nos ha deleitado los últimos años (Guardianes de la ciudadela), así como la saga Memorias de Idhún y Donde los árboles cantan están en el podio; pero sí que me ha dejado con muy buen sabor de boca. Y ahora te voy a explicar por qué.
Lo primero que hay que saber es que la historia continúa casi donde nos quedamos en el anterior libro. Ahriel, nuestro ángel protagonista, quiere volver a la prisión donde estuvo encerrada para liberar a los prisioneros que todavía están allí, así que decide remover cielo y tierra y acaba pidiéndole permiso al Consejo para poder viajar al infierno. El Consejo se lo piensa, y acepta el trato con una condición: solo podrá ir si se deja acompañar por el Guerrero de Ébano, Ubanaziel. Tengo que decir que la química que hay entre estos dos protagonistas es muy especial, ya que si Ahriel es un personaje muy bien desarrollado, Ubanaziel termina de complementarlo. La historia, desde luego, se vuelve muchísimo más interesante ahora que el ángel negro va con ella.
Dicho esto, a la vez que descubrimos lo que ocurre en este viaje dantesco y tenebroso de Ahriel, acompañaremos a otro medio ángel que está encerrado en esa cárcel de la que parece imposible salir y que hará todo lo posible por seguir los pasos de Ahriel. En esta historia encontrarás grandes sorpresas, ya que si has leído la primera parte puede que termines pegando algún gritito al descubrir ciertas cosas que Laura tiene bien guardadas para ti (minipunto para Laura, que en este libro ha sabido equilibrar muy bien las sorpresas).
Así, en capítulos salteados, iremos conociendo la historia de estos dos personajes y los acompañaremos en sus luchas personales. Tengo que decir que, por suerte, la autora sigue el mismo hilo de la primera parte en el que el amor no era el gran protagonista. Y digo por suerte porque me he topado con muchos libros que prometen ser una cosa y al final esconden un romance fantástico encubierto. No es el caso; de hecho, Ahriel todavía está muy dolida por la pérdida de su antiguo compañero y eso le genera un sentimiento en su interior que será imposible no escuchar.
Antes de terminar, quería decir que he estado buceando un poco en los archivos y me he dado cuenta de que Laura tardó varios años en publicar Alas negras. En concreto, cinco. Y durante esos cinco años (que ahora tal vez puedan no significar nada pero que en su día supusieron un gran salto en el tiempo), la autora creció una barbaridad como escritora. Se nota que este libro está muchísimo más desarrollado, ya no es tan novel. Los diálogos son mucho más profundos, la carga dramática tiene un perfecto balance a lo largo de todo el libro, y encontramos otras armas que no son únicamente la acción —como pasaba en la primera parte—, sino que también nos toparemos con drama, suspense ¡e incluso comedia!
Sin duda, es una bilogía que merece la pena leer si eres amante de Laura Gallego o si te gustan las novelas sobre ángeles y demonios con un escenario un tanto peculiar y seres extraños que podrían formar parte de tus peores pesadillas.