Alas para un corazón, de David Almond
Y tú, ¿crees en los ángeles? Piénsalo bien. Seres que, por algún motivo, viven entre nosotros y nos cuidan, protegen a los nuestros, y se convierten en alguien indispensables. ¿Conoces a alguno? Puede que muchos de vosotros creáis que os hablo de amigos, de familiares, de amores que nos acompañan por el camino. Pero yo hablo de otra cosa. Os hablo de ángeles, de esos seres de los que tanto hablamos, pero que no se ven, o al menos no solemos verlos en nuestra vida diaria. Alas para un corazón nos demuestra, aunque sea una obra de ficción, que hay algo ahí, algo que respira, que nos intenta ayudar, y que hace que nos unamos todavía más a aquello que queremos. ¿Ciencia ficción o realidad? No lo sé, el caso es que después de mucho leer, de mucho vivir, de mucho sentir, uno se pregunta si hay algo allí que te abraza, de una forma emocional, y te resguarda del frío desolador, del puñetazo más fuerte que la realidad puede darnos. Seres invisibles, seres que no existen para algunos, seres en los que creer para otros. El caso es que hay muchas definiciones para la palabra ángel, pero lo que está claro es que, a veces, sin pretenderlo, sentimos que alguien está allí, mirándonos, para cuidarnos a pesar de lo mucho que suframos.
Michael se enfrenta a un cambio de casa. Además, su hermana recién nacida, pasa demasiado tiempo en el hospital, sin que los médicos sepan qué es lo que le sucede. Un buen día conocerá a dos personas que cambiarán su vida para siempre: Mina, una niña que vive en la casa de al lado y que le enseña el poder de los pájaros y Skellig, una criatura que vive en el sótano y que tiene, increíblemente, dos marcas en los omóplatos.
Recuerdo que, en otra de mis reseñas, comenté que era curioso cómo me gustaban todos y cada uno de los libros que Nube de Tinta había editado. Era, por decirlo de alguna manera, como un amor a primera vista por una editorial. Desde el primer libro hasta este último, puedo decir que han acertado de lleno conmigo. En esta ocasión, no sólo han acertado, sino que además me han emocionado. No suelo decirlo demasiado, no por vergüenza sino porque creo que no es relevante para conocerme, pero esta reseña lo merece. Yo creo en los ángeles, quizá no como una idea religiosa, pero sí como una entidad que ahí está, y tengo alguna experiencia que me lo demuestra. Pero historias personales a parte, estamos ante una historia que, dentro de la dureza que plantea, nos envuelve como si estuviéramos abrigamos por las plumas de las alas a las que hace mención el título del libro. Y así es como Alas para un corazón te toca, te hace sonreír, te hace preocuparte, te hace ver a una familia que vive y sobrevive unida, y a una amistad que se crea y se agranda en un instante, cuando dos personas se juntan y son, lo que podría llamarse, almas gemelas. Y sí, es una historia compleja, pero no porque sea complicado seguir el hilo, sino porque la idea de la enfermedad, la idea de la incomprensión, la idea de querer a alguien al que apenas conoce, está tan bien retratado, que es imposible no sentirse emocionado ante lo que David Almond nos ha propuesta en esta nueva aventura sobre infancias y adolescencias que avanzan a trompicones.
Pero no querría que pensarais que nos encontramos ante una historia sobrenatural, de esas en las que aparecen personajes mitológicos. Estamos ante una historia muy terrenal, que alza el vuelo sí, pero Alas para un corazón no es un libro sobre algo desconocido, sino sobre los sentimientos que trastocan nuestro cuerpo, sobre los sentimientos que abrigan la madurez de unos niños que tienen que crecer demasiado rápido, sobre los sentimientos de unos padres que quieren proteger a sus hijos a cualquier precio, y sobre los sentimientos que se despiertan a través de los ojos de los amigos, de los grandes amigos que, por algún motivo, conocemos, mantenemos a nuestro lado, y se convierten en una pieza inseparable en este impresionante puzzle que es la vida. David Almond dibuja un paisaje sencillo, pero que pega fuerte. Presenta una historia familiar, pero que en realidad habla de toda la humanidad. Y sí, habla de ángeles, los introduce en una historia que requiere de una esperanza, pero como os decía al principio, tú, ¿crees en los ángeles? No sé si son reales o no, no sé si al echar la vista atrás podremos ver que se esconden tras la esquina para que no les veamos. Lo que sí sé es que algo tenemos a nuestro alrededor, algunos de nosotros, que nos hace la vida mucho más llevadera y feliz, se llame como se llame.