He de darte las gracias, Alcatraz. Gracias por devolverme, a mis treinta años, lo mejor de las novelas juveniles que leía en el colegio cuando apenas tenía trece o catorce. Y gracias por hacer que los que te leemos siendo ¿adultos? disfrutemos de Alcatraz contra los Bibliotecarios Malvados tanto como lo harán los colegiales adolescentes. Porque esta historia, la primera de una serie de cuatro volúmenes, es para todos. La disfrutamos todos.
¿Por qué me dirijo abiertamente a ti en esta reseña? Por la misma razón con la que tú, protagonista y escritor de esta fantástica historia (aunque tu nombre real para los que vivimos en las Tierras Silenciadas sea Brandon Sanderson), te has referido a nosotros contándonos de una forma tan canalla, sincera y divertida tus idas y venidas contra esa organización tan peligrosa que todo lo controla. Porque me ha encantado el descaro y la cercanía que he sentido leyendo la historia mientras tú, dándotelas de antihéroe, has ido relatando y haciendo las pausas oportunas cuando a ti te venía en gana, consiguiendo con ello que me sintiera aún más ligado ya no solo a tus aventuras, sino a tu propia voz. Y no, no me creo que seas tan mala persona como te empeñas en hacernos creer. Un poco, quizás.
Por supuesto, para que esta cercanía fuera posible, era necesaria una buena traducción como así ha conseguido Pilar Ramírez Tello, habitual en las traducciones al español de, entre muchos otros, Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins o Guerra Mundial Z, de Max Brooks.
Alcatraz Smedry es un joven huérfano que va dando tumbos por diversas casas de acogida. En su decimotercer cumpleaños recibe por correo un misterioso regalo que sus padres desaparecidos le dejaron como herencia; un pequeño saco con arena. Considerando absurdo e ilógico ese regalo, no es hasta que alguien se lo roba cuando se da cuenta de que algo importante oculta. Para ayudar a descubrir el misterio, cuenta con la ayuda de su abuelo y un grupo de amigos nuevos que le llevarán a enfrentarse contra los Bibliotecarios Malvados, una peligrosa organización que controla la información de todo el mundo haciendo peligrar a los Reinos Libres que Alcatraz debe proteger.
En Alcatraz contra los Bibliotecarios Malvados me he encontrado con una historia de aventuras por los pasillos de esos lugares tan mágicos y enigmáticos que son las bibliotecas. Con unos personajes bastantes peculiares —espera a leer sobre sus talentos y lo entenderás— que ayudándose del poder de los cristales mágicos de las lentes que fabrican, intentarán conseguir su propósito y, además, casi podría decir, una reflexión al mundo en el que vivimos en la que, de forma sarcástica, el autor muestra su particular visión conspiranoica sobre ese ejecutivo que todo lo controla, arrebatándonos aquello de lo que más se vale, la información.
Y están también los…bueno, espera, quizás esto no debería decirlo porque es una de esas cosas que se consideran spoiler y podría quitaros parte del encanto. Lo omitiré, entonces. Pero es que me resultó tan molón… Bueno, lo voy a dejar en que hablan y lo hacen en un correcto inglés británico.
Esta es la primera obra que leo del autor Brandon Sanderson, prolífico escritor que cuenta ya con una extensa saga de novelas de fantasía que pronto reseñaré y más de ocho millones de lectores en todo el mundo. Tras el buen sabor de boca de esta obra juvenil, no dudaré en atreverme con sus novelas de fantasía.
Mención aparte en las obras juveniles merecen las ilustraciones que acompañan la historia. El arte de la portada es fabuloso. Las ilustraciones interiores, con ese tono cartoon tan expresivo, también. De los lápices se encarga Hayley Lazo. Quizá la única pega la pondría hacia el parecido físico de Alcatraz con Harry Potter.
Bueno, es muy posible que los seguidores de J.K. Rowling también se sientan atraídos por esta aventura a la que le continuarán próximamente otras tres novelas más bajo el mismo sello editorial (B de Block, grupo Ediciones B). Se incluye además un adelanto del primer capítulo de la siguiente aventura. Lo mejor para tenernos enganchados esperando su publicación.