Alfonsina Storni, Las grandes mujeres
Autora: Alfonsina Storni
Ilustraciones: Antonia Santolaya
Editorial: Nordica Libros
ISBN: 9788416112289
Alfonsina Storni. Las grandes mujeres
Cuando yo era pequeña y pensaba en las grandes mujeres, debía hacer esfuerzos por encontrarlas en la historia, ya saben, siempre salían las mismas y sus tristes finales: Curie, Kalo, Woolf y Storni. Sí, los más ilustrados podían pensar también en Gabriela Mistral o Emilia Pardo Bazán, por ejemplo, pero a mí para eso aun me quedaban unos años.
Primero descubrí a Alfonsina, después su poesía. Mi amiga Anabel, la cuentoterapeuta más guay de España, resulta que además es una estupenda cantante, y yo la martirizaba pidiéndole que me cantase una y otra vez esa bella zamaba titulada Alfonsina y el mar, compuesta por el argentino Ariel Ramírez y el escritor Félix Luna, que se publicó por primera vez en la voz de Mercedes Sousa, allá por el año 69 …
Conocía pues un poco de la triste historia de la muerte de Alfonsina, muy poco comparado con lo mucho que me atraía esta historia, en la que, de alguna forma, me daba un poco de miedo adentrarme, pero al mismo tiempo sabía que tenía como una obligación para con ella.
La canción me llevó, como les digo, a la poesía de la que nace, Voy a dormir, que fue su último poema y también el último que recoge esta estupenda recopilación ilustrada que nos ofrece Nórdica.
Pero para comprender tanto la poesía, como la vida de Storni, debemos empezar por el principio, y para ello les resultará muy interesante el prólogo de Clara Sánchez, en el que ha sido capaz de sintetizar lo fundamental para adentrarnos en esta tarea.
La inquietud del rosal
El rosal en su inquieto modo de florecer
va quemando la savia que alimenta su ser.
¡Fijaos en las rosas que caen del rosal:
tantas son que la planta morirá de este mal!
El rosal no es adulto y su vida impaciente
se consume al dar flores precipitadamente.
(Poemario: La inquietud del rosal, 1916)
Impresiona este primer poema como impresiona la primera ilustración, impactan, y ya intuimos que el camino no será fácil. De hecho, Alfonsina elige su camino y su vida, pero ser, o intentar ser libre en esa época, se paga caro. La independencia no hacía buenas migas con el matrimonio, la maternidad… Seguro que hoy mujeres de este calibre habrían sido, quizás, algo más felices.
Pasado el tiempo, no mucho, dos años más tarde, sigue descubriendo el mundo que le rodea, noto su ironía y su buen humor que deja perfectamente plasmado en su poema “Tu me quieres blanca”.
Dice en otro de sus poemas, Presentimiento, del libro El dulce sueño, de 1918: “Tengo el presentimiento que voy a vivir muy poco…”. Acertó. Vivió poco aunque intensamente, y el tiempo no sé si se le haría largo o corto, yo presiento que como a todos, días muy felices viendo a su hijo nacer y crecer, días tristes viendo el mundo que le tocaba vivir sin apenas margen de libertad.
Yo pensaba que Alfonsina se había ido “a dormir” por desesperación, dolorida de amor, de sueños no cumplidos, desengaños y depresión, que supongo que también, pero nunca por el terrible dolor físico que debió soportar debido a un cáncer de mama que desgraciadamente en aquellos tiempos no había manera de controlar y curar como, en la mayor parte de los casos, en la actualidad.
Otra de las ilustraciones de Antonia Santolaya que me ha encantado, por lo inspiradora, ha sido la que acompaña al Hombre pequeñito, poema que pertenece a su libro: Irremediablemente, escrito en 1919. Una imagen del hombre convertido en esa cárcel en la que ella se siente presa.
En 1938 Alfonsina ya reconoce la fuerza y el poder de la palabra y la poesía. En su poema El lápiz, publicado en el poemario Mascarilla y trébol, parece decirnos que ha encontrado las armas cuando ya es tarde … ¿Qué poesía habríamos encontrado a partir de ese momento en Alfonsina de no haberse cruzado el cáncer en su camino? Nunca lo sabremos, pero tenemos su legado, un importante legado que va mucho más allá de ese famosísimo poema que dejó escrito antes de dirigirse al mar:
Voy a dormir
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes…
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides… Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido…
Susana Hernández
Me descubres a una poeta que no conocía, aunque ya había leído algunas poesías y comentarios a través tuya, pero ese fue mi primer contacto, y ahora con esta estupenda reseña consigues transmitir el interés que se debe prestar a esta escritora. Una gran mujer, sí, por qué será que todas las grandes mujeres se las suele asociar con el dolor y lo trágico, tan difícil tuvo que serles tomar su propio camino.
Ha sido un placer Susana conocer a una de estas mujeres y contribuir a que no sean olvidadas.
Un abrazo
Yo creo, Icíar, que efectivamente para estas mujeres que debían romper moldes y formas de vida preestablecidas para la mujer no debió ser nada fácil. en el caso de Alfonsina no debió ser fácil ser madre soltera y esas cosas por las que tantas mujeres han tenido que pasar, pero además para una mujer poeta o poetisa debía ser complicadísimo, pues los grupos de poetas siempre han sido siempre muy “suyos”.
Yo creo que esta está siendo la edad de oro en la poesía escrita por mujeres.
Otro abrazo !!
Ah, por cierto, una canción muy bonita, y ¡no!, ¡no la conocía! me vas a hacer muuuy sabia 😀
Me alegra que te haya gustado!!! a mí me encanta 😀
¡Qué edición más bonita! Y con lo que me gusta Alfonsina… Tengo que darme un caprichito…
Besotes!!!
Estamos en momentos de caprichos jejeje Te gustará, la edición el para llevarla siempre a mano, y las ilustraciones son de lo más sugerente.
Besico para ti!!
Muy lindo 🙂 🙂
Ya lo creo!