Imaginad a la cerebrito obsesionada con tener un expediente perfecto, al chico deportista que espera conseguir una beca para estudiar en una buena universidad, a la princesita que sale con el más guapo del instituto y al chaval que siempre anda metido en líos. ¿A que son los personajes tópicos de cualquier película de adolescentes? Pues eso no es todo: imaginadlos encerrados en la misma clase, castigados injustamente, según ellos. Tampoco esa escena resulta original, ¿verdad? Pero no os vayáis todavía, leed un poco más…
He mencionado a Bronwyn Rojas, la empollona; Cooper Clay, el atleta; Addy Prentiss, la chica florero y Nate Macauley, el delincuente, pero dentro de esa aula de castigo no están solo ellos cuatro, también ocupa asiento Simon Kelleher, el chico al que todos odian porque ha creado una aplicación para el móvil en la que cuelga chismes de los alumnos del instituto: Malas Lenguas. Y, mira por donde, justo cuando el profesor que los vigila sale un momento, Simon sufre una reacción alérgica… y muere. ¿Ha sido un accidente o ha sido un asesinato? Si llegasteis hasta aquí, lo siento: ya habéis caído en las redes de Karen M. McManus, la autora de Alguien está mintiendo, y no podréis soltar la novela hasta que se resuelva el misterio.
Alguien está mintiendo se divide en tres partes, que llevan por nombre juegos que todos conocemos: «Simon dice», «El escondite» y «Verdad o atrevimiento»; títulos muy apropiados, pues nos adelantan por dónde irán las acciones y reacciones de los personajes, que nos van contando en primera persona cómo se toman eso de ser sospechosos de asesinato, a la vez que van desvelando, poco a poco, qué les unía a Simon y al resto de castigados, si tenían razones para matarlo y esos secretos que los atormentan y que bajo ningún concepto quieren que se descubran.
Con esta historia, Karen M. McManus aborda el impacto que las redes sociales tienen entre los más jóvenes. Antes, una foto desafortunada solo era vista por unos cuantos del círculo más cercano y un rumor malicioso rara vez escapaba de los pasillos del instituto. Sin embargo, ahora pueden hacerse virales y retroalimentan otras problemáticas que han existido siempre, como son las relaciones tóxicas, el acoso escolar, la homofobia o el sensacionalismo de los medios de comunicación. A través de las redes sociales se puede arruinar la reputación de una persona o, incluso, sus proyectos futuros; pero ¿quién tiene la culpa de ello?, ¿el que comete el error o el que lo divulga? Los puntos de vista de los protagonistas de esta novela nos hacen reflexionar sobre ello.
Alguien está mintiendo está repleta de tópicos y, sin embargo, funciona. Exactamente igual que esas películas de adolescentes que repiten el patrón mil veces visto: como les prestemos atención un minuto, para cuando nos demos cuenta, estarán pasando los créditos finales. Y exactamente igual que las publicaciones de Facebook, Twitter o Instagram: entramos para echarles un vistazo, pero acabamos tirándonos una hora. Ese es el poder de las películas adictivas y de las redes sociales; ese es el poder de la primera novela de Karen M. McManus. Estáis avisados.
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