Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll
A título personal, una de las cosas más gratificantes de haber leído Alicia en el País de las Maravillas ya inmerso en la edad adulta ha sido el darme cuenta de lo frescos que pueden permanecer algunos recuerdos en la memoria de uno a pesar de parecer enterrados para siempre. Y creo que ha sido por este motivo principalmente que disfruté tanto con la novela. Conforme iba avanzando en la historia, me daba cuenta que todas las imágenes y personajes de la historia seguían vivos en mí de una manera muy profunda y que los personajes creados por Disney habían dejado una impronta muy marcada en mi universo imaginario. Incluso recordaba el cómic de Disney que mi madre me compró en aquel entonces y la disposición de algunas viñetas de este cómic y el color y forma de algunos personajes del cuento.
Así, saborear las escenas, emprender las visitas de Alicia a nuevos territorios desconocidos plagados de personajes (a cada cual más extravagante), todo eso ha sido como estar cogiendo un juguete de un baúl viejo y exclamar: ¡guau, esto seguía aquí!. Me parece que uno no debe perder nunca la capacidad de sorprenderse y retroceder hasta nuestro lado más infantil aunque crezca. Y yo creo que Alicia me ha enseñado un poco esto.
Algunos de los diálogos sin sentido (y a la vez cargados de una lógica aplastante) que se suceden entre los personajes y Alicia me han parecido hilarantes. De hecho, intuyo que el propio Cortázar, al cual me ha recordado irremediablemente, se empapó de este modo de dialogar empleado por Carroll para poblar sus propias novelas. Veo que ambos se sirven de lo absurdo a veces del lenguaje y la lógica que se deriva de él. Hay cierto regusto alegre, de hecho, en las novelas de Julio que saboreo también en Carroll y que es inevitable que me ponga una sonrisa de oreja a oreja (al estilo del gato de Cheshire). Ciertos diálogos adultosde Los premios me parecen igual de lógicos (e ilógicos a la vez) que muchos de los diálogos de esta novela.
Otro punto que me fascina del mundo creado por Carroll es que Alicia acepte las normas de este nuevo mundo (Wonderland) sin llegar a hacerse grandes cuestionamientos en ningún momento. Ella observa el mundo, lo asimila y acepta su forma de ser como si fuera un ente, interactuando con él. Me parece que es una forma muy aproximada de cómo suelen actuar los niños. Y creo que a nadie se le escapa esta óptica: uno vuelve a sentirse como un niño cuando lee Alicia. Este mundo imaginario se puede palpar casi tanto como si fuera real. Uno come una seta y se hace más grande, los bebés llorones se convierten en cerditos y es lo más normal del mundo que una reina quiera que le corten la cabeza a uno.
A través del espejo es un poco tres cuartos de lo mismo: ¿qué pasaría si Alicia traspasara el espejo y viviera en una nueva dimensión donde las cosas son de otro modo? Carroll vuelve a proponernos un nuevo juego para la imaginación, algo así como una partida de ajedrez, donde Alicia tiene que avanzar hasta conseguir su meta final: convertirse en reina. Y mientras tanto, irá pasando por diferentes personajes (casillas) que le irán llevando de la mano hacia su objetivo final (¡jaque mate!). Aceptamos las reglas de este juego propuesto por Carroll con la misma naturalidad que aceptamos tomar café por las mañanas, como algo cotidiano y rutinario. Y en medio de todo esto, yace el caos más absoluto.
Me parece que, de vez en cuando, no viene mal dejarse llevar por estos paisajes imaginarios para edulcorar nuestra realidad cotidiana. Fluir con ellos como si fueran parte de nuestra existencia. Sin duda, las historias de Carroll y las ilustraciones que acompañan a la edición (comunes a casi todas), que me parecen sumamente acertadas, me han permitido olvidarme todas la mañanas que iba y venía del trabajo viajando en una caja de sardinas.
Quizá yo también viva ahora en mi propio Wonderland al estilo de Alicia.
Es un libro maravilloso! Yo recuerdo ver la película de muy pequeña y se me quedaron grabadas escenas y detalles que luego identifiqué en la novela 🙂 El libro no ha perdido ni un ápice de su frescura y releído gana muchísimo más. Tengo pendiente la lectura de “A través del espejo”, a ver si cae pronto.
saluditos
Es un clásico de clásicos. La magia que posee este libro, pocas obras lo han logrado. Ahora habrá que ver la película pues al ser dirigida por Tim Burton, seguramente no decepcione 😉
Saludos!
¡Estamos un poco todos a la expectativa de ver la versión de Burton!
Sin duda, si algo bueno sacará es que volverá a sacar a Alicia a la palestra 🙂
Lillu, te animo a leer la “segunda” parte de Alicia: es si cabe más rocambolesca que la primera.