American Gods, de Neil Gaiman
Mi primer contacto con a Gaiman fue su espectacular obra en cómic The Sandman (obra que nunca me cansaré de recomendar), en donde aparecían personajes de la mitología clásica y contemporánea. De hecho, le debo a The Sandman el hecho de aficionarme al cómic. Desde entonces he querido leer alguno de sus libros.
Y lo cierto es que lo intenté. Hace algunos años lo intenté sin conseguir pasar de unas pocas páginas. No obstante, debo decir que eso se debió a una mezcla de elementos como desconocimiento de la mitología, algo de pereza, y una edición que, comparada con la que acabo de leer, no terminaba de convencerme (no es lo mismo que el nombre de un personaje sea Miércoles, que Wednesday. Es lo mismo, sí, pero no lo es). Además, hay momentos en los que leer un libro en el que el prota se llama Sombra, y luego conocer a otro cuyo nombre es el de un día de la semana no apetece, no acaba de inspirarte…
Ahora que llevo un tiempo aficionado a la mitología nórdica puedo decir que comprendo mejor la historia que me cuentan. Que nadie se asuste, no es necesario ser un experto en mitología, ni siquiera un aficionado, pero sí que ayuda algo a intuir, -al menos al principio, ya que a medida que avanzas en la trama se va descubriendo-, quien es quien en el reparto de personajes.
¿Y qué nos cuenta American Gods? Pues que Sombra está a punto de cumplir su condena de tres años en la cárcel y sueña con reencontrarse con su mujer, su mejor amigo y su trabajo. Pocos días antes de que concluya su condena, le comunican que su mujer y su mejor amigo han fallecido en accidente de coche, y le conceden la libertad.
Un anciano timador, Wednesday, le contrata como guardaespaldas para que le acompañe en un viaje por América (más bien por EE.UU.), en el que encontrará todo tipo de personajes, tanto humanos como divinos.
Pero realmente, lo que Wednesday quiere es comenzar una guerra entre los viejos y ya olvidados dioses y los nuevos y venerados (Internet, medios de comunicación, televisión, automóviles, consumo,…). Wednesday (no voy a desvelar a qué dios encarna este nombre) pretende reclutar a cuantos más dioses (y también duendes y figuras legendarias) mejor para la causa, y así asistiremos a una presentación de deidades que generan más lástima que veneración, pues hace tanto que la gente dejó de creer en ellos que están casi a punto de la desaparición. (Algo similar ocurre en los cómics “Fábulas”). Viven en situación precaria la mayoría, roban, asesinan, se prostituyen, timan, se emborrachan, están locos…En resumen, están abandonados y son patéticos.
Chris Claremont, guionista de cómics de Marvel, afirmó hace algunos años en una entrevista que “Estados Unidos no tiene una mitología propia. Escandinavia tiene sus sagas y leyendas, Germania su épica, España tiene al Cid. Nosotros no tenemos héroes mitológicos, nuestros héroes son muy jóvenes aún”.
Por eso, los dioses que participan en American Gods son los que los inmigrantes llevaron a Norteamérica dentro de sus mentes. Ciudadanos de todo el mundo abandonaron su tierra natal rumbo a la tierra de las nuevas oportunidades y todos llevaban consigo sus creencias. Eso hace que los dioses se sienten confusos en una tierra que no es la suya, en una tierra en la que han sido desplazados.
Dioses egipicios, hindús, africanos y nórdicos. Gaiman demuestra ser un gran conocedor de todas las mitologías y hace un mix con todas ellas, pero repito: la nórdica es aquí la que cuenta con el panteón más importante y conviene tener alguna noción para que la lectura sea más provechosa y disfrutable, sobre todo en los tramos iniciales y finales.
La historia está muy bien contada, con elementos que van dosificándose muy bien a lo largo del argumento y con una trama que mantiene el ritmo. La parte central puede hacerse un pelín pesada, pero por lo demás, es un libro que se lee con mucha facilidad y sobre todo con mucho interés.
Los diálogos son ágiles y fluidos, -si bien en alguna ocasión pueden ser crípticos por razones argumentales-, y el vocabulario es sorprendentemente accesible y en ocasiones callejero y malsonante, pero sin dejar de ser apropiado para el momento en cuestión.
Las descripciones son breves pero definen bien tanto lugares como personalidades y, a pesar de movernos entre dioses, consigue que creamos en ellos.
Como única pega cabe decir que si bien yankilandia no cuenta con dioses propios, el resto de América sí, pero por ninguna parte vemos dioses aztecas, mayas, incas…
Para acabar, diré que es un gran libro y que si te gustan las historias con personajes mitológicos no puedes perderlo. ¡¿Y qué coño?! ¡Es Gaiman, por Odín bendito. Hay que leerlo sí o sí!
Traductor: Monica Faerna
Páginas: 560
Idioma: Español
Publicación: 2001 (2012)
Editorial: Roca
Categoría: Fantástica
Premios Locus, Nébula, Bram Stoker y Hugo