Es imposible que sea el único, ya lo sé, pero a veces la vida me presenta situaciones tan sorprendentes que por un momento pienso que solo me pasan a mí. Pero, como digo, ya sé que no. Hablo de esto aquí porque sobre todo leyendo me ocurre, aunque probablemente sea porque gran parte del tiempo que ocupa un día lo paso así. Y también hablo de esto porque me ha pasado con el libro que comento hoy: Amor más poderoso que la vida, de Jaime Gil de Biedma; un librito (formato pequeño, aunque difícil de meter en un bolsillo, y por solo 4,90€) que me ha recordado nada más verlo a aquellos que pululaban por los cajones de casa de mis padres cuando yo era niño con el sello dorado de “Mitos Poesía”. Y me ha recordado porque es este uno de los nuevos que conforman la recuperada colección, ahora bajo el nombre de “Poesía Portátil” y bajo el sello Literatura Random House.
Vayamos al grano. Hace unos días terminé y reseñé el último libro de Luis García Montero, dentro del cual se habla mucho y bien de Gil de Biedma. Hacía bastante que en mi vida no aparecía ninguno de estos dos poetas y de repente, pam, los dos en un mismo libro. Y más casualidades: tras ese libro, en la pila interminable de pendientes, estaba este. Dos en uno. Poesía por dos. Y no me quejo. Para nada.
Amor más poderoso que la vida es una selección de poemas de Gil de Biedma, selección que abarca toda su carrera, recogidos por la poeta argentina Ana Becciu. En ellos encontramos desde poemas de juventud hasta poemas casi de despedida, desde los más conocidos (qué bonito es poder leer y leer y leer tantas veces como queramos poemas como Contra Jaime Gil de Biedma o Pandémica y Celeste) a algunos que quizá nos han pasado desapercibidos en nuestros años de lectores. Una veintena de poemas se recogen aquí, obviamente no para expertos en el poeta que busquen algo más de información o conocimiento sobre este, pero sí para aquellos que tengan ganas de hojear algo que les traiga los recuerdos que afloraron en ellos los poemas de Gil de Biedma. Con esa aparente facilidad que tienen sus versos y que, no sé cómo, parece que se lean como de carrerilla con una musicalidad genial, con esos temas ya característicos en su poesía y que nadie como él trata: el recuerdo, la infancia, la juventud, los bares, el alcohol, la guerra y su post, España (mejor en minúscula), lo corpóreo, los besos, los ojos y las miradas, la atracción, el amor y su pasión, el verano, la noche, lo despreciable de su condición, tanto como por clase como, al final, por oficio y esencia, con todo esto, Amor más poderoso que la vida es el reencuentro con alguien que (quizá te pasó como a mí) puso en tu adolescencia palabras a cosas que por ti mismo no hubieras sabido describir.
Hay en este Amor más poderoso que la vida, cómo no, todo lo que es Jaime Gil de Biedma como poeta. Digo como poeta porque no sé si también como persona. Podemos leer en alguno de estos poemas aquellos versos en los que dice que «mi experiencia / nada tiene que ver con mis ideas». ¿Será acaso que lo que nos ha quedado de él es solo el reflejo de aquel otro Jaime Gil de Biedma que aparece en alguno de sus poemas? Pero lo más importante, aunque difícil de reconocer en este país que tanto gusta de rascar lo que hay detrás del artista, ¿qué más nos da?
Disfrutemos de la literatura, llevemos siempre con nosotros a estos amigos portátiles, sigamos pasando hojas que consigan despertar emociones muy dentro, que sigan erizando vello, que sigan convenciéndonos de gastar dinero en ellas. Qué gran inversión es un libro. Y qué poco, pero a la vez cuánto, dura el placer de leerlo.