“Ángulo muerto”, de Jordi Juan
Tenía ganas de novela negra e intuía que con Ángulo muerto tendría una buena. Y no, no lo “intuía” porque hubiera resultado ganadora del XIX Premio de Novela Negra de Getafe. Simplemente ocurre que, a veces, no basta leer la contraportada ni las buenas palabras en las que puede deshacerse un jurado. A veces suena una alarma dentro de ti que te obliga a no saltarte un determinado libro porque te arrepentirías. Eso es lo que me pasó con este libro y no me equivocaba.
Un fin de semana. Menos de dos días ha sido lo que he necesitado para ventilarme el libro de Jordi Juan. Parece mentira que esta sea su primera novela negra. Cualquiera diría que ha crecido entre escorts, policías, narcos, miembros del Opus y empresarios puteros, entre otras alimañas habituales de este noir pues se maneja como uno más entre semejante fauna. No puedo sino confirmar las palabras de Lorenzo Silva sobre el libro:
«Una novela en la que destaca la complejidad y a la vez la claridad de la construcción de la historia y el manejo, con pericia e incluso maestría, de varias voces narrativas».
Eso mismo que define Lorenzo Silva es lo que yo pensaba al leerlo: la impecable construcción del engranaje tan perfectamente ensamblado en el que se asienta la historia. Ángulo muerto se lee fácil, y además, mientras lo leía era consciente de que pensaba, como escritor en ratos libres, en lo difícil que tenía que haber sido todo el proceso creativo. Porque la novela tiene varios puntos de vista, distintas momentos temporales y unas relaciones intrincadas, perfectamente tejidas, desarrolladas y ejecutadas con la precisión de un cirujano que sale del quirófano como entró: blanco impoluto, sin que una gota de sangre le haya salpicado mientras operaba a corazón abierto con la cantata 147 de Bach sonando de fondo.
Además, los personajes son todo lo opuesto a planos. Están detallados y descritos en profundidad de una forma tan veraz y realista que te creas una imagen mental de ellos que perdura durante bastante tiempo conviviendo contigo. Te los crees porque te los han presentado, te han contado cómo piensan y sienten, qué temen y qué anhelan y ya los conoces y quieres a unos y desprecias a otros.
Todo esto está bien, pero no vale de nada si no hay una buena historia en la que aprovecharlos, y ahí es donde Jordi Juan vuelve a rematar con una trama endiabladamente absorbente (repito, en menos de un fin de semana di con ella), con una prosa y unos diálogos que dan gusto leerlos y que redondean una obra perfecta en su conjunto.
Y todavía no he contado nada del argumento, que es lo único que te falta para hacerte con un ejemplar. Allá vamos, pero solo por encima, muy por encima: el descubrimiento del cuerpo salvajemente machacado a base de martillazos de una escort será el inicio de una investigación que tendrá consecuencias para todos los implicados directamente y que alcanzará también a pobres diablos que no tenían culpa de nada. Así es la novela negra, sucia y realista… y en este caso, también gráfica e incluso escatológica. Así es Ángulo muerto.
Una novela más que recomendable. Una novela que me ha entusiasmado y cuyo entusiasmo espero contagiar a todos quienes me lean. Ignoro la calidad del resto de novelas presentadas a concurso, pero sí sé que esta es una digna merecedora del premio.
Leedla… ¡devoradla, sin demora!