Laika, Chita, Lassie, Willy, Copito de Nieve, la marmota Phil, el pulpo Paul, los unicornios, la pantera rosa, Moby Dick, Dumbo, King Kong, Godzilla, Flipper, Babe, el cerdito valiente; Ideafix, Rantanplan, el superagente K-9, Rocinante, Babieca, Platero, Scooby Doo, Patán, Hachiko, Colmillo Blanco, la perra de Calahorra…
La lista sería interminable. Ya sean reales o imaginarios, salidos de las páginas de los libros o de los fotogramas, de los cómics o de series de animación, del imaginario colectivo medieval o de la más reciente actualidad, de bestiarios o cuentos de hadas, los animales han estado ahí siempre y muchos de ellos han pasado a la historia por méritos propios.
En Animales célebres se reseñan cuarenta animales más o menos famosos (de muchos de ellos no tenía ni zorra idea, pero también es cierto que se deja fuera otros, tal vez más conocidos, que deberían haberse incluido), dentro de la cultura occidental, sobre todo de la europea. Algunos existieron, otros se enmarcan dentro del terreno de las leyendas y/o fantasías (el monstruo del lago Ness), fábulas, creencias (la serpiente del Paraíso, la ballena de Jonás), literatura, iconografía y mitología (el caballo de Troya, el Minotauro), emblemas y símbolos (Teddy Bear) o logros de la ciencia (la oveja Dolly).
El autor, como historiador especialista en la Edad Media que es, quiere dejar claro que el estudioso de la Historia no debe oponer lo imaginario con la realidad ya que ambos forman parte de la cultura, la evolución y los tiempos del ser humano.
El análisis de cada animal se divide en una parte en la que se explica quién es el animal, el porqué de su “fama” y después se explica el contexto, tradición, complejidad…
Animales célebres es un ensayo que no lo parece ya que la forma en la que se nos habla de cada animal se asemeja, de alguna manera, a un pequeño cuento, leyenda o acontecido que nos crea el interés por saber más de él y que consigue saciarnos con las explicaciones posteriores de forma amena y sin el lenguaje aburreovejas propio de ensayos con ínfulas. Un escrito muy entretenido en el que te asombras de cómo se veía a ciertos animales antiguamente, de por qué se veneraba a, por ejemplo, al buey y no al burro, de si realmente son abejas las del emblema de Napoleón, de por qué hay gansos en el Capitolio y por qué eran preferidos a los perros… y, en definitiva, observas el cambio de mentalidad de la humanidad respecto a los animales a lo largo de los siglos.
Un trabajo bien documentado en donde profundizaremos sobre los animales del Arca, la loba que amamantó a Rómulo y Remo, los elefantes de Aníbal, el cerdo regicida (curiosa historia esta), el oso que se enamoró de una pobre chica (más curiosa aún esta zoofílica historia), la burra de Balaam, Mickey y Donald, Milú o los jabalíes de Obélix entre otros.
Pastoureau es consciente de que los cuarenta animales de los que se ocupa podrían haber sido perfectamente ochenta, ciento veinte o dos mil, y espera solventar esto si el libro llega a tener una segunda edición. Esperemos que sea así, pues me gustaría conocer más animales, del tipo real o no, con historias tan amenas como las que aquí nos ha contado el autor.
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