Reseña del libro “Aquelarre de cuentos”, de Inés Ordiz y Sandra M. Casanova Vizcaíno
Últimamente elijo muchas lecturas por palabras que aparecen en la cubierta y llaman mi atención. En este caso fueron «aquelarre» y «terror insólito». Se trata de Aquelarre de cuentos. Antología de terror insólito escrito por mujeres, que reúne diecisiete relatos de autoras que escriben en castellano, algunos inéditos y varios incluidos en otras antologías o publicaciones.
Mención aparte merecen Inés Ordiz (profesora de Estudios Españoles y Latinoamericanos) y Sandra M. Casanova Vizcaíno (profesora de Literatura, Cine y Cultura de Latinoamérica y Caribe Hispano), ambas a cargo de esta antología, que han escrito un prólogo tan interesante como los relatos que lo siguen. En él explican que cada historia escogida nos arrastra hacia lo cotidiano o lo doméstico, ese espacio que ha delimitado la existencia de las mujeres durante tanto tiempo. El nexo entre ellas es que algo insólito o inverosímil se cuela en la realidad, la transforma, la vuelve terrorífica. Y de este modo ponen en primer plano los miedos femeninos (represión de la sexualidad, feminicidio, violación, cosificación, desigualdad de poder, opresión social, violencia, encierro…), a menudo ignorados tanto en la ficción como en el día a día.
La selección de autoras aglutina trece países: México (Adriana Díaz Enciso y Carmen Boullosa), Cuba (Daína Chaviano), Puerto Rico (Ana María Fuster Lavín y Alexandra Pagán Vélez), Nicaragua (María del Carmen Pérez Cuadra), Colombia (Gabriela Arciniegas), Ecuador (María Fernanda Ampuero y Solange Rodríguez Pappe), Perú (Claudia Salazar Jiménez), Brasil (Mariana Torres), Bolivia (Liliana Colanzi), Chile (Alicia Fenieux Campos), Argentina (Mariana Enríquez y Ana María Shua) y España (Gemma Solsona Asensio). Con tanta variedad, es difícil que todos los relatos satisfagan por igual. Reconozco que con alguno que otro no he conectado, pero la mayoría me han fascinado y más de uno me ha provocado un escalofrío. Mis favoritos se acumulan en la segunda mitad del libro, pero estoy convencida de que la conexión con este tipo de historias es algo muy personal y puede variar enormemente de un lector a otro.
Además de poner su granito de arena para reducir la subrepresentación de las autoras en antologías de textos latinoamericanos y españoles (según uno de los estudios que se citan en el prólogo, el porcentaje promedio de es del 14 %), Aquelarre de cuentos es una buena forma de conocer qué literatura se está escribiendo actualmente en nuestra lengua. Y me parece un libro perfecto para romper prejuicios. Por un lado, el prejuicio contra el terror, un género rico y maleable que casa muy bien con otros y que, en definitiva, no se deja acotar. Por otro lado, el prejuicio contra la literatura escrita y protagonizada por mujeres; aun cuando hablan de temas que solo pueden sentir ellas, no están excluyendo a la otra mitad de la población y pueden resultar igualmente interesantes, incluso más por ser cuestiones menos tratadas o visibilizadas.
Frases como «no me gusta el terror» o «no me interesa la literatura de mujeres» (no sé tú, pero yo las he escuchado muchas veces, por desgracia) saltan por los aires con libros como Aquelarre de cuentos: Antología de terror insólito escrito por mujeres, que no merece más etiquetas que pura literatura.