A menudo me pregunto si la gente subestima el arte de escribir o soy yo quien lo sobrevaloro. Mi pasión literaria viene de tan atrás y soy tan crítica con lo que escribo, que reconozco que me molesta cuando alguien, que apenas sabe redactar sin faltas de ortografía, dice que es escritor solo porque ha colgado su «libro» en Amazon. Eso me recuerda, irremediablemente, aquella anécdota que contó Pérez Reverte en su columna, hace ya algunos años. Estaba él sentado en una terraza cuando se le acercó un hombre a saludarlo. Tras reconocer que no había leído sus libros, ni ninguno en general, le pidió consejo para escribir una novela. No tenía una idea concreta en mente, ni siquiera había escogido un género, pero oye, al hombre le hacía ilusión escribir un libro. Estupefacto, Reverte le dijo que por qué no le había dado por componer música, y el hombre le replicó que eso no lo hacía cualquiera, que para eso había que valer.
Ese es el error más extendido: considerar que escribir literatura no requiere de aprendizaje alguno. Yo, que soy una romántica o, tal vez, muy inocente, pienso que, además de técnica, para escribir se precisa de una mirada especial. Y David Vicente, el autor de El arte de escribir, está de acuerdo conmigo, aunque también está convencido de que hasta eso puede aprenderse.
En este manual de escritura, recientemente publicado por la editorial Berenice, David Vicente no solo resume las enseñanzas que suele impartir en sus talleres de escritura creativa, sino que reproduce casi íntegros cuentos de escritores de la talla de Hemingway o Capote, para que sirvan de ejemplo, e incluye ejercicios al final de cada capítulo. Aunque los lectores no tendrán la suerte de que él se los revise y comente, al menos es una forma de llevar a la práctica lo leído. Después serán la persistencia y el ojo crítico los que harán que este curso exprés de ciento veinticuatro páginas dé sus frutos en los lectores que se adentren en él.
No es la primera vez que hablo de libros de escritura. Ya reseñé aquí La mecánica de la escritura creativa: en busca de una voz propia, una recopilación de artículos de profesores y colaboradores de la Universidad de Alcalá de Henares que reflexionaban sobre los retos y beneficios de la escritura creativa; Escribe con Rosa Montero, un precioso cuaderno donde escribir nosotros mismos, con reflexiones y consejos de la escritora madrileña e ilustraciones de Paula Bonet y Los 65 errores más frecuentes del escritor, un excelente manual para quienes ya llevan muchas páginas escritas a sus espaldas y buscan perfeccionar su estilo. En cambio, El arte de escribir, de David Vicente, está destinado a principiantes y, en ese nivel, cumple perfectamente su función.
David Vicente no se anda con rodeos. Con un lenguaje sencillo y cercano, aborda las cuestiones básicas que todo aspirante a escritor debería conocer: el punto de vista que requiere cada narración, los elementos para una buena construcción de personajes, cómo plantear el conflicto, de qué forma desarrollar la trama y sus nudos, cuándo es necesario introducir diálogos o descripciones, en qué momento plantearnos el tema de fondo de nuestra historia o la importancia de la reescritura. Y, deliberadamente, deja en un segundo plano la publicación, esa obsesión de muchos que, al final, poco tiene que ver con el verdadero arte de escribir.
El manual de David Vicente es una lectura que recomiendo tanto a los que pecamos de sobrevalorar la escritura como a los que la subestiman. A unos, porque comprobamos que hay una serie de conceptos que, bien interiorizados, hacen que cualquiera pueda escribir una historia que merezca la pena ser leída. Y a los otros, porque constatarán que esto del arte de escribir tiene muchísima más miga de lo que parece.