Brujas. ¿Por qué me gustarán tanto? Siempre que encuentro un libro que gira alrededor de las brujas, ya sean buenas o malas —aunque, sinceramente, si son malvadas mejor— no puedo resistirme. Las brujas me atraen peligrosamente a su mundo. Igual es porque siempre me he sentido una de ellas —o tal vez porque me encantaría ser una de ellas—. Las hermanas Halliwell, Sabrina, Willow Rosenberg, Hermione Granger, Morgana, Circe y, por supuesto, Maléfica. Todas brujas. Blancas y negras. Todas me apasionan.
Por eso, cuando me enteré de la existencia de Asesino de brujas: La bruja blanca, de Shelby Mahurin, tuve que sacar mi varita y decir las palabras mágicas para que llegara rápidamente a mi casa.
Louise le Blanc y Reid Diggory, dos polos opuestos a más no poder, son los protagonistas de esta historia. Ella, una bruja que ha tenido que huir de su aquelarre y esconderse en la ciudad de Cesarine, un lugar dominado por el miedo a lo desconocido y tremendamente fiel a la religión. Él, un cazador de la Iglesia —yo diría que una mezcla entre policía y sacerdote, para entendernos—, cuya misión es quemar en la hoguera a toda bruja que se precie. Debido a una serie de circunstancias, Lou y Reid deben casarse a pesar del rechazo mutuo. Sin embargo, la conexión que empieza a surgir entre ellos será más fuerte que ambos, siendo capaz de cambiar el destino de cada uno en un mundo donde no hay lugar para la magia.
Pero, ¿adivináis para lo que sí hay lugar? Para el odio. Sí, el odio hacia lo desconocido, hacia lo diferente. Los cazadores o chasseurs, como se les llama en el libro, son adiestrados desde pequeños para matar brujas. Porque sí. No hay preguntas ni respuestas. Las brujas no deben existir. Las brujas deben morir. Porque, claro, las mujeres somos perversas… y en especial las brujas. Y ellos, como autómatas, las exterminan si se cruzan en su camino.
Imaginad entonces qué tensión, qué forma de vivir. Escondidas, apartadas, sin poder demostrar lo que las hace diferentes y especiales. Me parece completamente lógico y comprensible que, en un mundo así, rodeadas de personas que las desprecian y las repudian, las brujas no se limiten simplemente a sobrevivir.
Ellas buscan venganza de una forma cruel. ¿Y quién no lo haría en su situación soportando lo que soportan? ¡No hay derecho! ¡No hay respeto! Mujeres, brujas… ¡qué más da! Es frustrante y así me he sentido, como una bruja dispuesta a todo por acabar con las injusticias.
Ahora bien, si tuviera que catalogar esta novela de alguna forma, sería como novela de personajes. La autora se vuelca en Lou y Reid, acercándonos a ellos, viviendo al límite con ellos y, por supuesto, nos regala una narración que comparte los dos puntos de vista.
Eso es algo magnífico porque de esta forma podemos conocer los pensamientos y sentimientos de ambos de primera mano. Así, al ser dos narradores protagonistas en primera persona hacen que todo lo que ocurre llegue de manera más personal al lector.
Por otro lado, esta novela está dividida en tres partes claramente diferenciadas, a cada cual más apasionante. Y en todas esas partes encontramos muchos diálogos que nos mantienen en vilo consiguiendo que no perdamos detalle de lo que pasa en ningún instante. Porque lo bueno es que no dejan de ocurrir cosas, y eso ha hecho que no me aburra en ningún momento.
Por último, algo a lo que siempre presto atención en una historia es al ritmo, y aquí está muy bien llevado. La autora se define así con un estilo ligero y agradable, sin prisa pero sin pausa. Las horas transcurrían en el reloj y yo no me daba ni cuenta. Así que, no voy a engañaros, este libro es una droga. Pero una droga de las buenas, que conste.
Así que, en definitiva, Shelby Mahurin debuta de forma extraordinaria con este universo rico en detalles y personajes, donde los hombres poseen el control y llevan la razón, y las mujeres son dominadas y amaestradas. Donde al menor indicio de brujería, no hay duda. Tu destino es la hoguera.
Pero no temas, porque si buscas intriga, amor, venganza, magia a raudales y, sobre todo, si deseas toparte con Lou, una mujer completamente realizada, salvaje, decidida, poderosa, segura de sí misma, descarada, y simplemente única, tienes que hacerte ya mismo con La bruja blanca, primer tomo de la saga Asesino de brujas. Ya sabes, no dejes que los chasseurs te atrapen cuando adquieras el libro, porque nunca antes ser bruja había sido tan arriesgado.