Reseña del libro “Astillas en la piel”, de César Pérez Gellida
¿Puedo considerarme gellidista? No lo sé. Yo creo que sí. Si obtuve verdaderos orgasmos cerebrales con la cojonuda trilogía de Augusto Ledesma Versos, canciones y trocitos de carne, la gocé con la no menos brillante dedicada a Ramiro Sancho Refranes, canciones y restos de sangre, lo pasé de puta madre con Todo lo mejor, me he ventilado en apenas dos días las 440 páginas de Astillas en la piel y estoy deseando ponerme con el que me queda, Todo lo peor –con el cual por extrañísimas circunstancias que no vienen al caso aún no he podido– y con La suerte del enano también lo disfruté como un ídem, las cuentas dicen que he leído nueve de los doce libros (recalco que espero que pronto sean diez), que Gellida tiene en su haber.
¡Hay que rejoderse, lo sé tengo una mancha en mi historial! Empecé Khimera pero se me hizo bola y con ya más de la mitad leído lo abandoné. Y como Konets parecía estar relacionado directamente con mi deserción, pues otro negativo que me anoto.
Pero respondiendo a mi propia pregunta, sí, soy gellidista. Espero la salida de cada tochazo del vallisoletano con una ilusión que comparto con muy pocos autores. Porque Gellida engancha que da miedo, sabe cocinar sus historias a fuego lento aún cuando lo que sucede ante nosotros parece ocurrir a cámara rápida, y siempre hay algo más que se está cociendo en la mente del escritor.
En Astillas en la piel (por favor, que sea el inicio de otra trilogía, que pintas tiene de que sea así) Gellida se sale de lo que nos tiene acostumbrado (poli buscando asesino en serie). Como él mismo dice en las páginas finales “Algo distinto pero reconocible. Quería que los ingredientes fueran otros a los que suelo utilizar, sí, pero que el guiso no defraudara ni a quienes están acostumbrados a comer en mi mesa ni a los que se sientan a ella por primera vez”. Y a fe mía que yo he salido satisfecho del banquete.
Antes de nada hay que aclarar que este es un libro independiente y puede leerse sin necesidad de haber leído antes ningún otro, aunque hay algún guiño metaliterario hacia la propia obra y personajes del autor que no impiden en ningún momento la absoluta comprensión de la trama.
Para la receta de este libro ha reducido los protagonistas a dos y ha ambientado la acción principal casi en su totalidad a un único escenario.
Lo cierto es que, tanto si se es fan como si es el primer libro al que uno se acerca conviene saber bien poco de la trama para que los giros y la sorpresa sean más efectivos e inesperados. Siguiendo el símil gastronómico, es mejor sentarse y que te vayan sacando platos sin saber los que están en el menú.
Baste decir sobre el argumento que dos amigos que se conocen desde que de niños coincidieron en un internado (Álvaro, escritor de éxito de novela negra y creador del asesino Suso –a quien no he podido evitar poner la cara del propio Gellida– y Mateo, crucigramista que sobrevive como puede y mal) van a reencontrarse tras un huevo de años sin verse. Mateo llama a Álvaro para que, por lo que más quiera, haga el favor de desplazarse hasta Urueña con urgencia, suplicando por ello y sin darle más explicaciones. ¿Qué será eso tan urgente? Pues hasta aquí voy a contar.
El libro va a alternar el presente, narrado en primera persona por Álvaro, con el pasado, narrado por Mateo, también en primera persona.
Como siempre, el autor se esmera en dotar de una tridimensionalidad palpable a cada personaje, por muy secundario que puede llegar a ser, de darles una motivación y una profundidad que les llena de una credibilidad absoluta en la que no chirríe nada ni por exceso ni por defecto, de ambientar y detallar escenas y escenarios sin aburrirte con tonterías innecesarias y de construir una trama sólida y capaz de generar sorpresa en el lector.
Es este un libro que mezcla el thriller y el noir, distinto de lo que suele escribir Gellida, pero igualmente entretenido, disfrutable y adictivo. Ya lo he dicho antes: en dos días me lo he cepillado. Esta es una de esas raras, rarísimas veces, en las que una faja acierta, aunque yo corregiría, porque no se puede ser tan absolutista: César Pérez Gellida es, probablemente, el mejor autor de novela negra de España, aunque en esta ocasión estemos más ante un thriller.
E insisto en repetir, por si esto llega a leerlo el autor: ojalá sea el inicio de otra bilogía, o trilogía o lo que quiera.
Hola me he comprado esta semana nos crecen los enanos y hoy me entero por mi cuñada que es antes había que leer astillas en la piel
No había leído nada de este autor , y ya he leído unas 200 páginas ahora no sé si debería aparcarlo y comprar el primero
Me podías aconsejar ?