¡Pero mira que es pesado el tal Anticristo empeñándose en enviar a su semilla aquí con los mortales! Si como en el Infierno en ningún sitio. Y seguro que hace menos calor que aquí ahora mismo, en plena ola de calor al escribir esto. ¡¿Cuántas veces lo ha intentado ya en cómics, películas, libros…?! (Sin ir más lejos estos días se puede ver la adaptación televisiva de los Buenos Presagios de Gaiman y Pratchett). Cierto que alguna vez ha tenido éxito, pero creo que son más las veces que ha fracasado. ¿No?
Pues por mí que siga intentándolo porque este ¿subgénero? es de mis favoritos si se hace bien, poco a poco y sin prisas, cociendo y enriqueciendo, sin abusar de tópicos, rindiendo homenajes, cogiendo las cosas esenciales y justas y aportando pizcas de originalidad para leer algo que sea parecido a algo ya visto, pero a la vez completamente nuevo. Es difícil, lo sé, pero no imposible, así que me quito el sombrero que nunca he tenido y dudo que vaya a tener alguna vez, ante este Babyteeth.
Este tomo recopila los primeros cinco números de la colección en los que Sadie, mediante un enorme vistazo atrás, se graba con el móvil para intentar explicar a su hijo lo que le ha sucedido en el último año, desde que, con dieciséis años se quedó embarazada y dio a luz. Desde que Clark nace (así decide llamarlo por ser el nombre civil de cierto superhéroe, aunque el padre de Sadie crea que es por su abuelo) la chica comprende que algo no va bien. Los terremotos ya fueron una pista. Más adelante, aunque no voy a destripar nada, Sadie confirmará que su hijo no es normal, pero es su hijo y va a defenderlo de cuantas antiquísimas organizaciones secretas y sicarios más pirados que el Joker (y solo hemos visto la puntita) quieran acabar con él, porque eso es lo que hace una madre.
Por suerte, Sadie cuenta con su familia, de la que de momento solo tenemos unas pinceladas (padre piloto y hermana mayor problemática y amante de las broncas), pero que la apoyarán como si les fuera la vida en ello. Y ojo, he dicho pocas pinceladas, pero la verdad es que solo con eso ya tenemos lo suficiente como para hacernos una ligera idea de por dónde van los tiros y ponernos en el mapa. Ah, y también habrá gente a la que le interese que al bebé no le pase nada. Y un mapache infernal, que por ahora no ha abierto la boca pero al que tampoco le hace falta llevar una metralleta.
Babyteeth es diversión asegurada, refrescante, sucia y con momentos gamberros, pero sin pasarse, que no es Garth Ennis (y eso que tiene algún momento a lo Predicador) el que lleva el timón, aunque todo hace presagiar que salvajismos habrá (¡sí, sí, por Dios o por Satán!) en futuros tomos. Es una lectura muy entretenida, con un ritmo perfecto, con unos finales de capítulo que te dejan el culo torcido y un tono directo, casi íntimo, y muy agradable, en la que se nos ha hecho una presentación y un echar a rodar correcto, atractivo, impactante y original, que va a tener, espero, mucha, pero que muchísima mandanga a desarrollar.
El dibujo es muy cinematográfico, con viñetas a ratos realistas y a ratos algo más sucio, pero cumple con creces, encaja con el tono oscuro de la trama y logra que el resultado global sea más que satisfactorio.
Lo dicho, pues. Un cómic que se hace corto y del que espero tener en mis manos pronto la continuación. Un cómic que a priori debería clasificarse en el género de terror pero que, sinceramente, no me atrevo a hacerlo. Y es que parece que del tema del Anticristo, aún queda mucha chicha y pueden sacarse cosas nuevas y a la vez respetuosas con ciertas bases.
Quiero más y lo quiero pronto. Y con eso está todo dicho. En justo 666 palabras.