Reseña del cómic “Bad mother”, de Christa Faust y Mike Deodato Jr.
Lo más jodido de hacer una reseña suele ser el principio. Una vez que sabes cómo empezarla lo demás suele venir rodado. Esto es así (frase rancia donde las haya pero muy definitoria) y hay que afrontarlo.
Sin embargo, con este cómic tenía hasta tres maneras de enfocar el comienzo y eso solo quiere decir cosas muy buenas. Lo he disfrutado como un gorrino en el fango, para que voy a andarme con florituras tras el recital de poesía en forma de tebeo que me acabo de echar al coleto. Porque otra cosa no, pero calificativos y expresiones como puta, hijadeputa, mamón, zorra, cojones, hostia y más puta y más zorra alimentan los bocadillos de la fauna que puebla estas viñetas. ¡Y me encanta que así sea! ¡Joder, que así es la vida, así hablan las personas!
Pero al grano. Supongo que todos hemos visto Venganza (Taken). Esa en la que Liam Neeson se convierte a sus cincuenta y seis tacos en héroe de acción para liberar a su hija secuestrada por una mafia dedicada a la trata de blancas. Una peli bien maja, por cierto, aunque con algunos fallos de guion (no me creo que unas adolescentes en 2008 sean tan fans de un grupo como U2 como para seguir a estos en su gira europea), pero muy entretenida.
A lo que iba, que me enrollo. Pues el argumento de Bad mother es básicamente el de Venganza, pero en la versión femenina y con una prota bastante más joven que Neeson. Aunque en la peli lo que prima son las peleas y escenas de acción, en este cómic vamos a tener mucha más maña que fuerza. Tiene también sus buenos fostiales, sí, sobre todo entre gatas, pues el malo maloso, al que le da igual matar a ocho que a ochenta sin vacilar, es una mujer.
La prota, April, es una ama de casa (o eso creo porque en las páginas del cómic no se deduce otra cosa), madre de dos hijos, con una vida aburrida y no muy satisfactoria, a la que ya en las primeras viñetas vemos cómo desiste de comprarse un pantalón por no encontrar de su talla para luego ir al súper a comprar zumos para adelgazar aunque no esté, en mi opinión, nada mal. Su marido está de viaje justo cuando su hija desaparece y la policía no le hace mucho caso (lo típico, Y FALSO, de que si no pasan 48 horas no es desaparición y blablablá…) Así pues, le toca a ella desfacer el entuerto y recuperar a su gatita y nosotros vamos a estar de su parte desde el principio. Claro que sí.
Lo dicho. Bad mother es una buena historia y el dibujo es soberbio, brillante, con detalle, con realismo, de estilo sucio y un arte que usa toda la paleta de color con acierto.
Se dan también momentos jocosos, para nosotros que lo vemos, no para los que lo sufren en sus carnes, que relajan algo la tensión.
¿Cómo decirlo para convenceros? Es un cómic que Tarantino podría rodar perfectamente sin cambiar nada de nada. (Bueno, seguramente añadiría más sangre, algún motherfucker más, por si nos hemos quedado cortos, y unos cuantos planos de pies). ¡Pero si se podría decir que casi estamos ante un storyboard! ¡Quentin, ojo a esto, que te lo dan mascadito!
En el lomo figura el número 1, por lo que es de suponer que habrá más números. Y no sé cómo seguirá la historia porque el cómic deja todo cerrado y atado y bien atado. Pero me alegro si hay más números en un futuro. Será una serie que seguiré encantado.
Christa Faust, ¡qué jefa!, ha conseguido que quiera leer más cosas de ella, y, por lo pronto, ya me he agenciado su novela A la cara.
Leed este tebeón de género negro. No os arrepentiréis.