Hay que admitir que para ser guionista de los cómics de Batman (y cuando digo Batman en este caso me refiero a todo aquel personaje relacionado con su vastísimo y peculiar universo) hay que tener más que imaginación. Seguramente hay que fumar mierda de la buena. Con regularidad. Una mierda potente que te abra todos los rincones oscuros de la mente y visualizar caminos insospechadamente inexplorados. También puedes ir por el camino trillado o fumar la misma mierda y que el resultado final sea un mal viaje, porque de todo hay, y entre la fauna guionista también.
Sin embargo, parece que Snyder tiene una flor en el culo. Triunfó con la espléndida American Vampire codeándose con el mismísimo tito King y desde entonces se ha encargado de varias series de DC (Batman, Superman, La cosa del pantano) aunque no todas con el mismo éxito (ejem… esas oscuridades metálicas…) y es difícil no ver su nombre en alguna de las infinitas series dedicadas al murciélago.
Pero lo dicho. Volviendo al fumeteo de mierdas. Esta historia debe de ser producto de ello porque es cojonuda. Rara, aborbente, intrigante y cojonuda. Y además, cuando la estaba leyendo me venían a la cabeza, aún no sé porqué, alguna de las historias que Frank Miller había guionizado para el Caballero Oscuro.
El caso es que me gusta que el narrador sea el Joker. Que todo empiece con un extraño caso que Batman lleva investigando un año, más o menos. Que caiga en una trampa. Que despierte en Arkham veinte años después y le hagan dudar de su identidad queriendo borrar su doble vida. Que no lo consigan y que cuando salga descubra un mundo postapocalíptico, todo arena, muy a lo Mad Max, y colgada de una farola la cabeza parlante, como salida de los episodios de Futurama, del príncipe payaso. Juntos recorrerán un camino para averiguar qué es lo que le ha sucedido al mundo durante el tiempo que Bruce Wayne ha estado ausente.
Tengo que morderme la lengua para no destripar nada, y eso que ya he contado demasiado, pero es que de verdad, creedme, merece la pena descubrir todo lo que sucede por uno mismo, acudiendo de vacío a la lectura de este cómic. Ni siquiera deberíais haber leído hasta aquí, pero claro, entonces pude que ni os plantearais leerlo.
“Y así fue como partimos, Batman y yo, hacia sitios desconocidos… para compartir una última aventura.”
Muchas sorpresas, todas para bien, nos depara este breve, pero intenso y a la vez cautivador, tomo inicial, y muchas son las incógnitas, inquietudes y ganas de saber más que nos deja al llegar a la última página. Es un principio prometedor. Muy prometedor. Un primer libro que sienta las bases del escenario en el que vamos a jugar, y avanza un poco más. El partido no ha hecho sino comenzar y estoy convencido de que Snyder nos tiene reservadas un montón de sorpresas de las de torcer culos y unas cuantas extravaganzas más fuera de todo canon que asumiremos con facilidad. Porque cuando una historia está bien contada y elaborada es más fácil que te entre y te la creas, y esta cumple con eso.
Así que, amigos de Batman y de lo postapocalíptico, acompañad a esa extraña pareja en su periplo hacia no se sabe dónde y disfrutad. Puede que el destino al final no sea el esperado, no lo sabremos hasta llegar, pero lo importante habrá sido el viaje, como viene ocurriendo desde tiempos de Ulises, y, de momento, el viaje está siendo de lo más entretenido.
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