Después de los relatos de E. A. Poe y de Miguel Strogoff, creo que las siguientes lecturas que hice por iniciativa propia, allá por los inconscientemente felices y prepandémicos años de BUP e influenciado por un amigo, fueron las de Stephen King. Eran los tiempos en los que King no solo escribía de puta madre (como sigue haciendo ahora), sino que terminaba sus historias bien, de forma coherente, sin metáforas chorronas o simbolismos que empañaran el resultado final de sus libros y restaran puntos de calidad al global de la obra.
Todo esto no viene a cuento porque sí, que bien podría ser el caso, sino porque al leer el nuevo libro de la ya consolidada editorial La biblioteca de Carfax uno no puede evitar pensar en otro icónico libro protagonizado por un perro: Cujo. Por supuesto, las diferencias son inmediatas una vez que uno emprende la lectura, pero la idea de “perro malo” está presente en ambos. Si bien Cujo era un enorme San Bernardo, pacífico, juguetón y querido por todo el vecindario y al que la rabia le convierte en un despiadado asesino, Baxter es un bull terrier asocial que en un momento dado decide que merece una vida mejor.
“Es posible que todos los humanos sean así, pero me cuesta creerlo. Tiene que haber algunos que vean el mundo como yo, que no conozcan el amor ni el miedo. Creo que puedo encontrar a alguien así. “
Es difícil no empatizar con Baxter. Entendemos sus pensamientos caninos sobre los humanos, pensamientos llenos de su particular lógica, sembrados de humor, inteligencia, pero también, en bastantes ocasiones, terroríficos.
“Creo que el único motivo por el que han llegado a ser la especie dominante es porque hay muchos. No existe otra explicación. Son tan torpes y están tan indefensos…”
Baxter busca un dueño con el que poder ser dueño de su propia vida. Un dueño digno, que le respete y al que respetar. Y eso no es nada fácil cuando el perro es capaz de matar y no solo de matar, sino de pensar lo suficiente como para hacerlo con premeditación y que nadie sospeche de él. “Que parezca un accidente” que decían por ahí…
La narración es tremendamente ágil, original y adictiva. La mayor parte del libro está contada desde el punto de vista de Baxter, pero también se van alternando con los de aquellos que tienen un mayor contacto con el perro. Y ahí está la magia de Ken Greenhall al permitirnos conocer con tanto detalle la mente del animal. A pesar de todo lo que ha ido haciendo Baxter no se le puede odiar o, al menos no todo el rato. La vida de este perro no es nada fácil si bullen en su interior tantas reflexiones y ambiciones, tantos análisis olfativos y tanta capacidad de observación sobre los humanos que le rodean. Porque esa es otra… Telita con los humanos con los que le toca compartir páginas. Decir raros es quedarse poco al leer sus pensamientos, sobre todo cuando conozcamos al chaval fan de Hitler, de Eva y de los búnkeres.
Baxter es un libro que no se puede dejar de leer. Una prosa fácil y enganchante, un argumento con tensión creciente que sabes que va a acabar mal, y un final magistral que sorprende pero que debería haber sabido que llegaría convierten a este libro en un imprescindible del género que conjuga humor negro, filosofía animal y terror con mucho acierto.