Reseña del cómic “Becky Riot”, de Mariano Pardo
Ya dije alguna vez que los cómics con formato apaisado suelen ser sinónimo de éxito. Este de hoy, que no solo es apaisado sino también gigante (29 x 21 cm), no ha sido una excepción. El porqué de este formato se me escapa (y más para la primera obra de un autor), ya que bien podía contarse lo mismo que se nos cuenta con un formato tradicional, pero así se ha decidido, y por mí, ningún problema.
Rebeca es una chica gorda de 17 años, con la cara toda todita llena de granos, no estudia, suspende todas, es una marginada en el instituto y sus padres están en pleno divorcio. Un día ve un vídeo de las Pussy Riot y decide encapucharse como ellas, porque siente que su voz no se escucha ni en su casa ni el instituto. Se compra un pasamontañas, se hace llamar Becky Riot y planea un acto de protesta contra profesores, compañeros e instituto en general. La poli confundirá su performance con un atentado terrorista y la detendrán a ella y a sus padres.
A partir de entonces Becky, espoleada por su madre, y más perdida que un daltónico haciendo el cubo de Rubik, tendrá que crecer como persona, repetir el curso, luchar contra el fracaso y la presión por encajar, afrontar primeras experiencias laborales y sexuales y, en general, lo que viene siendo… vivir y luchar la vida desde un prisma realista y agridulce pero en el que sí se va a observar una evolución en el planteamiento de nuestra protagonista.
Poco a poco veremos como Becky conoce a otro adolescente inadaptado del que se hará amigo y con el que se identificará y compartirá muchos momentos hasta que las circunstancias de la vida los lleven por caminos distintos.
Los videochats, los alimentos ultraprocesados, la estética, la hierba, el viaje de fin de curso, los tatuajes, Willem Dafoe (¡qué grima de perro, joder!), incluso los fantasmas tienen cabida en este pedazo de vida que se nos muestra de Becky.
Becky Riot es un cómic de madurez narrado de forma episódica pero continua a lo largo de ocho capítulos, con momentos de lectura agradable con otros que a algún lector finolis puede no parecérselo tanto (aunque a mí me han encantado todos los momentos escatológicos).
He disfrutado el dibujo, muy pop, con un color rosa asalmonado en todas las páginas (y de estilo feísta he leído por ahí, aunque a mí no me lo parece) y la historia, contada de una manera fresca y desenfadada de forma que Mariano Pardo ha irrumpido con la fuerza de un adolescente y ha realizado un cómic salvaje, pero impecable y muy fácil de leer. Un cómic que se lee con gusto, que atrapa y que te deja con ganas de saber. ¿Qué va a ser de Becky en adelante? ¿Habrá madurado del todo o algún revés de la vida le hará volver a coger el pasamontañas? ¿Se animará a volver al gimnasio al que entró, vio y salió? Cuando quieres saber más de un personaje, ya sea en libros o en cómic, es porque ese personaje merece la pena.
En definitiva Becky Riot es un cómic muy disfrutable en el que casi todos empatizaremos con Becky y volveremos a esos años de infierno que para la mayoría suelen ser los de la adolescencia, sufriremos con sus penas y gozaremos con sus escasas alegrías.
Como la puta vida misma.