Reseña del libro “Black Water Sister”, de Zen Cho
El otro día escuchaba un podcast en el que se hablaba de lo fácil que es caer en el uso de estructuras anglosajonas a la hora de escribir, y que esto se debía a que muchos de nosotros hemos crecido precisamente con obras estadounidenses cuyas traducciones han respetado esas estructuras. Y también se hablaba en ese podcast de que muchos autores, aparte de dejar ver este hecho en su lenguaje, lo hacen a través de los lugares en los que ambientan sus historias. Y con esta reseña quiero reivindicar que no hace falta tener un pseudónimo inglés para triunfar ni, por supuesto, ambientar un libro de asesinatos en Wisconsin ni uno de fantasía urbana en Nueva York.
Las editoriales están apostando cada vez más por otras voces y por otros registros, y es el caso de Minotauro que esta vez nos ha traído a Zen Cho y a su libro Black Sister Water, ambientado ni más ni menos que en Malasia.
Como resumen rápido te diré que este libro cuenta la historia de una chica que vuelve a Malasia, su país de origen, y que allí descubre que su abuela, muerta, se comunica con ella. Como resumen largo…
Como resumen largo te diré que esta historia es muchísimo más que eso. Seguramente hayas pensado «oh, qué tierno, su abuela muerta tiene un mensaje para ella». Bueno, sí y no. Tiene un mensaje, y también una misión. Pero nada tierno, todo lo contrario: la usa para ajustar cuentas con un magnate de los negocios y para ello no duda en amenazarla una y otra vez. Zen Cho nos trae así una historia oscura, repleta de fantasmas y acción y también de mucha reivindicación social con un mensaje muy potente, y es que la protagonista tiene que convivir con la idea de una sociedad heternormativa que no la deja ser cómo ella realmente es. Y no penséis que este detalle está metido con calzador, ni muchísimo menos. Es un pilar imprescindible de la novela que hace que sea redonda.
Pero la autora todavía va mucho más allá. A veces me ha dado la sensación de que estaba ante una novela de terror paranormal, porque me he encontrado con algunas escenas que han hecho que se me pusiera la carne de gallina. Sin embargo, este hecho, lejos de hacer que quisiera separarme del libro —yo, que soy la persona más cagona del mundo—, contribuyó a que tuviera que quedarme leyendo hasta bien tarde para terminarlo.
Black Sister Water me ha sorprendido sobre todo por su originalidad. Es una novela oscura, con muchísimos matices y personajes muy bien desarrollados. También es adictiva: la autora sabe llevar al lector de una manera que da la sensación de ir cogido de la mano. Y eso no es lo que más me ha gustado. Lo que más me ha encandilado de esta historia es el hecho de que la autora haya cogido una cultura tan especial como es la malaya y la haya convertido en una trama que a todos nos resultará familiar, como si no fuera la primera vez (como es mi caso) que leemos sobre ella. Conseguir eso me parece algo complicadísimo, porque lo fácil habría sido incurrir en el error de sobreexplicar, de dar más datos de los necesarios y, por lo tanto de aburrir al lector.
Solo tengo palabras buenas para esta historia. Para esta historia, para la autora y para la editorial. Y, por supuesto, para el traductor, Víctor Ruiz Aldana, que ha hecho un trabajo magnífico. Y no puede ser de otra forma, porque gracias a ellos hoy puedo estar hablando de una obra que nada tiene que ver con todos los libros de referencias anglosajonas que llenan las librerías y que, a veces, acaparan demasiado espacio.