A estas horas de la noche, que ya estoy en la cama intentado desconectar para el día siguiente, me gusta repasar un poco las redes sociales. He llegado a las stories de una amiga de la universidad en las que hablaba de la gordofobia. Decía que ella de pequeña lo había pasado muy mal porque en el colegio se burlaban de ella por estar gorda. También por ser mexicana. Por ser friki. Por hablar diferente. Por vestir diferente. Por ser ella misma.
En ese momento, lejos de desconectar y empezar a conciliar el sueño, he ido corriendo a por el ordenador para hacer esta reseña. En realidad la iba a hacer mañana, pero este es el momento perfecto, porque el tema de este libro está muy relacionado con todo esto de lo que mi amiga hablaba en Instagram.
Y es que hoy voy a reseñar Bullying: secuelas del pasado. Así que ya os podéis imaginar la relación tan solo leyendo el título. Me pasó algo curioso con esta novela: cuando leí ese título en mi cabeza se formó una idea sobre lo que yo me iba a encontrar dentro de ella. Pensé que iba a ser la historia de un chico o una chica que lo estaba pasando muy mal en el instituto, contando al lector todos los episodios vergonzosos que vivía, pero al final encontraba la manera de plantarle cara al mundo y defender sus ideales y ser feliz.
Pero no. Eso no se acerca ni lo más mínimo a lo que encontré en esta novela.
Martha es una chica como otra cualquiera, solo que sus compañeros de clase le hacen la vida imposible. En concreto hay un grupito de niñatas que no paran de meterse con ella, cualquier excusa es buena. Harta de todo ello, decide suicidarse.
Así que no, no hay final feliz, no hay reencuentro con uno mismo, no hay búsqueda de la felicidad y Hakuna Matata. Martha decide terminar con su vida porque no puede más.
Eso deja a Dennis solo ante el mundo. Su madre falleció hace unos años, su hermana se acaba de suicidar y su padre ha sufrido un trágico accidente que ha acabado con su vida. Está solo y, al ser menor, tiene que ir a un centro para niños como él, niños a los que nadie quiere y que no tienen nada en la vida. Lleva consigo el diario de su hermana, que lee cada día para enterarse de cómo era vivir en la piel de Martha. Un odio terrible le invade y decide que, poco a poco, irá terminando con todos aquellos que hicieron que Martha cogiera aquel bote de pastillas.
Emi Negre nos trae una novela cargada de intriga que juega con el lector al estar contada a dos tiempos. Por una parte encontramos la historia del Dennis adolescente, conociéndole en su época más oscura. Y, por otra parte, será Leissy, una de aquellas chicas que le hicieron la vida imposible a Martha, la que nos cuente la historia del presente.
Lo intrigante de esta historia es que en los capítulos contados con Leissy, el lector ya sabe que Dennis está detrás de todo aquello, de las amenazas y las muertes misteriosas. Pero realmente el lector no sabe quién es Dennis, ya que ninguna de las chicas lo recuerda y tiene otra identidad. Así que la misión de quien lo lee es averiguar quién es en realidad Dennis, quién de todas las personas que rodean a las chicas es el encargado de llevar a cabo esa terrible venganza.
Por eso digo que no es en absoluto lo que yo esperaba encontrarme. Como digo, pensé que esta iba a ser una historia más sobre el bullying, pero en realidad me he encontrado un thriller en el que el lector se mete de lleno intentando sacar a la luz sus buenas dotes de detective. Y os voy a decir una cosa: yo presumo mucho de leer novelas negras y de asesinatos y tiendo a averiguar rápidamente quién es el asesino. Pero en este caso no ha sido así. Tenía mis sospechas sobre un personaje en concreto y después resultó que para nada. Tendré que seguir leyendo a Agatha.
Ahora pasemos al desarrollo de los personajes. Si bien a las chicas las he visto como personajes más planos, Dennis sufre una evolución a lo largo del libro que es del todo creíble. Le conocemos de adolescente y después también de adulto (aunque sea a través de sus actos, más que como protagonista), pero aún así se puede ver la forma en la que su mente ha cambiado después de tanto tiempo y de tantas cosas vividas. Cuando vi de qué iba este libro fue lo que más me preocupó, que el autor no supiera darle vida a los años pasados por Dennis. Pero no ha sido así.
Me ha gustado especialmente la parte en la que Dennis lee el diario dejado por su hermana. Emi Negre nos transcribe literalmente las palabras de esta, como si tuviéramos delante el mismísimo diario. Y digo que me ha gustado especialmente porque no hay que perder de vista que esos textos fueron escritos hace bastantes años, por lo que el lenguaje se tiene que adaptar a aquellos tiempos y, sobre todo, que fueron escritos por una niña. Esto también me preocupaba porque los adultos tendemos a quitarle la infantilidad a las cosas. Recuerdo cuando yo estaba en el colegio y llegaba llorando a casa porque un chico me había dicho que mi camiseta estaba pasada de moda. Para mí, con diez años, aquello era un mundo. Y recuerdo perfectamente cómo le hablaba a mi madre, intentando hacerle entender que aquello era como una tragedia griega. El autor no ha olvidado esa forma infantil de transmitir los problemas y en las partes sacadas del diario de Martha lo refleja perfectamente.
Porque yo creo que el acoso es eso: el hacer daño a una persona gratuitamente. Ni siquiera se tiene que intentar dar donde más duele. Basta con que esa persona sea insegura o esté pasando por una mala racha para que unas palabras concretas en un momento determinado suponga un punto de inflexión. De todo esto habla Bullying: secuelas del pasado mientras nos entrega una trama adictiva e intrigante. Pero no olvidemos que es eso, una forma de decir que ya basta. Que todo lo que nos pasa en esta vida nos deja secuelas, algunas llegando a ser imborrables.
Hoy mi amiga hablaba de la gordofobia. Decía que, después de tantos años, le daba exactamente igual que su cuerpo no fuera el normativo. Está gorda, sí, ¿y qué? Hace deporte, come sano, es feliz, está sana. ¿Por qué alguien tendría que venir a decirle que tiene que cambiar? Desde aquí la aplaudo y me alegro de que personas como ella y como Emi Negre aporten sus granitos de arena en esta lucha contra algo tan horrible como es el Bullying.
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