En el año 2008, Fermín Solís publicó por primera vez la novela gráfica Buñuel en el laberinto de las tortugas. Esta edición, en blanco y negro, fue finalista del Premio Nacional del Cómic. Once años más tarde, la editorial Reservoir Books ha decidido volver a reeditar la obra, esta vez a todo color y con material adicional como páginas de la primera versión y apuntes del autor. ¿El motivo? El inminente estreno de la adaptación de esta novela gráfica a la gran pantalla en una película que lleva el mismo título que el libro.
Todo esto me hace especial ilusión por varios motivos. El primero es que Fermín Solís es paisano, vecino y conocido. He leído y disfrutado varios de sus cómics y hasta tengo en casa enmarcada una de sus ilustraciones. El segundo motivo es que en la adaptación del cómic al cine, además de paisanos, han trabajado varios amigos. El tercer motivo es la cantidad de premios que la película está consiguiendo: Premio del Jurado en el Animation Film festival de Los Ángeles o Premio Feroz Puerta Oscura al mejor largometraje en el Festival de Cine en Español de Málaga. Y estoy segura de que vendrán muchos más.
Otra cosa que me encanta es que un cómic que habla sobre un autor surrealista y su rodaje en tierras extremeñas esté teniendo tanto éxito. El mérito, sin duda, es de Fermín Solís y de quienes se han atrevido a adaptarlo al cine, pero creo que también es un estupenda noticia en tanto que lectores y espectadores, ¿no os parece?
Todo empieza en las calles de París, cuando una noche, el pintor y escultor Ramón Acín le dice a su amigo Buñuel, en un derroche de generosidad tan propio de la ebriedad, que si le toca la lotería él mismo le pagará su próxima película. Tuvo que cumplir su promesa, pues resultó que el premio cayó ese año en Huesca y Ramón Acín tenía una participación. Ese mismo año (1932), Buñuel se plantó con su equipo en Las Hurdes para iniciar el rodaje de un documental sobre esa España profunda, desconocida y, en cierto modo, salvaje que eran estas tierras en aquel entonces. El rodaje, como no podría ser de otro modo, resultó ser incluso más surrealista y más duro de lo que el propio Buñuel hubiese podido imaginar.
Todas estas costumbres, la forma de ser de los hurdanos, esa diferencia abismal entre el París al que estaba acostumbrado Buñuel y la realidad de los pueblos de la España profunda aparecen magistralmente retratados por Fermín Solís en Buñuel en el laberinto de las tortugas.
Ya no es solo el carácter surrealista que el autor impregna a la figura del genial Luis Buñuel, sino todo el surrealismo que acompaña a la obra y al rodaje de Las Hurdes (Tierra sin pan). Me parece un ejercicio magistral de documentación, imaginación y arte el que Fermín Solís ha llevado a cabo en este cómic. Ahora estoy deseando que se estrene la película para poder sentirme, si cabe, más orgullosa de su trabajo.
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