Cádiz a contrapelo. 1812-1978, dos constituciones en entredicho

Cádiz a contrapelo. 1812-1978, dos constituciones en entredicho, de Miguel Herrero de Miñón

Lo que me llamó la atención de este libro fue su anunciada voluntad desmitificadora, y no necesariamente su intención de desmitificar la constitución de Cádiz de 1812 sino el análisis del proceso según el cual un hito histórico deviene en mito para las generaciones siguientes y aquel que despliega el autor para lograr que deje de ser así. En el caso concreto de Cádiz a contrapelo el hito es el de la constitución de 1812, de la cual no tenía un conocimiento más que superficial y probablemente más próximo al mito que a la realidad que Miguel Herrero describe, y no es algo sobre lo que a priori sintiera la menor animadversión, más bien todo lo contrario, pero eso forma parte de mi interés por el proceso intelectual que inspira este libro: la voluntad desmitificadora no como agresión ni como desprestigio sino como voluntad de poner honestamente cada cosa en su contexto, que es, a mi modo de ver, el más valioso de los homenajes porque lo es no solo al tema objeto de investigación, sino a la verdad y por tanto a la sociedad a la que se brinda el trabajo.

Después el análisis y la extracción de consecuencias puede ser más o menos compartido, opino sinceramente que es lo de menos y especialmente en un libro como éste, erudito, más cercano a la investigación académica que a la divulgación dirigida al gran público y plagado por tanto de argumentos técnicos y referencias jurídicas que difícilmente puedo compartir ni rebatir, básicamente por desconocimiento.

Para un lector como yo, curioso pero sin formación jurídica, el libro tiene varios puntos de interés. En primer lugar el citado de la exposición de cómo la Pepa se convierte en mito y cómo de alejada de la realidad está la idealizada percepción que de ella tenemos hoy: la paradójica raíz francesa de la que se tiene por mito fundacional de la nación española precisamente por lo que tenía de reacción antifrancesa. En segundo lugar y no pese a lo dicho anteriormente sino gracias a ello, la certeza de la importantísima dimensión histórica de la constitución de 1812. En tercer lugar las reflexiones de Miguel Herrero sobre la constitución actual, sin olvidar que es uno de sus padres, por lo que tan lógica resulta su defensa de nuestra actual Carta Magna como valiosa, por idénticas razones, su asunción de la inevitabilidad de las reformas necesarias para adaptarlas a los tiempos. Aboga, eso sí, por reformas y no por revoluciones, pero acepta, en lo que parece ser una excepción entre nuestra clase política o al menos la afín a los partidos mayoritarios, que no deja de ser una herramienta y no una biblia. Y, finalmente, el descubrimiento de un personaje que se intuye extraordinario en el que Miguel Herrero no se detiene demasiado por la propia naturaleza de Cádiz a contrapelo pero sí lo suficiente como para excitar el interés en él. Hablo de Antonio Ranz Romanillos, padre de una parte muy importante la literalidad del texto en muchos casos y de su espíritu en algunos otros de la constitución de Cádiz como también lo fue de la afrancesada de Bayona, personaje importante en los dos bandos y representación por tanto de una concepción del servicio público, el compromiso y la lealtad a la patria tan extraña en este país de poses estériles, fanatismos y gritos iracundos que le hace merecedor de un estudio, un conocimiento y un reconocimiento mucho mayores de los que goza actualmente.

Andrés Barrero
andres@librosyliteratura.es
@abarreror

 

Título: Cádiz a contrapelo
Autor: Miguel Herrero de Miñón
Editorial: Galaxia Gutenberg
Páginas: 256
Fecha edición: junio 2013
ISBN: 978-84-15472-91-9

2 comentarios en «Cádiz a contrapelo. 1812-1978, dos constituciones en entredicho»

  1. Veo que ahí ha habido trabajillo intelectual para seguir a Herrero de Miñón jejejje
    El Derecho Constitucional me parece muy interesante y no descarto acercarme a este tratado que tan bien nos has presentado.

    Un saludo!

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    • Trabajillo, sí, no es el más accesible de los libros que he leído, desde luego. Pero interesante sí que es. Y luego está esa parte divertida de ver la cara de la gente cuando te ve con un libro de estos que ni son eróticos, ni tienen zombies ni nada y trata de disimular que les pareces un bicho raro 😉

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